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Datos principales
Desarrollo
CAPITULO V Temperamento de la ciudad de Cartagena de las Indias; modo con que se dividen las estaciones del año, enfermedades que experimentan en él los europeos recien llegados, algunas causales de su origen, y de las que padecen indiferentemente criollos y chapetones 91 Es el temperamento de Cartagena sumamente cálido, pues por las observaciones del thermometro que hicimos allí, en el de la fabrica de Mr. de Reaumour, el día 19 de noviembre de 1735 se mantenía el licor en 1025 partes y media, sin variar en las muchas que se hicieron á diversas horas mas que desde 1024 á 1026; en Paris subió el licor á su mayor altura el mismo año y en el thermometro del mismo inventor á 1025 y medio los días 16 de julio á las tres de la tarde y 10 de agosto á las tres y media, y assi fue el mayor calor que se sintió aquel año en dicha ciudad el regular de todos los dias en Cartagena. 92 Hacese mas sensible el temperamento desde el mes de mayo hasta fines de noviembre por ser el tiempo que llaman ibierno, cuyo nombre le dan porque es el rigoroso de las aguas y tormentas de truenos y rayos tan continuas en esta estacion que de un instante á otro se forman horribles turbonadas, y, desgajandose las nubes con agua, se convierten en rios las calles, y los campos parecen dilatados mares; se aprovechan aquellos naturales de esta coyuntura para llenar los algibes, providencia que tienen todas las casas por carecer aquel sitio de otra agua dulce de rios ó manantiales.
Además de la que cada uno recoge para sí, hay la misma prevencion en los terraplenes de los baluartes que lo permiten, á fin de que nunca llegue á faltar la necessaria porque, aunque no dexa de haver pozos y cazimbas en las mas de las casas, es el agua de ellos gruessa y algo salobre, y assi no puede servir para beber, aunque supla en otros menesteres. 93 Desde mediado diciembre hasta fines de abril, cessan las aguas, y es el tiempo mas favorable para la vida porque el calor no se hace tan insoportable, siendo la causa de esta mutacion que entonces son los vientos del nordeste y refrescan algo la tierra; á este tiempo llaman verano. Gozase allí, además de este, otro que llaman el veranillo de San Juan porque, en las cercanías del día en que la Iglesia celebra la natividad de este santo, cessan las aguas, y suelen ventar algunos nortes, en cuya forma permanece aquel temperamento por espacio de un mes con corta diferencia. 94 Como las calores en su fuerza son allí continuas y en las noches no se mitigan sensiblemente, es grande y frequente la transpiracion que hacen los cuerpos, y de esto proviene que todos los moradores de aquel clima tengan los colores tan pálidos y quebrados como si empezaran á convalecer de alguna aguda enfermedad. A la misma proporcion se nota en todas sus acciones y movimientos, hasta en el hablar cierta floxedad y descoyuntamiento natural, pero no obstante gozan de salud aunque indique su aspecto lo contrario. Los que llegan de Europa mantienen el semblante de robustez y los colores vivos por espacio de tres ó quatro meses, pero, passados estos, van perdiendo uno y otro á fuerza de sudar hasta que quedan de contexturas semejantes á las de aquellos antiguos habitadores.
Esto se experimenta mas en la juventud y personas de una moderada edad, y, al contrario, los que la tienen algo crecida se mantienen con mejores aspectos y gozan tan robusta salud que viven comunmente de ochenta años para arriba, y es general esto en todas especies de gente. 95 Assi, como el temperamento es particular, lo son también algunas de las enfermedades á que está sujeta en él la naturaleza. Pueden considerarse estas de dos especies; la una, de aquellas que sobrevienen á los europeos recien llegados y solo estos las padecen, y la otra, de las que son comunes á todas las personas, tanto criollos como chapetones. 96 Las de la primera especie son nombradas en el país generalmente chapetonadas con alusión al nombre que allí dan á los europeos; son tan peligrosas que se experimenta mucha mortandad y destruyen una gran parte de la gente que vá en las armadas ó navios de la Europa, pero de tan corta duracion que solo llegan á tres ó quatro días, en cuyo termino ó mueren ó quedan libres del peligro. La especie de esta enfermedad es muy poco conocida aunque su principio procede regularmente en unas personas de resfrio y en otras de indigestion, de donde passa con la brevedad dicha á hacer vomito prieto, que es del que mueren, siendo muy raro el que haviendolo empezado á echar escapa. En algunos se experimenta que, quando echan el vomito, se apodera de ellos el delirio con tal violencia que, además de ser preciso atarlos para que no se despedacen, mueren en la batalla de sus ansias como si estuvieran rabiando.
97 Es de notar que solo están sujetos á padecer este accidente los que acaban de llegar de Europa, y la gente del país ó los que ha algun tiempo que lo habitan no participan nada de él y gozan de toda sanidad mientras que entre los otros corre aquella perniciosa epidemia. También se nota que, á proporcion, hace mas estrago entre la gente de las tripulaciones de los navios que en los que han podido darse mejor trato en la comida y conseguir que la carne salada no haya sido su alimento en todo el discurso del viage, de que se ha llegado á discurrir que con los humores que se engendran de esta y el trabajo que tienen por su exercicio se prepara la naturaleza para que en aquel temperamento padezca corrupcion la sangre con facilidad, que es á lo que se reduce, segun se ha podido especular, el vomito prieto. Y aunque este accidente se experimenta con mas estrago entre la gente de mar, no por esso dexan de estar expuestos á padecerlo algunos de los que hacen la travesía de la navegacion con el mayor regalo. Lo que se hace digno de notar es que las personas que han estado allí en otras ocasiones, aunque hayan salido del clima y mediado hasta volver á él dos, tres ó mas años, no estén sujetos á experimentar alguna alteracion y, antes bien, permanecen con la misma robustez que los patricios, á veces aun siendo el régimen de su vida algo desordenado. 98 El deseo de conocer el origen y causales de este accidente ha tenido empeñada la aplicacion y vigilancia de todos los cirujanos que van en las armadas de galeones y médicos del país, y todo el progreso que han logrado en su descubrimiento solo se ha reducido á atribuirlo á los alimentos y trabajo de la gente segun dexo explicado.
No se puede dudar que esto contribuye en la mayor parte, pero no dexa de causar dificultad ver que no se liberten de él los que no se hallan con aquellas circunstancias. Lo particular en este assunto es que, después de tantas pruebas como se han hecho para su cura, ni se ha encontrado especifico contra él ni medicamentos preservativos para no contraerlo, siendo la inconstancia de sus symptomas tal que no se pueden distinguir de aquellos que son propios en las leves indisposiciones en que tiene su principio; y aunque los primeros avisos con que se manifiesta son regularmente el mismo vomito, se ha notado, no obstante, que aquellas fiebres que le preceden son pesadas y mortifican mucho la cabeza. 99 Regularmente, no sobreviene esta enfermedad á la inmediata llegada de los navios de Europa á aquella bahía ni es muy antigua en el país porque lo que de antes llamaban chapetonada eran indigestiones y, aunque siempre de peligro en aquel temperamento, las curaban, como también lo hacen ahora, las mugeres del país con alguna facilidad, especialmente quando estaban en los principios; y passando despues los navios á Portobelo, era allí donde sucedia la gran mortandad atribuida siempre á la irregularidad de su temple y fatiga de la gente en las descargas y acarretos de la feria. 100 No se havia conocido en Cartagena y su costa el vomito prieto hasta los años de 1729 y 1730; en el primero, disminuyó en mucha parte las tripulaciones de los navios de guerra que comandaba Don Domingo Justiniani y estaban allí de guarda costas, las quales experimentaron este accidente en Santa Marta, siendo terror de los que quedaron vivos el estrago que havia hecho en los muchos que murieron.
Y en el segundo, lo passaron los galeones del cargo de Don Manuel Lopez Pintado en Cartagena, cuya mortandad fue tambien formidable; y tan repentinos los accidentes que las personas que se passeaban un día se encontraban al siguiente llevandolas á dar sepultura. 101 Los naturales y vecinos de Cartagena é igualmente de todo lo que se estiende la jurisdiccion de aquel govierno son muy propensos á padecer la lepra ó mal de San Lazaro. El numero de los que están infestados de esta enfermedad es crecido; algunos medicos atribuyen la abundancia que hay de él á la carne de puerco que frequentemente sirven en las mesas, pero en muchas otras partes de las Indias se come en no menos abundancia y no se experimenta tal efecto; con que, parece que, además de esta, contribuya la peculiar qualidad del clima. Para estorvar que se comunique esta enfermedad, hay un hospital que tiene el nombre de San Lazaro, situado fuera de la ciudad y no lexos del cerro donde está el castillo del mismo nombre; en él ponen á todos los que se conoce que lo han contraído, assi hombres como mugeres, sin excepcion de persona, obligando por fuerza á los que se resisten, pero allí dentro se aumenta el mal entre ellos mismos porque les permiten que se casen unos con otros, y assi queda permanente en la generacion la enfermedad. La assistencia y racion que les dan para vivir es tan escasa que, no pudiendo subsistir con ella, les permiten que salgan á pedir limosna á la ciudad; y de este comercio que tienen con los sanos, resulta que nunca disminuye el numero, el qual es tan crecido que parece aquel hospital una pequeña ciudad según el ámbito dilatado de su recinto.
Luego que cada uno entra allí, donde ha de terminar el resto de sus días, forma una choza, que llaman bugío en el país, proporcionada á su possible para que sirva de habitacion y vive en ella lo mismo que en su casa, con solo la prohibicion de no poder salir de aquel terreno sino es que sea para pedir limosna. Y el espacio que ocupa este hospital está cercado de pared para que no haya mas salida que por una sola puerta. 102 Aunque padecen la incomodidad que les ocasiona esta enfermedad, viven con ella mucho tiempo, tanto que algunos mueren viejos. Aviva este mal con grande violencia el fuego de la concupiscencia, y, conociendo lo dificil que es el contenerse en él y los desordenes que se podrian experimentar en los efectos de tanta voracidad, se les permite el matrimonio para evitarlos. 103 Si la enfermedad de la lepra es tan comun y contagiosa en aquel clima, no lo es ni menos ordinaria ni molesta la de los empeynes ó herpes; pero estas dos son mas regulares en los europeos y muy raros los que se exceptúan de ellas, particularmente quando no están connaturalizados al país; y si no se tiene el cuidado de curarla en los principios, es de peligro el executarlo quando ha llegado á hacer costumbre en ella la naturaleza. Entre otros medicamentos que suelen usar para curarlos quando empiezan, es el de mayor eficacia la tierra que llaman de maquimaquí, la qual se halla en aquella cercanía, y de ella la llevan á otras partes donde no la hay para el mismo uso.
104 Otra enfermedad hay bien particular, aunque no tan comun, que llaman culebrilla. Esta se reduce, segun la más aprobada opinión, á un tumor que forma la malignidad de ciertos humores y deposita entre las membranas del cuero en figura longa, el qual se aumenta diariamente y alarga hasta que cierra la circunferencia de la parte donde acometió, que suele ser lo mas comun en los brazos, muslos ó piernas, aunque otras veces sigue prolongandose á lo largo de estas partes. Las señales exteriores son hinchar la parte de aquel espacio que ocupa, del gruesso de medio dedo en figura circular, y todo el cutis de aquel ámbito se pone de color encendido; causa dolores aunque no vehementes y adormece alguna cosa el brazo ó pierna que mortifica. La gente del país cura con destreza esta enfermedad; y el modo es, primero, examinar la parte adonde tiene la cabeza, segun ellos dicen, y allí aplican un pequeñito emplasto de algun llamativo y, á todo lo que se estiende el tumor, dan una ligera fletacion con algunos aceytes. A1 dia siguiente, se halla roto el cutis en el parage donde se puso el emplasto y sale por la cisura una especie de niervecillo blanco, que dicen ser la cabeza de la culebrilla, como del gruesso de un hilo blanco de coser no delgado; este lo cosen con gran tiento y, atando á él una hebrita de seda, la envuelven en un naype enroscado hasta que aquel niervecillo quede algo sujeto á él; vuelven á dar la untura como en el primer dia y lo dexan hasta otro, que, descubriendolo, continúan enrollando en el naype lo que ha vuelto á salir y, assi, prosiguen hasta que sale todo y queda libre la persona.
Tienen gran cuidado en que no se rompa antes de estar toda fuera porque dicen que, esparciendose aquel humor que encierra en los del cuerpo, hace producir gran cantidad de ellas, y entonces es peligrosa la cura. Tambien dicen vulgarmente que, llegando á cerrarse ó concluir el círculo juntando la cola con la cabeza, por no haver acudido á tiempo, causa accidentes tan perniciosos que muere de ellos el que los padece. Pocos, considero, que se havrán expuesto á experimentarlo porque la misma incomodidad que causa les havrá precisado á que se pongan en cura desde el principio, para lo qual es menester tambien tomar algunos minorativos á fin de destruir el humor. 105 Aquellas gentes están persuadidas á que esta es una culebrilla verdadera, y por esta razon le han dado el tal nombre; en ella, es cierto que se reconoce algun corto movimiento y muy lento cuando empieza á salir, el qual pierde despues. Pero este puede provenir de la compression ó extension de las mismas partes nerviosas de que se compone, y, assi, no es preciso que sea viviente, cuyo assunto no me atrevo yo á determinar. 106 Además de estas enfermedades y achaques, se padece tambien allí la del pasmo, que es mortal, pero esta no sobreviene sola sino es rara vez, y lo regular es acometer al tiempo que otra está molestando la naturaleza; no me detendré en dar aquí su noticia porque, siendo mas frequente y tan perniciosa como allí en otros parages de las Indias, la he reservado como mas propia para explicarla en ellos.
Además de la que cada uno recoge para sí, hay la misma prevencion en los terraplenes de los baluartes que lo permiten, á fin de que nunca llegue á faltar la necessaria porque, aunque no dexa de haver pozos y cazimbas en las mas de las casas, es el agua de ellos gruessa y algo salobre, y assi no puede servir para beber, aunque supla en otros menesteres. 93 Desde mediado diciembre hasta fines de abril, cessan las aguas, y es el tiempo mas favorable para la vida porque el calor no se hace tan insoportable, siendo la causa de esta mutacion que entonces son los vientos del nordeste y refrescan algo la tierra; á este tiempo llaman verano. Gozase allí, además de este, otro que llaman el veranillo de San Juan porque, en las cercanías del día en que la Iglesia celebra la natividad de este santo, cessan las aguas, y suelen ventar algunos nortes, en cuya forma permanece aquel temperamento por espacio de un mes con corta diferencia. 94 Como las calores en su fuerza son allí continuas y en las noches no se mitigan sensiblemente, es grande y frequente la transpiracion que hacen los cuerpos, y de esto proviene que todos los moradores de aquel clima tengan los colores tan pálidos y quebrados como si empezaran á convalecer de alguna aguda enfermedad. A la misma proporcion se nota en todas sus acciones y movimientos, hasta en el hablar cierta floxedad y descoyuntamiento natural, pero no obstante gozan de salud aunque indique su aspecto lo contrario. Los que llegan de Europa mantienen el semblante de robustez y los colores vivos por espacio de tres ó quatro meses, pero, passados estos, van perdiendo uno y otro á fuerza de sudar hasta que quedan de contexturas semejantes á las de aquellos antiguos habitadores.
Esto se experimenta mas en la juventud y personas de una moderada edad, y, al contrario, los que la tienen algo crecida se mantienen con mejores aspectos y gozan tan robusta salud que viven comunmente de ochenta años para arriba, y es general esto en todas especies de gente. 95 Assi, como el temperamento es particular, lo son también algunas de las enfermedades á que está sujeta en él la naturaleza. Pueden considerarse estas de dos especies; la una, de aquellas que sobrevienen á los europeos recien llegados y solo estos las padecen, y la otra, de las que son comunes á todas las personas, tanto criollos como chapetones. 96 Las de la primera especie son nombradas en el país generalmente chapetonadas con alusión al nombre que allí dan á los europeos; son tan peligrosas que se experimenta mucha mortandad y destruyen una gran parte de la gente que vá en las armadas ó navios de la Europa, pero de tan corta duracion que solo llegan á tres ó quatro días, en cuyo termino ó mueren ó quedan libres del peligro. La especie de esta enfermedad es muy poco conocida aunque su principio procede regularmente en unas personas de resfrio y en otras de indigestion, de donde passa con la brevedad dicha á hacer vomito prieto, que es del que mueren, siendo muy raro el que haviendolo empezado á echar escapa. En algunos se experimenta que, quando echan el vomito, se apodera de ellos el delirio con tal violencia que, además de ser preciso atarlos para que no se despedacen, mueren en la batalla de sus ansias como si estuvieran rabiando.
97 Es de notar que solo están sujetos á padecer este accidente los que acaban de llegar de Europa, y la gente del país ó los que ha algun tiempo que lo habitan no participan nada de él y gozan de toda sanidad mientras que entre los otros corre aquella perniciosa epidemia. También se nota que, á proporcion, hace mas estrago entre la gente de las tripulaciones de los navios que en los que han podido darse mejor trato en la comida y conseguir que la carne salada no haya sido su alimento en todo el discurso del viage, de que se ha llegado á discurrir que con los humores que se engendran de esta y el trabajo que tienen por su exercicio se prepara la naturaleza para que en aquel temperamento padezca corrupcion la sangre con facilidad, que es á lo que se reduce, segun se ha podido especular, el vomito prieto. Y aunque este accidente se experimenta con mas estrago entre la gente de mar, no por esso dexan de estar expuestos á padecerlo algunos de los que hacen la travesía de la navegacion con el mayor regalo. Lo que se hace digno de notar es que las personas que han estado allí en otras ocasiones, aunque hayan salido del clima y mediado hasta volver á él dos, tres ó mas años, no estén sujetos á experimentar alguna alteracion y, antes bien, permanecen con la misma robustez que los patricios, á veces aun siendo el régimen de su vida algo desordenado. 98 El deseo de conocer el origen y causales de este accidente ha tenido empeñada la aplicacion y vigilancia de todos los cirujanos que van en las armadas de galeones y médicos del país, y todo el progreso que han logrado en su descubrimiento solo se ha reducido á atribuirlo á los alimentos y trabajo de la gente segun dexo explicado.
No se puede dudar que esto contribuye en la mayor parte, pero no dexa de causar dificultad ver que no se liberten de él los que no se hallan con aquellas circunstancias. Lo particular en este assunto es que, después de tantas pruebas como se han hecho para su cura, ni se ha encontrado especifico contra él ni medicamentos preservativos para no contraerlo, siendo la inconstancia de sus symptomas tal que no se pueden distinguir de aquellos que son propios en las leves indisposiciones en que tiene su principio; y aunque los primeros avisos con que se manifiesta son regularmente el mismo vomito, se ha notado, no obstante, que aquellas fiebres que le preceden son pesadas y mortifican mucho la cabeza. 99 Regularmente, no sobreviene esta enfermedad á la inmediata llegada de los navios de Europa á aquella bahía ni es muy antigua en el país porque lo que de antes llamaban chapetonada eran indigestiones y, aunque siempre de peligro en aquel temperamento, las curaban, como también lo hacen ahora, las mugeres del país con alguna facilidad, especialmente quando estaban en los principios; y passando despues los navios á Portobelo, era allí donde sucedia la gran mortandad atribuida siempre á la irregularidad de su temple y fatiga de la gente en las descargas y acarretos de la feria. 100 No se havia conocido en Cartagena y su costa el vomito prieto hasta los años de 1729 y 1730; en el primero, disminuyó en mucha parte las tripulaciones de los navios de guerra que comandaba Don Domingo Justiniani y estaban allí de guarda costas, las quales experimentaron este accidente en Santa Marta, siendo terror de los que quedaron vivos el estrago que havia hecho en los muchos que murieron.
Y en el segundo, lo passaron los galeones del cargo de Don Manuel Lopez Pintado en Cartagena, cuya mortandad fue tambien formidable; y tan repentinos los accidentes que las personas que se passeaban un día se encontraban al siguiente llevandolas á dar sepultura. 101 Los naturales y vecinos de Cartagena é igualmente de todo lo que se estiende la jurisdiccion de aquel govierno son muy propensos á padecer la lepra ó mal de San Lazaro. El numero de los que están infestados de esta enfermedad es crecido; algunos medicos atribuyen la abundancia que hay de él á la carne de puerco que frequentemente sirven en las mesas, pero en muchas otras partes de las Indias se come en no menos abundancia y no se experimenta tal efecto; con que, parece que, además de esta, contribuya la peculiar qualidad del clima. Para estorvar que se comunique esta enfermedad, hay un hospital que tiene el nombre de San Lazaro, situado fuera de la ciudad y no lexos del cerro donde está el castillo del mismo nombre; en él ponen á todos los que se conoce que lo han contraído, assi hombres como mugeres, sin excepcion de persona, obligando por fuerza á los que se resisten, pero allí dentro se aumenta el mal entre ellos mismos porque les permiten que se casen unos con otros, y assi queda permanente en la generacion la enfermedad. La assistencia y racion que les dan para vivir es tan escasa que, no pudiendo subsistir con ella, les permiten que salgan á pedir limosna á la ciudad; y de este comercio que tienen con los sanos, resulta que nunca disminuye el numero, el qual es tan crecido que parece aquel hospital una pequeña ciudad según el ámbito dilatado de su recinto.
Luego que cada uno entra allí, donde ha de terminar el resto de sus días, forma una choza, que llaman bugío en el país, proporcionada á su possible para que sirva de habitacion y vive en ella lo mismo que en su casa, con solo la prohibicion de no poder salir de aquel terreno sino es que sea para pedir limosna. Y el espacio que ocupa este hospital está cercado de pared para que no haya mas salida que por una sola puerta. 102 Aunque padecen la incomodidad que les ocasiona esta enfermedad, viven con ella mucho tiempo, tanto que algunos mueren viejos. Aviva este mal con grande violencia el fuego de la concupiscencia, y, conociendo lo dificil que es el contenerse en él y los desordenes que se podrian experimentar en los efectos de tanta voracidad, se les permite el matrimonio para evitarlos. 103 Si la enfermedad de la lepra es tan comun y contagiosa en aquel clima, no lo es ni menos ordinaria ni molesta la de los empeynes ó herpes; pero estas dos son mas regulares en los europeos y muy raros los que se exceptúan de ellas, particularmente quando no están connaturalizados al país; y si no se tiene el cuidado de curarla en los principios, es de peligro el executarlo quando ha llegado á hacer costumbre en ella la naturaleza. Entre otros medicamentos que suelen usar para curarlos quando empiezan, es el de mayor eficacia la tierra que llaman de maquimaquí, la qual se halla en aquella cercanía, y de ella la llevan á otras partes donde no la hay para el mismo uso.
104 Otra enfermedad hay bien particular, aunque no tan comun, que llaman culebrilla. Esta se reduce, segun la más aprobada opinión, á un tumor que forma la malignidad de ciertos humores y deposita entre las membranas del cuero en figura longa, el qual se aumenta diariamente y alarga hasta que cierra la circunferencia de la parte donde acometió, que suele ser lo mas comun en los brazos, muslos ó piernas, aunque otras veces sigue prolongandose á lo largo de estas partes. Las señales exteriores son hinchar la parte de aquel espacio que ocupa, del gruesso de medio dedo en figura circular, y todo el cutis de aquel ámbito se pone de color encendido; causa dolores aunque no vehementes y adormece alguna cosa el brazo ó pierna que mortifica. La gente del país cura con destreza esta enfermedad; y el modo es, primero, examinar la parte adonde tiene la cabeza, segun ellos dicen, y allí aplican un pequeñito emplasto de algun llamativo y, á todo lo que se estiende el tumor, dan una ligera fletacion con algunos aceytes. A1 dia siguiente, se halla roto el cutis en el parage donde se puso el emplasto y sale por la cisura una especie de niervecillo blanco, que dicen ser la cabeza de la culebrilla, como del gruesso de un hilo blanco de coser no delgado; este lo cosen con gran tiento y, atando á él una hebrita de seda, la envuelven en un naype enroscado hasta que aquel niervecillo quede algo sujeto á él; vuelven á dar la untura como en el primer dia y lo dexan hasta otro, que, descubriendolo, continúan enrollando en el naype lo que ha vuelto á salir y, assi, prosiguen hasta que sale todo y queda libre la persona.
Tienen gran cuidado en que no se rompa antes de estar toda fuera porque dicen que, esparciendose aquel humor que encierra en los del cuerpo, hace producir gran cantidad de ellas, y entonces es peligrosa la cura. Tambien dicen vulgarmente que, llegando á cerrarse ó concluir el círculo juntando la cola con la cabeza, por no haver acudido á tiempo, causa accidentes tan perniciosos que muere de ellos el que los padece. Pocos, considero, que se havrán expuesto á experimentarlo porque la misma incomodidad que causa les havrá precisado á que se pongan en cura desde el principio, para lo qual es menester tambien tomar algunos minorativos á fin de destruir el humor. 105 Aquellas gentes están persuadidas á que esta es una culebrilla verdadera, y por esta razon le han dado el tal nombre; en ella, es cierto que se reconoce algun corto movimiento y muy lento cuando empieza á salir, el qual pierde despues. Pero este puede provenir de la compression ó extension de las mismas partes nerviosas de que se compone, y, assi, no es preciso que sea viviente, cuyo assunto no me atrevo yo á determinar. 106 Además de estas enfermedades y achaques, se padece tambien allí la del pasmo, que es mortal, pero esta no sobreviene sola sino es rara vez, y lo regular es acometer al tiempo que otra está molestando la naturaleza; no me detendré en dar aquí su noticia porque, siendo mas frequente y tan perniciosa como allí en otros parages de las Indias, la he reservado como mas propia para explicarla en ellos.