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Desarrollo


Capítulo XXVI De cómo Francisco Pizarro fue en España a dar cuenta al emperador de la tierra que había descubierto y de lo que hizo Almagro en Tierra Firme Francisco Pizarro no salía un punto de la voluntad de Diego de Almagro, y así le encargó le buscase algunos dineros con que fuese a España siquiera que pudiese gastar por donde fuese. Aunque ellos tenían haciendas, estaban empeñadas, y ellos obligados a mil deudas; mas aunque esto era así, Almagro era tal diligente, como saben los que lo conocieron: estaba tullido, que no podía andar; puesto a una silla, en hombros de esclavos, anduvo por la ciudad buscando entre sus amigos dinero para lo dicho; juntó lo que pudo, que fueron mil y quinientos castellanos, poco dinero para ir a pedir tan grande empresa; mas no había en aquellos años las millaradas que vemos en éstos; con ello y con la muestra que en la isla pequeña hallaron, se aprestó Pizarro para España llevando de las ovejas que habían traído para crédito de su razón, y algunos indios de los que le dieron para lenguas. Fue al Nombre de Dios, donde luego se embarcó para España. El ido, Almagro no se descuidó, antes determinó de enviar un navío a la gobernación de Nicaragua, que en aquel tiempo estaba a cargo de Pedrarias Dávila, a quien Almagro había mercado el provecho que heredaba de la compañía que al principio se hizo (o la sacó fuera, que es lo cierto), por mil y quinientos castellanos que le dio: interese poco para lo mucho que perdió, que fuera tanto que hasta hoy tuviera su parte.

En este navío que fue a Nicaragua entró Nicolás de Ribera, para que como testigo de vista hablase lo que había. Escribió Almagro a Pedrarias y otros de sus amigos. Estaba Pedrarias en León, ciudad de aquella provincia que fue donde supo la nueva; quejábase a Almagro porque así lo había echado de la compañía; dijo que por él no harían nada; mas que por Pizarro y Luque lo que pudiesen. Estaban en Nicaragua hombres principales, entre ellos Hernando de Soto, Hernán Ponce y Compañón. Tenían aparejo para hacer navíos; informáronse de Ribera de lo que era el Perú y de la ciudad de Túmbez; vieron las ovejas y algunas mantas, pensaron de hacer navíos o acabar dos que estaban haciendo y haciendo compañía con Pedrarias ir a poblar la tierra; mas había cautela entre ellos, porque los compañeros pretendían ir con el mando por hacer cuando allá se viesen, su hecho. Pedrarias quería darles "acompañado" que allá por él tuviese jurisdicción; no se conformaban; el piloto Bartolomé Ruiz y Ribera hablaron con Hernán Ponce pláticas secretas para que fuese alguno de ellos a Panamá a aguardar que viniese con la gobernación Pizarro, con quien era su concierto, a provecho y honra suya. Hernán Ponce dio la palabra que él o alguno de sus compañeros lo harían, y con esto el piloto Bartolomé Ruiz y Ribera se despidieron del gobernador para se volver a Tierra Firme estando con sospecha que Pedrarias les quería tomar el navío para con él y otros enviar a poblar en el Perú; y como se quisiesen hacer a la vela, envió el gobernador un alguacil para que secuestrase el navío y lo visitase estando muy pesante por les haber dado licencia, mas el alguacil ni él no fueron parte para detenerlos, antes salieron y se trajeron consigo, según me dijeron, otro navío que allí estaba, porque no hubiese aparejo con que el gobernador enviase tras ellos; y allegaron a la Chira, donde hallaron otro alguacil que les requirió con grandes penas no fuesen a Panamá; mas como saliesen de allí, anduvieron hasta que entraron en su puerto, donde hablaron con Diego de Almagro, dándote cuenta de lo que les había pasado. Almagro temió que Pedrarias o Hernán Ponce o Hernando de Soto no se entrasen en la tierra del Perú y lo ocupasen en el ínter que su compañero iba a España y volvía con la gobernación.

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