Pacificación de Pánuco
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Datos principales
Desarrollo
Pacificación de Pánuco Cuando Francisco de Garay se fue a México, hizo Diego de Ocampo salir de Santisteban, con público pregón, a los capitanes y hombres principales del ejército de Garay, para que no revolviesen la tierra y la gente, pues muchos de ellos eran grandes amigos de Diego Velázquez, como, por ejemplo, Juan de Grijalva, Gonzalo de Figueroa, Alonso de Mendoza, Lorenzo de Ulloa, Juan de Medina, Juan de Ávila, Antonio de la Cerda, Taborda y otros muchos; por lo cual, y por verse sin cabeza, aunque estaba allí un hijo de Garay, comenzó la hueste a desmandarse sin rienda ninguna; se iban a los pueblos, y cogían la ropa y las mujeres que podían; en fin, andando sin orden ni concierto. Enojados los indios por esto, acordaron matarlos, y en poco tiempo mataron y se comieron cuatrocientos españoles; solamente en Tamiquitl degollaron a cien de ellos; de lo cual tanto se enojó Garay, que apresuró su muerte, y los indios cogieron tanta osadía, que combatieron a Santisteban y la pusieron a punto de perderse; mas como los de adentro tuvieron tiempo de salir al campo, lo desbarataron, después de haber peleado muchas veces. En Tucetuco quemaron una noche cuarenta españoles y quince caballos de Hernán Cortés; el cual, cuando lo supo, envió en seguida allí a Gonzalo de Sandoval con cuatro tiros, cincuenta de a caballo, cien infantes españoles y dos señores mexicanos cada uno con quince mil indios e indias. Nombro las indias, porque siempre que Cortés o sus capitanes iban a la guerra, llevaban en el ejército muchas mujeres para panaderas y para otros servicios, y muchos indios no querían ir sin sus mujeres o amigas.
Caminó Sandoval a grandes jornadas, peleó dos veces con los de aquella provincia de Pánuco; los rompió, y entró en Santisteban, donde ya no había más que veintidós caballos y cien españoles, y si tardara un poco no los hallara vivos, tanto por no tener qué comer, como por ser muy combatidos y muy duramente. Hizo luego Sandoval tres compañías de los españoles, para que entrasen por tres sitios tierra adelante, matando, saqueando y quemando cuanto hallasen. En poco tiempo se hizo mucho daño, porque se abrasaron muchos pueblos, y se mataron infinidad de personas; prendieron a sesenta señores de vasallos y cuatrocientos hombres ricos y principales, sin contar otra mucha gente baja. Se hizo proceso contra todos ellos, por el cual, y por sus propias confesiones, los condenó a muerte de fuego. Lo consultó con Cortés, soltó la gente menuda, y quemó a los cuatrocientos cautivos y a los sesenta señores; llamó a sus hijos y herederos a que lo viesen para que escarmentasen, y luego les dio los señoríos en nombre del Emperador, con palabra que dieron de ser siempre amigos de los cristianos y españoles, aunque ellos poco la guardan, tan mudables y bulliciosos son; pero, en fin, se allanó Pánuco.
Caminó Sandoval a grandes jornadas, peleó dos veces con los de aquella provincia de Pánuco; los rompió, y entró en Santisteban, donde ya no había más que veintidós caballos y cien españoles, y si tardara un poco no los hallara vivos, tanto por no tener qué comer, como por ser muy combatidos y muy duramente. Hizo luego Sandoval tres compañías de los españoles, para que entrasen por tres sitios tierra adelante, matando, saqueando y quemando cuanto hallasen. En poco tiempo se hizo mucho daño, porque se abrasaron muchos pueblos, y se mataron infinidad de personas; prendieron a sesenta señores de vasallos y cuatrocientos hombres ricos y principales, sin contar otra mucha gente baja. Se hizo proceso contra todos ellos, por el cual, y por sus propias confesiones, los condenó a muerte de fuego. Lo consultó con Cortés, soltó la gente menuda, y quemó a los cuatrocientos cautivos y a los sesenta señores; llamó a sus hijos y herederos a que lo viesen para que escarmentasen, y luego les dio los señoríos en nombre del Emperador, con palabra que dieron de ser siempre amigos de los cristianos y españoles, aunque ellos poco la guardan, tan mudables y bulliciosos son; pero, en fin, se allanó Pánuco.