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Datos principales
Desarrollo
Capítulo LXXXVIII Que trata del suceso que al gobernador aconteció haciendo una reseña Después que el gobernador y la gente que había venido por la mar y por la tierra habían descansado algunos días y reformados sus caballos, y entraba ya la primavera, mandó tomar reseña de toda la gente que tenía en la ciudad, así de a pie como de a caballo, por ver la gente que podía sacar para ir adelante a poblar. Y sabida la que había, mandóles se previniesen de armas y lo demás, para que siendo tiempo, saliesen a hacer su jornada. Y mandó a pregonar ocho días antes que todos estuviesen a punto y aparejados. Cumplido que fue el día, que fue de nuestra Señora de septiembre del año de mil y quinientos y cuarenta y nueve, salieron, y hecha la reseña y vista la gente por lista, mandó que los de a caballo le siguiesen en una escaramuza. Y andando escaramuzando en el campo, cayó el caballo con el gobernador, y dio tan gran golpe con el pie derecho que se hizo pedazos todos los huesos del dedo grande. Salió la choquezuela, y con la fuerza que hizo, rompió el hueso la calza y una bota. Recibió en este golpe tan gran tormento que estuvo gran espacio transportado y sin sentido, que todos los que allí nos hallamos lo tuvimos por difunto. Puso tanta tristeza en la ciudad que todas las señoras que había, mujeres de España, aunque pocas, lloraron, y todos los varones, entendiendo que les faltaba el que les había de remediar. Ya que hubo tornado en su sentido, fue curado lo mejor que se supo.
Estuvo tres meses en cura y en la cama, a causa de tener la cura muy trabajosa, por donde demostraban y sentían bien los del pueblo la falta que les hiciera, así en lo que tocaba a la paz y sosiego de la tierra como a lo demás, cumplidero al servicio de Su Majestad. Y de esta forma se hacían cada el día plegarias y procesiones por su salud. Así nuestro Dios fue servido darle mejoría, ansí poco a poco iba convaleciendo. Y de esta suerte comenzó a se levantar y sentarse en una silla a una ventana, porque en pie no se podía tener por la falta de los huesos y por el gran dolor del pie que estaba atormentado, y de las llagas no sano. Y de allí veía los regocijos y fiestas que celebraban la Pascua de Navidad por su salud. Consideraba, como muy cuidadoso que era, tiempo de salir de la ciudad e ir a la población de la tierra que había visto arriba. Y viendo que los vecinos de la ciudad de Santiago padecían trabajo con la costa de la gente de guerra, y la gente de guerra padecía por su parte en tiempo que estaba represada y no iban a entender en aquello que eran acostumbrados, prencipalmente en ir a poblar y ver lo que no habían visto, y de tener descanso y ser señores. Todas estas consideraciones consideraba el gobernador, y en remediar a todos y a todas partes. Acordó apercebir toda la gente que con él había de ir, que estuviesen a punto los de a caballo con sus armas y caballos, y los de a pie con sus arcabuces y ballestas, para que pasado el día primero y segundo de Navidad saliesen, y él con ellos, para ir a la conquista e población de la ciudad que pensado había de poblar cuando dio la vuelta de arriba con los sesenta hombres.
Estuvo tres meses en cura y en la cama, a causa de tener la cura muy trabajosa, por donde demostraban y sentían bien los del pueblo la falta que les hiciera, así en lo que tocaba a la paz y sosiego de la tierra como a lo demás, cumplidero al servicio de Su Majestad. Y de esta forma se hacían cada el día plegarias y procesiones por su salud. Así nuestro Dios fue servido darle mejoría, ansí poco a poco iba convaleciendo. Y de esta suerte comenzó a se levantar y sentarse en una silla a una ventana, porque en pie no se podía tener por la falta de los huesos y por el gran dolor del pie que estaba atormentado, y de las llagas no sano. Y de allí veía los regocijos y fiestas que celebraban la Pascua de Navidad por su salud. Consideraba, como muy cuidadoso que era, tiempo de salir de la ciudad e ir a la población de la tierra que había visto arriba. Y viendo que los vecinos de la ciudad de Santiago padecían trabajo con la costa de la gente de guerra, y la gente de guerra padecía por su parte en tiempo que estaba represada y no iban a entender en aquello que eran acostumbrados, prencipalmente en ir a poblar y ver lo que no habían visto, y de tener descanso y ser señores. Todas estas consideraciones consideraba el gobernador, y en remediar a todos y a todas partes. Acordó apercebir toda la gente que con él había de ir, que estuviesen a punto los de a caballo con sus armas y caballos, y los de a pie con sus arcabuces y ballestas, para que pasado el día primero y segundo de Navidad saliesen, y él con ellos, para ir a la conquista e población de la ciudad que pensado había de poblar cuando dio la vuelta de arriba con los sesenta hombres.