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Datos principales
Desarrollo
Capítulo once De lo que pasava cuando el que hazía el banquete iva a combidar a los otros mercaderes a Tochtépec El que hazía el combite o banquete para combidar a sus combidados, primero iva al pueblo de Tochtdpec. Llevava consigo tamemes que llevavan las cargas a cuestas, donde iva lo que havía de dar a los que havía de combidar, que eran los mercaderes tlatilulcanos que allí vivían. Entrando en el pueblo, primeramente iva a visitar al dios de los mercaderes, que se llamava Yiacatecutli, y luego barría su templo y echava petates delante de la imagen. Luego desembolvia la carga en que llevava nuevos ornamentos para Yiacatecutli, y luego desatava el manojo de báculos de mercaderes que llevava, y ponía delante de aquel dios tantos báculos cuantos esclavos havía de matar. Si ponía dos báculos, que llaman wlatopilli, era señal que havía de matar dos personas, un hombre y una muger; y si ponía tres, era señal que havía de matar tres esclavos; y si ponía cuatro, era señal que havía de matar cuatro esclavos. Ponía los báculos más escogidos que llevava; y éstos atados, todos juntos, los ponía junto a la imagen de Yiacatecutli, y luego los componía con papeles que llevava para esto. Y ponía delante de ellos un petate, y ponía papeles encima del petate, delante de los báculos. Los báculos eran señal del número de los esclavos que havía de matar. Si ponía dos, era señal que havía de matar un hombre y una muger; y si ponía cuatro báculos, era señal que havía de matar dos hombres y dos mugeres.
Y cubría los báculos con mantas, unas que se llaman coyoichcatilmatli tetecomayo, con unas flocaduras de pluma puestas en las orillas. Ponían también mastles de cabos largos que llaman yacautac. Ponían también en el báculo que significava la muger unas naoas que se llamava tetenacazco o chicocuditl, y un uipilli sembrado de flores labradas. Todo esto lo ponían delante la imagen de Yiacatecuth, para que en aquello conociessen que con aquellos atavíos havía de ataviar a los esclavos que havía de matar. Y con aquello significava que el combite havía de ser muy costoso, y lo que en él se havía de dar muy precioso; y esto para provocar a los combidados. Después que el sobredicho huvo hecho la ofrenda delante del dios Yiacatecutli, luego iva a la casa de los mercaderes tlatilulcanos que en este pueblo habitavan y luego mandava a hazer comida y bevida. Y estando todo aprestado, llamava a los mercaderes ricos y tratantes en esclavos. Llamava a todos los mercaderes que habitavan en doze pueblos. Los combidados venían a la medianoche a la casa del combite. Estando ya todos juntos, dávanlos aguamanos, y luego los servían la comida y comían todos. Acabada la comida, otra vez lavavan las manos y la boca, y luego les ponían la bevida de cacao en sus xícaras delante, y luego cañas de humo. Después de esto les davan mantas y flores y otras cosas. Haviendo hecho esto, el que havía de hazer el banquete iva luego al patio de la casa a hazer sacrificio. Algún su criado que iva con él llevava codornizes, tantas en número cuantas esclavos havía de matar.
Poníase delante del hogar, que para esto estava aparejado, y descabeçava a cada una y arrojávala en el fuego, y luego ofrecía encienso hazia las cuatro partes del mundo. Después de esto, el que hazía el combite sentávase delante de los que havían comido, y uno de los que sabían bien hablar rogávale que hablase por él a los que estavan presentes, el cual dezía lo que se sigue: "Aquí estáis todos juntos, los señores y principales de los mercaderes. Havéis tornado trabajos y fatiga en venir a este lugar, siendo las personas que sois. Tú, que eres fuerte y valiente, que eres acostumbrado a los trabajos de los caminos, por los cuales pones a riesgo tu vida y salud, atreviéndote sin temor a subir y descendir riscos y barrancas y montes y páramos con fatigas y trabajos, buscando los regalos y delicadeces de nuestro señor dios, veis aquí el fruto de los trabajos de passar sierras y barrancas. Y no es bien que quede sin galardón, y no es bien que pierda el fruto de las cosas ganadas y de sus riqueças nuestro señor dios. Y porque este que aqui veis quiere hazer algún servicio y mostrar agradecimiento al señor dios Uitzilopuchtli, matando algunos esclavos en su presencia, por lo cual ha venido, a combidaros. No hay otra cosa que deziros más de lo que havéis oído, señores y principales y mercaderes." Haviendo oído esto los mercaderes y principales mexicanos y tlatilulcanos, que son señores de aquellos doze pueblos, respondían lo que se sigue: "Señores nuestros, mercaderes, que estáis aquí presentes. Ya hemos oído y entendido lo que venís a rogar con lágrimas y lloro. Ya hemos entendido el deseo de vuestros coraçones, que lo havéis traido secreto y guardado, desde allá donde venís, que es el fruto de los trabajos de este señor mercader que nos viene a combidar. Esto es merced que recebimos y se nos haze por amor de nuestro señor dios." Haviendo hecho esta diligencia en combidar a todos los mercaderes y señores, este que hazia el banquete despediase de la casa donde possava, y tomando su báculo ataviado con borlas de pluma rica veníase para, su tierra, México y Tlatilulco.
Y cubría los báculos con mantas, unas que se llaman coyoichcatilmatli tetecomayo, con unas flocaduras de pluma puestas en las orillas. Ponían también mastles de cabos largos que llaman yacautac. Ponían también en el báculo que significava la muger unas naoas que se llamava tetenacazco o chicocuditl, y un uipilli sembrado de flores labradas. Todo esto lo ponían delante la imagen de Yiacatecuth, para que en aquello conociessen que con aquellos atavíos havía de ataviar a los esclavos que havía de matar. Y con aquello significava que el combite havía de ser muy costoso, y lo que en él se havía de dar muy precioso; y esto para provocar a los combidados. Después que el sobredicho huvo hecho la ofrenda delante del dios Yiacatecutli, luego iva a la casa de los mercaderes tlatilulcanos que en este pueblo habitavan y luego mandava a hazer comida y bevida. Y estando todo aprestado, llamava a los mercaderes ricos y tratantes en esclavos. Llamava a todos los mercaderes que habitavan en doze pueblos. Los combidados venían a la medianoche a la casa del combite. Estando ya todos juntos, dávanlos aguamanos, y luego los servían la comida y comían todos. Acabada la comida, otra vez lavavan las manos y la boca, y luego les ponían la bevida de cacao en sus xícaras delante, y luego cañas de humo. Después de esto les davan mantas y flores y otras cosas. Haviendo hecho esto, el que havía de hazer el banquete iva luego al patio de la casa a hazer sacrificio. Algún su criado que iva con él llevava codornizes, tantas en número cuantas esclavos havía de matar.
Poníase delante del hogar, que para esto estava aparejado, y descabeçava a cada una y arrojávala en el fuego, y luego ofrecía encienso hazia las cuatro partes del mundo. Después de esto, el que hazía el combite sentávase delante de los que havían comido, y uno de los que sabían bien hablar rogávale que hablase por él a los que estavan presentes, el cual dezía lo que se sigue: "Aquí estáis todos juntos, los señores y principales de los mercaderes. Havéis tornado trabajos y fatiga en venir a este lugar, siendo las personas que sois. Tú, que eres fuerte y valiente, que eres acostumbrado a los trabajos de los caminos, por los cuales pones a riesgo tu vida y salud, atreviéndote sin temor a subir y descendir riscos y barrancas y montes y páramos con fatigas y trabajos, buscando los regalos y delicadeces de nuestro señor dios, veis aquí el fruto de los trabajos de passar sierras y barrancas. Y no es bien que quede sin galardón, y no es bien que pierda el fruto de las cosas ganadas y de sus riqueças nuestro señor dios. Y porque este que aqui veis quiere hazer algún servicio y mostrar agradecimiento al señor dios Uitzilopuchtli, matando algunos esclavos en su presencia, por lo cual ha venido, a combidaros. No hay otra cosa que deziros más de lo que havéis oído, señores y principales y mercaderes." Haviendo oído esto los mercaderes y principales mexicanos y tlatilulcanos, que son señores de aquellos doze pueblos, respondían lo que se sigue: "Señores nuestros, mercaderes, que estáis aquí presentes. Ya hemos oído y entendido lo que venís a rogar con lágrimas y lloro. Ya hemos entendido el deseo de vuestros coraçones, que lo havéis traido secreto y guardado, desde allá donde venís, que es el fruto de los trabajos de este señor mercader que nos viene a combidar. Esto es merced que recebimos y se nos haze por amor de nuestro señor dios." Haviendo hecho esta diligencia en combidar a todos los mercaderes y señores, este que hazia el banquete despediase de la casa donde possava, y tomando su báculo ataviado con borlas de pluma rica veníase para, su tierra, México y Tlatilulco.