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Datos principales
Desarrollo
CAPITULO V Comprehende la noticia del vecindario de Quito, las castas que hay en él, sus costumbres y riquezas 645 Se compone aquella ciudad de un vecindario crecido, y en este hay familias de toda distincion y noble calidad aunque no proporcionado el numero á su extension porque, á correspondencia, excede mucho la gente pobre y ordinaria; aquellas, pues, se pueden regular por las que, descendiendo de algunos conquistadores, presidentes, oidores ú otras personas de carácter que passaron de España en varios tiempos, se han conservado en su lustre enlazándose entre sí los que lo tenian y no mezclándose con la gente de nacimiento baxo ó de inferior gerarquia. 646 E1 vecindario de gente baxa ó comun puede dividirse en quatro clases, que son españoles ó blancos, mestizos, indios ó naturales y negros con sus descendientes. Este ultimo no abunda tanto á proporcion como en otros parages de las Indias, casi porque no es tan fácil su conducion como porque en general son los indios lo que se emplean en el cultivo de la tierra y demás exercicios del campo. 647 El nombre de español tiene allí distinta significacion que la de chapetón ó europeo porque propriamente dé á entender persona que desciende de españoles y no tiene alguna mezcla de sangre; muchos mestizos lo parecen en el color mas que aun los legitimos españoles por ser blancos y rubios y, assi, se consideran como tales, aunque en ralidad no lo sean. Reguladas de este modo todas las familias que gozan el privilegio del color blanco, podrá considerarse que componen como una sexta parte de aquel vecindario.
648 Los mestizos son los procreados de españoles y indios, entre quienes se deben considerar las gerarquias correspondientes á las que quedan explicadas en Cartagena entre negros y blancos, pero con la diferencia de que salen mas breves y, desde la segunda ó tercera generacion, que yá son blancos, se reputan por españoles. El color de los mestizos es obscuro, algo coloreado, o tanto como el de los mulatos, claros, esto es, en el primer grado ó la procreacion del español y indio; algunos, no obstante, son tan tostados como los mismos indios y se distinguen de estos en que les crece la barba; tambien, por el contrario, hay otros que degeneran en lo blanco y pudieran tenerse por tales si no les quedaran ciertas señas que los dan á conocer poniendo algun cuidado, las quales consisten en ser tan cerrados de frente que es muy corto el ámbito que les queda libre de pelo, pues les baxa haciendo remate desde la medianía superior hasta las cejas y, antes de llegar, se aparta y, ocupando todas las sienes, vá á finalizarse en la loba inferior de la oreja; además de esto, es áspero su caballo, lacio, gruesso y muy renegrido. La nariz, pequeña, delgada y con una ligera eminencia en el huesso, desde la qual, aunque sigue puntiaguda, se encorva algo, y queda inclinada la punta acia el labio superior. Estas señales, no menos que la de algunas manchas oscuras en el cuerpo, son constantes, y dificil por ellos el que se oculte lo que el color disimula. Puedense computar como por una tercera parte del vecindario las familias de mestizos.
649 En el tercer lugar entran los indios, que componen como otra tercera parte; y lo restante, que es como una sexta parte, la completa gente de castas. En estas cuatro clases podrá contener aquella ciudad, segun el computo mas prudente hecho por las que pertenecen á cada parroquia, de 50 á 60 mil personas de todas edades, sexos y calidades. 650 Bien se dexa concebir que, entre estas quatro especies de gentes, es la española de mayor gerarquia, pero, assimismo, es á proporcion la mas infeliz, pobre y mísera porque los hombres no se acomodan á ninguno de los exercicios mecanicos, concibiendo en ello desdoro de su calidad, la qual consiste en no ser negros, pardos ni tostados. Los mestizos, menos presumptuossos, se dedican á los artes y oficios, y, aun entre ellos, escogen los de mas estimacion, como son pintores, escultores, plateros y otros de esta clase, dexando aquellos que consideren no de tanto lucimiento para los indios. En todos trabajan con perfeccion, y con particularidad en la pintura y escultura. En la primera fue célebre un mestizo nombrado Miguel de Santiago, y de él se conserven con grande estimacion algunas obras, y otras de su mano passaron hasta á Roma, donde tambien la merecieron. Imitan qualquier cosa estrangera con mucha facilidad y perfeccion por ser el exercicio de la copia propio para su genio y flema. Hacese aún mas digno de admiracion el que perfeccionen lo que trabajan por carecer de toda suerte de instrumentos adequados para ella.
Incurren en el defecto de la pereza y floxedad, la qual los predomina con extremo, y assi abandonan las obras para estar ociosos de una en otra calle todo el dia. La misma propiedad concurre en los indios, que tienen las exercicios de zapateros, albañiles, texedores y otros; entre estos ultimos, son los mas razonables y despiertos los barberos y sangradores, en cuyo arte son tan diestros como los mejores de Europa. Es tanta la pereza en ellos que muchas veces es preciso, para conseguir un par de zapatos al cabo de mucho tiempo de haverlos mandado hacer, coger al indio, darle los materiales y encerrarlo hasta que lo acabe, no contribuyendo poco á este descuido el estilo que allí tienen de percibir adelantado el importe de la obra; con que, tomandolo el indio, lo vá empleando en chicha, y dura en él la embriaguez quanto el dinero, que despues no es facil resarcir sino en hechuras. 651 En quanto al vestuario, no dexa de observarse alguna diferencia respeto del que se estila en España, y esta es menor en los hombres que en las mugeres. Consiste, pues, en que, quando usan el trage de capa, lo acompañan con una casaca larga que las llega hasta los rodillas, con manga ajustada, abierta por los costados, sin pliegues y llena por todas las costuras del cuerpo, y mangas de ojales y botones á dos bandos que les sirven de adorno; en lo restante, la gente de forma viste ostentosamente, y no son entre esta menos comunes las telas de oro y plata que los paños muy finos y otros generos de seda y lana.
652 El vestuario de los mestizos es todo él azul y de paño de la tierra; y aunque los españoles de baxa esfera procuran distinguirse de ellos á bien por el color ó por la calidad, lo comun es que entre unos y otros haya poca diferencia. 653 Si algun vestuario puede parecer singular, será por lo corto y pobre el de los indios pues consiste en unos calzones de lienzo blancos, ó yá del criollo, que se fabrica allí de algodón, ó yá de alguno de los que se llevan de Europa. Estos les llegan hasta la mitad de la pantorrilla y quedan sueltos por abaxo, donde las guarnecen con un encaxe correspondiente á la tela. La mayor parte no usa camisa, y cubren la desnudez del cuerpo con una camiseta de algodón, que assi en grandes como en chicos es negra, texida por las indias para este intento; su hechura es como un costal con tres aberturas en el fondo opuesto á la boca, una en medio, por donde sacan la cabeza, y dos en las esquinas, para los brazos, y, quedando estos desnudos, les tapa el cuerpo hasta las rodillas. Despues ponen un capisayo, que es una manta de xerga con un agugero en medio, por donde entran la cabeza, y un sombrero de los que se fabrican allí, con lo qual quedan finalizadas todas sus galas, de que no se despojan aun para dormir y, sin mudar de trage ni acrecentarla sin cubrir las piernas con ropa alguna ni calzarse los pies, caminan en los parages frios no menos que en los calientes. 654 Los indios, que gozan alguna mas conveniencia, y particularmente los barberos y sangradores, se distinguen en algo de los otros porque hacen los calzones de un lienzo delgado; usan camisa aunque sin mangas, y del cuello de esta sale para á fuera un encage de quatro dedos ó mas de ancho, que dá vuelta todo al rededor y cae sobre la camiseta negra, tanto en el pecho como sobre los hombros y espaldas, á manera de babador; usan zapatos con hevillas de plata ú oro pero no medias ni otra cosa que cubra la pierna; y en lugar de capisayo, llevan capa, que muchos pueden costear de paño fino y frangearla con galones de oro ó plata.
. 655 El vestuario que usan las señoras de distincion consiste en un faldellín, como queda yá explicado en las noticias de Guayaquil. En lo superior del cuerpo, la camisa y tal vez un jubon de encaxes desabrochado, y un rebozo de bayeta que lo tapa todo y no tiene otra circunstancia que vara y media de este tela, en la qual se lian sin otra hechura que como se cortó la pieza; gastan muchos encages en todas sus vestiduras y telas costosas en los adornos ó guarniciones de las que tienen de lucimiento. El peynado que acostumbran es de trenzas, de las quales forman una especie de rodete, haciendo cruzado con ellas en la parte posterior, y baxa de la cabeza; despues dan dos vueltas con una cinta de tela, que llaman baleca, al rededor de ella por las sienes formando un lazo de sus puntas en uno de los lados, el qual acompañan con diamantes y flores, y queda muy ayroso el tocado. Usan de manto algunas veces para ir á la iglesia y basquiña redonda, aunque lo mas regular es ir con rebozo. 656 No se distinguen las mestizas de las españolas en el trage mas que en la calidad de las tales y en que aquellas, que son pobres, andan descalzas, lo que se nota igualmente en muchos hombres de esta casta. 657 Dos suertes de vestuarios usan las indias, ambos no menos abreviados que los de los hombres de su especie porque las mugeres de los que gozan algun mas descanso y las chinas, que assi llaman á las indias mozas solteras criadas de las casas y conventos de monjas, se visten con una especie de enaguas muy cortas y un rebozo, todo de bayeta de la tierra.
Las indias comunes se reducen á un saco de la misma hechura y tala que las camisetas de los indios y le llaman anaco, el qual prenden en los hombros con dos alfileres, á que dan el nombre de tupu y, corrompido, topo. Se diferencia unicamente de la camiseta en ser algo mas largo y les alcanza al principio de la pantorrilla; despues se faxan la cintura y, en lugar de rebozo, ponen al cuello otro paño de la misma tela y color negro llamado lliclla, con lo que, queda concluida su vestimenta y desnudos de ella los brazos y piernas. 658 De otra tercera especie usan las cazicas, mugeres de los alcaldes mayores, governadores ú otras que se distinguen de las indias ordinarias. Esta es compuesta de las dos antecedentes y se reduce á unas polleras de bayeta, guarnecidas por el ruedo con cintas de seda; sobre ellas ponen en lugar de anaco otro ropage negro que llaman acso, el qual cae desde el pescuezo; está abierto por un costado, plegado de arriba abaxo y ceñido con una faxa de cintura, de modo que no cruza como el faldellin. En lugar de la lliclla pequeña que llevan pendiente de los hombros las indias ordinarias, se ponen otra mucho mas grande, toda plegada, que las cuelga desde el pescuezo hasta casi el ruedo de las polleras. Esta la asseguran en el pecho con un punzón grande de plata, llamado tambien tupu, como los del anaco. En la cabeza se ponen un paño blanco dados distintos dobleces, cuya extremidad las queda colgando por detrás; llamanle colla y lo usan por adorno y distintivo, sirviendoles assimismo para defensa del sol, y aumentan el señorío con el calzado.
Assi, este trage como el que usan las demás indias y indios es el mismo que acostumbraban en el tiempo los ingas, y por él se diferenciaban los que eran de distincion de los demás. Los caziques no usan hoy otro que el de los mestizos, esto es, capa y sombrero, y andan calzados, siendo esta toda la diferencia de ellos á los indios vulgares. 659 L a estatura de los hombres, assi en la gente de forma como españoles, es de una buena proporcion, bien hechos los cuerpos y de presencia ayrosa y agradable. Los mestizos son, assimismo, bien apersonados, su estatura, mas que mediana, y fornidos. Los indios y indias, no muy altos, bien formados en todas las proporciones de su cuerpo, rehechos y forzudos; reparese, no obstante, en ellos abundar mucho los imperfectos, unos por ser de irregulares y monstruosos cuerpos en lo pequeño, otros por salir insensatos, mudos y ciegos y otros con la falta de algun miembro. Tienen la cabeza muy poblada de cabello, no lo cortan nunca y acostumbran traerlo siempre suelto, sin atarlo ni recogerlo, aun para dormir; las indias lo envuelven en un cinta y hacen á manera de dragona, pero desde la medianía del craneo acia adelante lo echan sobre la frente y cortan desde la una oreja hasta la otra á la altura de las cejas, á lo qual llaman el urcu, y significa en castellano el cerro. Assi lo mantienen continuamente, y es para ellos la mayor ofensa que se les puede hacer el cortarles el pelo, lo mismo á indio que á india; tienenlo por afrenta y cosa injuriosa, de modo que, no quexandose de ningun castigo corporal que en ellos executen sus amos, no les perdonan este; assi, solo está permitido el imponerselo como pena en delitos graves.
El color del pelo es negro obscuro, muy lacio, áspero y tan gruesso como menudas cerdas de caballo. Para diferenciarse de ellos los mestizos, se lo cortan todos, lo que no es regular en las mugeres de la misma especie. Los indios son por naturaleza lampiños, y lo mas que suele suceder, guando llegan á crecida edad, es que les salga tal ó qual pelo en la barba, pero tan cortos y raros que nunca necessitan cortarlos, y ni á ellos ni á las indias les crece el bello como era regular, despues que llegan á la edad de pubertad. 660 La juventud distinguida de aquel país dedica sus primeros años al estudio de philosophia, theologia, y algunos passan á las leyes aunque no hayan de hacer profession de ellas. Assi, son todos capaces en estas facultades pero muy cortos en las noticias politicas, en las historicas y en las otras ciencias naturales que contribuyen al mayor cultivo de los entendimientos ó que los ilustran y conducen á un cierto grado de perfeccion, á que no pueden llegar quando carecen de tales luces, lo qual nace de la poca comunicacion que tienen con las personas que pudieran instruirlos en ellas, pues las que transitan por causa del comercio por aquellos parages no son á proposito para subministrarselas; con que, aquellos entendimientos, aunque con el cultivo de siete ó mas años de escuela, siempre quedan desnudos del conocimiento de las demás facultades. Son sutiles de ingenio y propios para el estudio porque posseen clara comprehension y con poco trabajo se hacen dueños de los que se les enseña.
661 En las mugeres de distincion luce, con el buen parecer de que no carecen, el agrado, prenda que es generalmente comun á este sexo en todas las Indias; al abrigo de ellas se crian los hijos con mucho engreimiento, y el inmoderado amor que les manifiestan passa hasta el extremo de dissimularles los vicios en que la juventud se menoscaba, y las buenas costumbres pierden su debido lugar en el assiento de la razon; no solo les dissimulan por sí los yerros de la mocedad pero sirven de manto ó estorvo para que no lleguen al conocimiento de los padres ó para que no los puedan estos corregir. 662 Se nota en aquel país que abunda mas en él el sexo femenino que el masculino y es esto mas reparable de no haver allí el extravío ó ausencia de hombres que es regular en los de Europa. Suelen verse las familiasmcargadas de mugeres y ser raros los varones. Assimismo, la naturaleza de los hombres, por lo regular entre la gente criada con regalo, es endeble desde los 30 años en adelante; al contrario, las mugeres mantienen mas salud y robustez. Puede contribuir el clima, y pueden coadyubar los alimentos, pero yo atribuyo la causa principal al excesso de entregarse desde una edad muy corta á la sensualidad, de que proviene que, descaeciendo el vigor de los estomagos, no tengan fortaleza para hacer la digestion, y muchos vuelvan la comida á media hora ó una despues de haverla tomado diariamente, ó bien por la costumbre que ha hecho á ello la naturaleza ó por medio de algun artificio, y el dia que no lo hacen, les resulta quebranto en su salud.
No obstante, aunque cargados de achaques, viven un tiempo regular, y se ven muchos de edad crecida. 663 El unico exercicio en que se emplean las personas de distincion que no se inclinaron á la Iglesia es visitar entre año sus haciendas ó chacaras, y en ellas passan todo el tiempo de las cosechas, siendo muy raros los que se aplican al comercio, y regular que este lo hagan los chapetones ó europeos, que son los que lo mantienen y viajan; pero, con todo, dentro de la ciudad se ven tiendas de mercaderias y otros frutos de algunos españoles y mestizos. 664 La falta de ocupaciones en que estar decentemente exercitados, la floxedad y pereza connatural á sus genios y la ninguna educacion con que se cria la gente vulgar los conduce con la ociosidad á la establecida costumbre, general en todas las Indias, de los bayles ó fandangos. Estos son en Quito mucho mas licenciosos y frequentes, las liviandades llegan á un extremo que se hace aun el imaginarlo abominable y el desorden es á correspondencia. Semejantes funciones, en que de ningun modo debe considerarse comprehendida la gente de lustre porque sería ofenderles injustamente, se celebran con abundancia de aguardiente de cañas y chicha preparada con algun dulce, cuyos efectos vienen á parar en un total desconcierto. 665 La bebida del aguardiente de cañas es allí muy comun entre todos, con la diferencia de usarlo las personas decentes con moderacion y por lo regular en los convites, bebiendolo hecho mistelas; pero prefieren esto al vino, el qual dicen que les es dañoso.
Los chapetones se acostumbran también á este licor por ser el vino, que se lleva de Lima, muy caro y no abundar tanto, pero no se inclinan á el aguardiente de cañas sino al de ubas, que tambien se lleva de Lima. El desorden de esta bebida se nota entre los mestizos, y estos son los que hacen la mayor parte de su consumo porque lo beben á todas horas y no cessan mientras se hallan con dinero. Las mugeres vulgares españolas y mestizas beben, assimismo, inmoderadamente y resisten á la embriaguez mas de lo que parece natural á su sexo. 666 Es muy comun en aquel país el mate, que obtiene el mismo lugar que el té en la India oriental, aunque el methodo de tomarlo sea distinto; componese de la yerva que en toda aquella America está conocida por el nombre de yerva del Paraguay, por ser este el país que la produce. Para disponerlo, echan una porcion de ella dentro de un mate, totumo ó calabacito que tienen á proposito, el azucar proporcionado y un poco de agua fria, la suficiente para que se empape; despues lo llenan de agua hirviendo y, porque la yerva está desmenuzada, lo beben con una bombilla ó cañuto, que, dexando libre el passo á el agua, estorva el de la yerva, y, á proporcion que disminuye aquella, van echándole otra de nuevo y añadiendo azucar hasta que se hunde la yerva, que es señal de necessitar otra. Suelen echarle unas gotas de zumo de naranja agria ó de limón, olor y flores fragrantes. Usan de esta bebida lo regular de mañana en ayunas, y muchos la repiten por la tarde.
Ella puede muy bien ser saludable y provechosa pero el modo de beberla es demasiadamente desaliñado porque con una bombilla sola sorben todas las personas que hay en la compañia, tomandola uno luego que otro la acaba de quitar de la boca, y assi van dando la buelta hasta finalizar. Los chapetones entran poco en el uso de ella pero los criollos le son apassionados y, assi, quando caminan, procuran no les falte al concluir la jornada, ocasion en que por el pronto la prefieren á cualquier alimento y, hasta que ha passado rato de haverla tomado, no comen. 667 No hay vicio que no se introduzca fácilmente con la ociosidad ni ocio de donde no se origine algun vicio. ¡Quales pueden ser los que reynen en un país donde la mayor parte de su gentío no se ocupa en exercicio ni trabajo que los tenga empleados y la imaginacion divertida! Yá queda visto que la embriaguez es uno, pero no tiene menos partidarios el del juego, tan valido en aquella ciudad que aun llegan á caer en él algunas de las personas mas condecoradas y respetables por su calidad y estado, y á su imitacion toda la gente ordinaria, siempre que tienen con qué; allí pierden sus caudales los que los tienen, quedan desnudos los que entraron con alguna ropa, y hasta la de sus mugeres suele correr la misma fortuna. Muchos han querido atribuir la propension, que hay á esto en la mayor parte de las Indias, á causas en que yo no hallo fuerza alguna que lo convenza, y en su lugar soy de sentir no haver otra mas que la mucha ociosidad, en unos porque no tienen en que emplear el tiempo y en otros porque la pereza los mantiene desocupados.
668 La gente vulgar y los indios son muy propensos al hurto, o que practican con ratería, y los domesticos no están essentos de este defecto, de que proviene que los amos hayan de servirse de ellos con la pension de la desconfianza. Los mestizos son ossados y sutiles para todo lo que es robo, bien que posseidos de cobardía, y assi no se vé que acometan á ninguno por la calle aunque sea á hora irregular, pero es muy comun que se dediquen á quitar sombreros, que llaman volarlos, poniendose en fuga al mismo tiempo, de modo que la persona desprevenida, en quien han hecho el tiro, es lo regular que aun no alcance á distinguir la parte por donde huyó el ladron. No dexa este, al parecer, pequeño robo de ser en ocasiones de entidad porque los sombreros que estilan los hombres de forma y aun de gente ordinaria, que tiene para ello andando de capa, son de castor blancos, y su valor, de quince á veinte pesos ó mas de la moneda de allá, á que acompaña una cinta de tela de oro ó plata, que ciñe la copa de él, y una hevilla de diamantes, esmeraldas ú otras piedras finas montadas sobre oro. En los caminos han sucedido algunos exemplares de hurtos pero tan raros que se cuentan con grande admiracion, y lo comun que se experimenta en estos son robos domesticos hechos por los mismos harrieros y criados. Para executar los tiros gruessos dentro de la ciudad, amparados de la obscuridad de la noche y de su silencio, aplican fuego á las puertas de las tiendas y almacenes donde consideran que han de hallar dinero y, hecho en ellas el suficiente agugero para passar un hombre entre él y los que con dissimulo están fuera, concluyen el hurto por entero.
Al fin de evadirse de este peligro, mantiene el comercio una compañia ó ronda que vela todo el discurso de la noche por las calles en que puede haver recelo de semejante daño y con ello tienen seguridad en las tiendas, las que contribuyen cierta cantidad mensualmente para ello, y el cabo de la ronda está obligado á reintegrar todo lo que se roba en aquellas casas y tiendas puestas á su cargo. 669 En los indios se nota un particular modo de robar, suponiendo que todo lo que es cosa de alimento no lo tienen ellos ni los mestizos ni todo aquel vulgo por tal, y es que, si la casualidad lleva á un indio donde haya distintas cosas de plata ó qualquiera otra especie, llega con gran tiento, estando antes assegurado de que no es visto, y toma una, por lo regular la de menos valor, con la qual se vá dexando todo lo demás como persuadiendose que no será facil reconocer su falta por lo inferior de su bulto respeto de las otras alhajas, y esto es lo que los incline á preferir lo menor, pero despues que la ha cogido, aunque sea descubierto en el mismo hecho, siempre niega con una palabra summamente expressiva de su lengua, y muy introducida en la castellana, que se habla en aquel país, yanga, que significa en la respuesta en cargo que se le hace sin necessidad, sin provecho, sin mala intencion, y por este tenor sirve de una infinidad de disculpas, tales que no queda delinquente segun ellas. Si consigue no ser visto, aunque haya una sospecha muy vehemente de que él hizo el hurto, nunca se puede averiguar porque jamás lo confiessa, que es propiedad general en todos los indios.
670 La lengua que se habla en Quito y en todas las poblaciones de la provincia no es uniforme, siendo tan comun allí la castellana como la del inga; particularmente, los criollos hacen tanto uso de esta ultima como de la primera; y por lo general en una y otra hay reciprocamente mezcla de muchos terminos. La primera que pronuncian las criaturas pequeñas es la del inga porque, siendo las amas de leche que los crian indias, además de serles esta natural, por lo comun ni hablan ni entienden la castellana; assi, quando empiezan á percebir las primeras sylabas de la pronunciacion, siendo de este idioma, quedan tan impressionados en él que suelen algunos no hablar el español hasta tener cinco ó seis años y siempre se mantienen viciados, de modo que en un misma conversacion mezclan indiferentemente las oraciones de una y otra, propiedad que despues se pega á los europeos quando se han hecho capaces de la del país, y con ella el defecto de la impersonalidad, estilo ó vicio tan corriente que lo practican sin reparo las personas mas cultas. Además de esto, es tan regular la impropiedad de trocar los terminos que en muchos es necessaria interpretacion á quien no está hecho á su inteligencia. 671 La sumptuosidad de los entierros, que tengo anotada en las antecedentes descripciones, no tiene comparacion con la que practican en Quito y toda su jurisdiccion, llegando á tanto la pompa y vanidad que passa á ser extremo, y por este se arruinan y destruyen muchos caudales, estimulados de no querer ser menos unos que otros.
En estas ocasiones, con razon puede decirse que agencian y ganan mientras viven para haver de enterrarse. Por mediana ó pequeña decencia que tenga la persona, han de assistir á su entierro todas las comunidades y el cabildo eclesiástico, y se ha de hacer pompa funeral con doble general en todas las iglesias; despues del entierro, siguen las honras con el mismo aparato y al fin el cabo de año. Es circunstancia precisa para la vanidad no enterrarse en la parroquia, y solo vá á esta aquella gente mas mísera que la pobreza es todo su caudal. Se conserva en practica la costumbre de poner ofrenda en las honras ó cabo de año, y se reduce á botijas de vino, pan y animales, segun el possible de cada uno. 672 La riqueza de Quito, atendida con respeto á otras ciudades de las Indias, no es considerable pero tampoco se puede reputar por ciudad pobre. En otros tiempos fue mas opulenta de caudales, segun muchas noticias que se conservan de las memorias antiguas, pero ya al presente son muy raros los que hay y no pueden hacer gran eco. Los que gozan los vecinos mas acomodados están en haciendas de campo con diversos destinos, ó de varias especies, como diré mas adelante; el comercio, de que tambien hablaré en su lugar, no cria allí fondos muy quantiosos; con que, puede regularse que se halla en un mediano estado, y en él se notan haciendas de mucha entidad, cuyo usufruto no corresponde con sus extensiones y comercio perpetuo, aunque reducido. No obstante, las casas de aquellas primeras familias se ven muy proveidas de todo genero de plata labrada, y de esto suele ser su regular servicio, á cuya correspondencia no falta alguna, aunque sea poca, á aquella gente pobre, pues es muy comun tener una vaxilla mas ó menos reducida en que comer.
648 Los mestizos son los procreados de españoles y indios, entre quienes se deben considerar las gerarquias correspondientes á las que quedan explicadas en Cartagena entre negros y blancos, pero con la diferencia de que salen mas breves y, desde la segunda ó tercera generacion, que yá son blancos, se reputan por españoles. El color de los mestizos es obscuro, algo coloreado, o tanto como el de los mulatos, claros, esto es, en el primer grado ó la procreacion del español y indio; algunos, no obstante, son tan tostados como los mismos indios y se distinguen de estos en que les crece la barba; tambien, por el contrario, hay otros que degeneran en lo blanco y pudieran tenerse por tales si no les quedaran ciertas señas que los dan á conocer poniendo algun cuidado, las quales consisten en ser tan cerrados de frente que es muy corto el ámbito que les queda libre de pelo, pues les baxa haciendo remate desde la medianía superior hasta las cejas y, antes de llegar, se aparta y, ocupando todas las sienes, vá á finalizarse en la loba inferior de la oreja; además de esto, es áspero su caballo, lacio, gruesso y muy renegrido. La nariz, pequeña, delgada y con una ligera eminencia en el huesso, desde la qual, aunque sigue puntiaguda, se encorva algo, y queda inclinada la punta acia el labio superior. Estas señales, no menos que la de algunas manchas oscuras en el cuerpo, son constantes, y dificil por ellos el que se oculte lo que el color disimula. Puedense computar como por una tercera parte del vecindario las familias de mestizos.
649 En el tercer lugar entran los indios, que componen como otra tercera parte; y lo restante, que es como una sexta parte, la completa gente de castas. En estas cuatro clases podrá contener aquella ciudad, segun el computo mas prudente hecho por las que pertenecen á cada parroquia, de 50 á 60 mil personas de todas edades, sexos y calidades. 650 Bien se dexa concebir que, entre estas quatro especies de gentes, es la española de mayor gerarquia, pero, assimismo, es á proporcion la mas infeliz, pobre y mísera porque los hombres no se acomodan á ninguno de los exercicios mecanicos, concibiendo en ello desdoro de su calidad, la qual consiste en no ser negros, pardos ni tostados. Los mestizos, menos presumptuossos, se dedican á los artes y oficios, y, aun entre ellos, escogen los de mas estimacion, como son pintores, escultores, plateros y otros de esta clase, dexando aquellos que consideren no de tanto lucimiento para los indios. En todos trabajan con perfeccion, y con particularidad en la pintura y escultura. En la primera fue célebre un mestizo nombrado Miguel de Santiago, y de él se conserven con grande estimacion algunas obras, y otras de su mano passaron hasta á Roma, donde tambien la merecieron. Imitan qualquier cosa estrangera con mucha facilidad y perfeccion por ser el exercicio de la copia propio para su genio y flema. Hacese aún mas digno de admiracion el que perfeccionen lo que trabajan por carecer de toda suerte de instrumentos adequados para ella.
Incurren en el defecto de la pereza y floxedad, la qual los predomina con extremo, y assi abandonan las obras para estar ociosos de una en otra calle todo el dia. La misma propiedad concurre en los indios, que tienen las exercicios de zapateros, albañiles, texedores y otros; entre estos ultimos, son los mas razonables y despiertos los barberos y sangradores, en cuyo arte son tan diestros como los mejores de Europa. Es tanta la pereza en ellos que muchas veces es preciso, para conseguir un par de zapatos al cabo de mucho tiempo de haverlos mandado hacer, coger al indio, darle los materiales y encerrarlo hasta que lo acabe, no contribuyendo poco á este descuido el estilo que allí tienen de percibir adelantado el importe de la obra; con que, tomandolo el indio, lo vá empleando en chicha, y dura en él la embriaguez quanto el dinero, que despues no es facil resarcir sino en hechuras. 651 En quanto al vestuario, no dexa de observarse alguna diferencia respeto del que se estila en España, y esta es menor en los hombres que en las mugeres. Consiste, pues, en que, quando usan el trage de capa, lo acompañan con una casaca larga que las llega hasta los rodillas, con manga ajustada, abierta por los costados, sin pliegues y llena por todas las costuras del cuerpo, y mangas de ojales y botones á dos bandos que les sirven de adorno; en lo restante, la gente de forma viste ostentosamente, y no son entre esta menos comunes las telas de oro y plata que los paños muy finos y otros generos de seda y lana.
652 El vestuario de los mestizos es todo él azul y de paño de la tierra; y aunque los españoles de baxa esfera procuran distinguirse de ellos á bien por el color ó por la calidad, lo comun es que entre unos y otros haya poca diferencia. 653 Si algun vestuario puede parecer singular, será por lo corto y pobre el de los indios pues consiste en unos calzones de lienzo blancos, ó yá del criollo, que se fabrica allí de algodón, ó yá de alguno de los que se llevan de Europa. Estos les llegan hasta la mitad de la pantorrilla y quedan sueltos por abaxo, donde las guarnecen con un encaxe correspondiente á la tela. La mayor parte no usa camisa, y cubren la desnudez del cuerpo con una camiseta de algodón, que assi en grandes como en chicos es negra, texida por las indias para este intento; su hechura es como un costal con tres aberturas en el fondo opuesto á la boca, una en medio, por donde sacan la cabeza, y dos en las esquinas, para los brazos, y, quedando estos desnudos, les tapa el cuerpo hasta las rodillas. Despues ponen un capisayo, que es una manta de xerga con un agugero en medio, por donde entran la cabeza, y un sombrero de los que se fabrican allí, con lo qual quedan finalizadas todas sus galas, de que no se despojan aun para dormir y, sin mudar de trage ni acrecentarla sin cubrir las piernas con ropa alguna ni calzarse los pies, caminan en los parages frios no menos que en los calientes. 654 Los indios, que gozan alguna mas conveniencia, y particularmente los barberos y sangradores, se distinguen en algo de los otros porque hacen los calzones de un lienzo delgado; usan camisa aunque sin mangas, y del cuello de esta sale para á fuera un encage de quatro dedos ó mas de ancho, que dá vuelta todo al rededor y cae sobre la camiseta negra, tanto en el pecho como sobre los hombros y espaldas, á manera de babador; usan zapatos con hevillas de plata ú oro pero no medias ni otra cosa que cubra la pierna; y en lugar de capisayo, llevan capa, que muchos pueden costear de paño fino y frangearla con galones de oro ó plata.
. 655 El vestuario que usan las señoras de distincion consiste en un faldellín, como queda yá explicado en las noticias de Guayaquil. En lo superior del cuerpo, la camisa y tal vez un jubon de encaxes desabrochado, y un rebozo de bayeta que lo tapa todo y no tiene otra circunstancia que vara y media de este tela, en la qual se lian sin otra hechura que como se cortó la pieza; gastan muchos encages en todas sus vestiduras y telas costosas en los adornos ó guarniciones de las que tienen de lucimiento. El peynado que acostumbran es de trenzas, de las quales forman una especie de rodete, haciendo cruzado con ellas en la parte posterior, y baxa de la cabeza; despues dan dos vueltas con una cinta de tela, que llaman baleca, al rededor de ella por las sienes formando un lazo de sus puntas en uno de los lados, el qual acompañan con diamantes y flores, y queda muy ayroso el tocado. Usan de manto algunas veces para ir á la iglesia y basquiña redonda, aunque lo mas regular es ir con rebozo. 656 No se distinguen las mestizas de las españolas en el trage mas que en la calidad de las tales y en que aquellas, que son pobres, andan descalzas, lo que se nota igualmente en muchos hombres de esta casta. 657 Dos suertes de vestuarios usan las indias, ambos no menos abreviados que los de los hombres de su especie porque las mugeres de los que gozan algun mas descanso y las chinas, que assi llaman á las indias mozas solteras criadas de las casas y conventos de monjas, se visten con una especie de enaguas muy cortas y un rebozo, todo de bayeta de la tierra.
Las indias comunes se reducen á un saco de la misma hechura y tala que las camisetas de los indios y le llaman anaco, el qual prenden en los hombros con dos alfileres, á que dan el nombre de tupu y, corrompido, topo. Se diferencia unicamente de la camiseta en ser algo mas largo y les alcanza al principio de la pantorrilla; despues se faxan la cintura y, en lugar de rebozo, ponen al cuello otro paño de la misma tela y color negro llamado lliclla, con lo que, queda concluida su vestimenta y desnudos de ella los brazos y piernas. 658 De otra tercera especie usan las cazicas, mugeres de los alcaldes mayores, governadores ú otras que se distinguen de las indias ordinarias. Esta es compuesta de las dos antecedentes y se reduce á unas polleras de bayeta, guarnecidas por el ruedo con cintas de seda; sobre ellas ponen en lugar de anaco otro ropage negro que llaman acso, el qual cae desde el pescuezo; está abierto por un costado, plegado de arriba abaxo y ceñido con una faxa de cintura, de modo que no cruza como el faldellin. En lugar de la lliclla pequeña que llevan pendiente de los hombros las indias ordinarias, se ponen otra mucho mas grande, toda plegada, que las cuelga desde el pescuezo hasta casi el ruedo de las polleras. Esta la asseguran en el pecho con un punzón grande de plata, llamado tambien tupu, como los del anaco. En la cabeza se ponen un paño blanco dados distintos dobleces, cuya extremidad las queda colgando por detrás; llamanle colla y lo usan por adorno y distintivo, sirviendoles assimismo para defensa del sol, y aumentan el señorío con el calzado.
Assi, este trage como el que usan las demás indias y indios es el mismo que acostumbraban en el tiempo los ingas, y por él se diferenciaban los que eran de distincion de los demás. Los caziques no usan hoy otro que el de los mestizos, esto es, capa y sombrero, y andan calzados, siendo esta toda la diferencia de ellos á los indios vulgares. 659 L a estatura de los hombres, assi en la gente de forma como españoles, es de una buena proporcion, bien hechos los cuerpos y de presencia ayrosa y agradable. Los mestizos son, assimismo, bien apersonados, su estatura, mas que mediana, y fornidos. Los indios y indias, no muy altos, bien formados en todas las proporciones de su cuerpo, rehechos y forzudos; reparese, no obstante, en ellos abundar mucho los imperfectos, unos por ser de irregulares y monstruosos cuerpos en lo pequeño, otros por salir insensatos, mudos y ciegos y otros con la falta de algun miembro. Tienen la cabeza muy poblada de cabello, no lo cortan nunca y acostumbran traerlo siempre suelto, sin atarlo ni recogerlo, aun para dormir; las indias lo envuelven en un cinta y hacen á manera de dragona, pero desde la medianía del craneo acia adelante lo echan sobre la frente y cortan desde la una oreja hasta la otra á la altura de las cejas, á lo qual llaman el urcu, y significa en castellano el cerro. Assi lo mantienen continuamente, y es para ellos la mayor ofensa que se les puede hacer el cortarles el pelo, lo mismo á indio que á india; tienenlo por afrenta y cosa injuriosa, de modo que, no quexandose de ningun castigo corporal que en ellos executen sus amos, no les perdonan este; assi, solo está permitido el imponerselo como pena en delitos graves.
El color del pelo es negro obscuro, muy lacio, áspero y tan gruesso como menudas cerdas de caballo. Para diferenciarse de ellos los mestizos, se lo cortan todos, lo que no es regular en las mugeres de la misma especie. Los indios son por naturaleza lampiños, y lo mas que suele suceder, guando llegan á crecida edad, es que les salga tal ó qual pelo en la barba, pero tan cortos y raros que nunca necessitan cortarlos, y ni á ellos ni á las indias les crece el bello como era regular, despues que llegan á la edad de pubertad. 660 La juventud distinguida de aquel país dedica sus primeros años al estudio de philosophia, theologia, y algunos passan á las leyes aunque no hayan de hacer profession de ellas. Assi, son todos capaces en estas facultades pero muy cortos en las noticias politicas, en las historicas y en las otras ciencias naturales que contribuyen al mayor cultivo de los entendimientos ó que los ilustran y conducen á un cierto grado de perfeccion, á que no pueden llegar quando carecen de tales luces, lo qual nace de la poca comunicacion que tienen con las personas que pudieran instruirlos en ellas, pues las que transitan por causa del comercio por aquellos parages no son á proposito para subministrarselas; con que, aquellos entendimientos, aunque con el cultivo de siete ó mas años de escuela, siempre quedan desnudos del conocimiento de las demás facultades. Son sutiles de ingenio y propios para el estudio porque posseen clara comprehension y con poco trabajo se hacen dueños de los que se les enseña.
661 En las mugeres de distincion luce, con el buen parecer de que no carecen, el agrado, prenda que es generalmente comun á este sexo en todas las Indias; al abrigo de ellas se crian los hijos con mucho engreimiento, y el inmoderado amor que les manifiestan passa hasta el extremo de dissimularles los vicios en que la juventud se menoscaba, y las buenas costumbres pierden su debido lugar en el assiento de la razon; no solo les dissimulan por sí los yerros de la mocedad pero sirven de manto ó estorvo para que no lleguen al conocimiento de los padres ó para que no los puedan estos corregir. 662 Se nota en aquel país que abunda mas en él el sexo femenino que el masculino y es esto mas reparable de no haver allí el extravío ó ausencia de hombres que es regular en los de Europa. Suelen verse las familiasmcargadas de mugeres y ser raros los varones. Assimismo, la naturaleza de los hombres, por lo regular entre la gente criada con regalo, es endeble desde los 30 años en adelante; al contrario, las mugeres mantienen mas salud y robustez. Puede contribuir el clima, y pueden coadyubar los alimentos, pero yo atribuyo la causa principal al excesso de entregarse desde una edad muy corta á la sensualidad, de que proviene que, descaeciendo el vigor de los estomagos, no tengan fortaleza para hacer la digestion, y muchos vuelvan la comida á media hora ó una despues de haverla tomado diariamente, ó bien por la costumbre que ha hecho á ello la naturaleza ó por medio de algun artificio, y el dia que no lo hacen, les resulta quebranto en su salud.
No obstante, aunque cargados de achaques, viven un tiempo regular, y se ven muchos de edad crecida. 663 El unico exercicio en que se emplean las personas de distincion que no se inclinaron á la Iglesia es visitar entre año sus haciendas ó chacaras, y en ellas passan todo el tiempo de las cosechas, siendo muy raros los que se aplican al comercio, y regular que este lo hagan los chapetones ó europeos, que son los que lo mantienen y viajan; pero, con todo, dentro de la ciudad se ven tiendas de mercaderias y otros frutos de algunos españoles y mestizos. 664 La falta de ocupaciones en que estar decentemente exercitados, la floxedad y pereza connatural á sus genios y la ninguna educacion con que se cria la gente vulgar los conduce con la ociosidad á la establecida costumbre, general en todas las Indias, de los bayles ó fandangos. Estos son en Quito mucho mas licenciosos y frequentes, las liviandades llegan á un extremo que se hace aun el imaginarlo abominable y el desorden es á correspondencia. Semejantes funciones, en que de ningun modo debe considerarse comprehendida la gente de lustre porque sería ofenderles injustamente, se celebran con abundancia de aguardiente de cañas y chicha preparada con algun dulce, cuyos efectos vienen á parar en un total desconcierto. 665 La bebida del aguardiente de cañas es allí muy comun entre todos, con la diferencia de usarlo las personas decentes con moderacion y por lo regular en los convites, bebiendolo hecho mistelas; pero prefieren esto al vino, el qual dicen que les es dañoso.
Los chapetones se acostumbran también á este licor por ser el vino, que se lleva de Lima, muy caro y no abundar tanto, pero no se inclinan á el aguardiente de cañas sino al de ubas, que tambien se lleva de Lima. El desorden de esta bebida se nota entre los mestizos, y estos son los que hacen la mayor parte de su consumo porque lo beben á todas horas y no cessan mientras se hallan con dinero. Las mugeres vulgares españolas y mestizas beben, assimismo, inmoderadamente y resisten á la embriaguez mas de lo que parece natural á su sexo. 666 Es muy comun en aquel país el mate, que obtiene el mismo lugar que el té en la India oriental, aunque el methodo de tomarlo sea distinto; componese de la yerva que en toda aquella America está conocida por el nombre de yerva del Paraguay, por ser este el país que la produce. Para disponerlo, echan una porcion de ella dentro de un mate, totumo ó calabacito que tienen á proposito, el azucar proporcionado y un poco de agua fria, la suficiente para que se empape; despues lo llenan de agua hirviendo y, porque la yerva está desmenuzada, lo beben con una bombilla ó cañuto, que, dexando libre el passo á el agua, estorva el de la yerva, y, á proporcion que disminuye aquella, van echándole otra de nuevo y añadiendo azucar hasta que se hunde la yerva, que es señal de necessitar otra. Suelen echarle unas gotas de zumo de naranja agria ó de limón, olor y flores fragrantes. Usan de esta bebida lo regular de mañana en ayunas, y muchos la repiten por la tarde.
Ella puede muy bien ser saludable y provechosa pero el modo de beberla es demasiadamente desaliñado porque con una bombilla sola sorben todas las personas que hay en la compañia, tomandola uno luego que otro la acaba de quitar de la boca, y assi van dando la buelta hasta finalizar. Los chapetones entran poco en el uso de ella pero los criollos le son apassionados y, assi, quando caminan, procuran no les falte al concluir la jornada, ocasion en que por el pronto la prefieren á cualquier alimento y, hasta que ha passado rato de haverla tomado, no comen. 667 No hay vicio que no se introduzca fácilmente con la ociosidad ni ocio de donde no se origine algun vicio. ¡Quales pueden ser los que reynen en un país donde la mayor parte de su gentío no se ocupa en exercicio ni trabajo que los tenga empleados y la imaginacion divertida! Yá queda visto que la embriaguez es uno, pero no tiene menos partidarios el del juego, tan valido en aquella ciudad que aun llegan á caer en él algunas de las personas mas condecoradas y respetables por su calidad y estado, y á su imitacion toda la gente ordinaria, siempre que tienen con qué; allí pierden sus caudales los que los tienen, quedan desnudos los que entraron con alguna ropa, y hasta la de sus mugeres suele correr la misma fortuna. Muchos han querido atribuir la propension, que hay á esto en la mayor parte de las Indias, á causas en que yo no hallo fuerza alguna que lo convenza, y en su lugar soy de sentir no haver otra mas que la mucha ociosidad, en unos porque no tienen en que emplear el tiempo y en otros porque la pereza los mantiene desocupados.
668 La gente vulgar y los indios son muy propensos al hurto, o que practican con ratería, y los domesticos no están essentos de este defecto, de que proviene que los amos hayan de servirse de ellos con la pension de la desconfianza. Los mestizos son ossados y sutiles para todo lo que es robo, bien que posseidos de cobardía, y assi no se vé que acometan á ninguno por la calle aunque sea á hora irregular, pero es muy comun que se dediquen á quitar sombreros, que llaman volarlos, poniendose en fuga al mismo tiempo, de modo que la persona desprevenida, en quien han hecho el tiro, es lo regular que aun no alcance á distinguir la parte por donde huyó el ladron. No dexa este, al parecer, pequeño robo de ser en ocasiones de entidad porque los sombreros que estilan los hombres de forma y aun de gente ordinaria, que tiene para ello andando de capa, son de castor blancos, y su valor, de quince á veinte pesos ó mas de la moneda de allá, á que acompaña una cinta de tela de oro ó plata, que ciñe la copa de él, y una hevilla de diamantes, esmeraldas ú otras piedras finas montadas sobre oro. En los caminos han sucedido algunos exemplares de hurtos pero tan raros que se cuentan con grande admiracion, y lo comun que se experimenta en estos son robos domesticos hechos por los mismos harrieros y criados. Para executar los tiros gruessos dentro de la ciudad, amparados de la obscuridad de la noche y de su silencio, aplican fuego á las puertas de las tiendas y almacenes donde consideran que han de hallar dinero y, hecho en ellas el suficiente agugero para passar un hombre entre él y los que con dissimulo están fuera, concluyen el hurto por entero.
Al fin de evadirse de este peligro, mantiene el comercio una compañia ó ronda que vela todo el discurso de la noche por las calles en que puede haver recelo de semejante daño y con ello tienen seguridad en las tiendas, las que contribuyen cierta cantidad mensualmente para ello, y el cabo de la ronda está obligado á reintegrar todo lo que se roba en aquellas casas y tiendas puestas á su cargo. 669 En los indios se nota un particular modo de robar, suponiendo que todo lo que es cosa de alimento no lo tienen ellos ni los mestizos ni todo aquel vulgo por tal, y es que, si la casualidad lleva á un indio donde haya distintas cosas de plata ó qualquiera otra especie, llega con gran tiento, estando antes assegurado de que no es visto, y toma una, por lo regular la de menos valor, con la qual se vá dexando todo lo demás como persuadiendose que no será facil reconocer su falta por lo inferior de su bulto respeto de las otras alhajas, y esto es lo que los incline á preferir lo menor, pero despues que la ha cogido, aunque sea descubierto en el mismo hecho, siempre niega con una palabra summamente expressiva de su lengua, y muy introducida en la castellana, que se habla en aquel país, yanga, que significa en la respuesta en cargo que se le hace sin necessidad, sin provecho, sin mala intencion, y por este tenor sirve de una infinidad de disculpas, tales que no queda delinquente segun ellas. Si consigue no ser visto, aunque haya una sospecha muy vehemente de que él hizo el hurto, nunca se puede averiguar porque jamás lo confiessa, que es propiedad general en todos los indios.
670 La lengua que se habla en Quito y en todas las poblaciones de la provincia no es uniforme, siendo tan comun allí la castellana como la del inga; particularmente, los criollos hacen tanto uso de esta ultima como de la primera; y por lo general en una y otra hay reciprocamente mezcla de muchos terminos. La primera que pronuncian las criaturas pequeñas es la del inga porque, siendo las amas de leche que los crian indias, además de serles esta natural, por lo comun ni hablan ni entienden la castellana; assi, quando empiezan á percebir las primeras sylabas de la pronunciacion, siendo de este idioma, quedan tan impressionados en él que suelen algunos no hablar el español hasta tener cinco ó seis años y siempre se mantienen viciados, de modo que en un misma conversacion mezclan indiferentemente las oraciones de una y otra, propiedad que despues se pega á los europeos quando se han hecho capaces de la del país, y con ella el defecto de la impersonalidad, estilo ó vicio tan corriente que lo practican sin reparo las personas mas cultas. Además de esto, es tan regular la impropiedad de trocar los terminos que en muchos es necessaria interpretacion á quien no está hecho á su inteligencia. 671 La sumptuosidad de los entierros, que tengo anotada en las antecedentes descripciones, no tiene comparacion con la que practican en Quito y toda su jurisdiccion, llegando á tanto la pompa y vanidad que passa á ser extremo, y por este se arruinan y destruyen muchos caudales, estimulados de no querer ser menos unos que otros.
En estas ocasiones, con razon puede decirse que agencian y ganan mientras viven para haver de enterrarse. Por mediana ó pequeña decencia que tenga la persona, han de assistir á su entierro todas las comunidades y el cabildo eclesiástico, y se ha de hacer pompa funeral con doble general en todas las iglesias; despues del entierro, siguen las honras con el mismo aparato y al fin el cabo de año. Es circunstancia precisa para la vanidad no enterrarse en la parroquia, y solo vá á esta aquella gente mas mísera que la pobreza es todo su caudal. Se conserva en practica la costumbre de poner ofrenda en las honras ó cabo de año, y se reduce á botijas de vino, pan y animales, segun el possible de cada uno. 672 La riqueza de Quito, atendida con respeto á otras ciudades de las Indias, no es considerable pero tampoco se puede reputar por ciudad pobre. En otros tiempos fue mas opulenta de caudales, segun muchas noticias que se conservan de las memorias antiguas, pero ya al presente son muy raros los que hay y no pueden hacer gran eco. Los que gozan los vecinos mas acomodados están en haciendas de campo con diversos destinos, ó de varias especies, como diré mas adelante; el comercio, de que tambien hablaré en su lugar, no cria allí fondos muy quantiosos; con que, puede regularse que se halla en un mediano estado, y en él se notan haciendas de mucha entidad, cuyo usufruto no corresponde con sus extensiones y comercio perpetuo, aunque reducido. No obstante, las casas de aquellas primeras familias se ven muy proveidas de todo genero de plata labrada, y de esto suele ser su regular servicio, á cuya correspondencia no falta alguna, aunque sea poca, á aquella gente pobre, pues es muy comun tener una vaxilla mas ó menos reducida en que comer.