Guerra de Accapichtlan
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Datos principales
Desarrollo
Guerra de Accapichtlan Viendo los mexicanos que les iba mal con los españoles, se las tenían con los de Chalco, que era tierra muy importante, y en el camino para Tlaxcallan y a Veracruz. Los de Chalco llamaron a los de Huexocinco y Huacacholla para que les ayudasen, y pidieron a Cortés españoles. Él les envió trescientos, y quince caballos, con Gonzalo de Sandoval; el cual fue, y en llegando acordó de ir a Huazytepec, donde estaba la guarnición de Culúa que hacía el mal. Antes de que allí llegasen les salieron al encuentro los de la guarnición, y pelearon. Mas no pudiendo resistir la furia de los caballos ni las cuchilladas, se metieron en el lugar, y los nuestros tras ellos, los cuales mataron allí dentro muchos, y a los demás vecinos les echaron fuera, que como no tenían allí mujeres ni hacienda que defender, no reparaban. Los españoles comieron, y dieron de comer a los caballos, y los amigos buscaban ropa por las casas. Estando así oyeron el ruido y gritería que traían los contrarios por las calles y plaza del pueblo. Salieron a ellos, pelearon, y a fuerza de lanzadas los echaron otra vez fuera y los siguieron una gran legua, donde hicieron gran matanza. Dos días estuvieron allí los nuestros, y luego fueron a Accapichtlan, donde también había gente de México. Les requirieron con la paz; mas ellos, como estaban en lugar alto y fuerte, y malo para los caballos, no escucharon; antes bien tiraban piedras y saetas, amenazando a los de Chalco. Los indios, nuestros amigos, aunque eran muchos, no se atrevían a acometer.
Los españoles arremetieron nombrando a Santiago, y subieron al lugar y lo tomaron, por más fuerte y defendido que fue. Es verdad que quedaron muchos de ellos heridos de piedras y varas. Entraron tras ellos los de Chalco y sus aliados, e hicieron grandísima carnicería de los de Culúa y vecinos. Otros muchos se despeñaron a un río que pasa por allí. En fin, pocos escaparon de la muerte; y así, fue señalada la victoria ésta de Accapichtlan. Los nuestros padecieron en este día mucha sed, así del calor y trabajo de la pelea, como porque aquel río estaba teñido en sangre, y no pudieron beber de él en un buen espacio de tiempo, y no había otra agua. Sandoval se volvió a Tezcuco, y los otros cada uno a su casa. Mucho sintieron en México la pérdida de tantos hombres y tan fuerte lugar, y volvieron a enviar sobre Chalco nuevo ejército, mandándole diese batalla antes de que los españoles lo supiesen. Aquel ejército se dio tanta prisa en hacer lo que Cuahutimoccín le mandaba, que no dio lugar a sus enemigos de esperar socorro de Cortés, como lo pedían y esperaban. Mas los de Chalco se juntaron todos, aguardaron la batalla, y fácilmente la vencieron con ayuda de los vecinos. Mataron a muchos mexicanos, y prendieron cuarenta, entre los cuales había un capitán, y arrojaron de su tierra a los enemigos. Por tanto mayor se tuvo esta victoria, cuanto menos se pensaba. Gonzalo de Sandoval volvió con los mismos españoles que antes a Chalco. Se dio prisa por llegar antes de que la batalla se diese; mas cuando llegó, ya estaba dada y vencida; y así, se volvió con los cuarenta prisioneros. Con estas victorias de Chalco quedó libre y seguro el camino de México a Veracruz, y después vinieron a Tezcuco los españoles y caballos que arriba dije, y trajeron muchas ballestas, escopetas, pólvora y balas, y otras cosas de España, con lo que nuestro ejército recibió tanto placer cuanta necesidad tenía; y dijeron que habían llegado otras tres naos con alguna gente y caballos.
Los españoles arremetieron nombrando a Santiago, y subieron al lugar y lo tomaron, por más fuerte y defendido que fue. Es verdad que quedaron muchos de ellos heridos de piedras y varas. Entraron tras ellos los de Chalco y sus aliados, e hicieron grandísima carnicería de los de Culúa y vecinos. Otros muchos se despeñaron a un río que pasa por allí. En fin, pocos escaparon de la muerte; y así, fue señalada la victoria ésta de Accapichtlan. Los nuestros padecieron en este día mucha sed, así del calor y trabajo de la pelea, como porque aquel río estaba teñido en sangre, y no pudieron beber de él en un buen espacio de tiempo, y no había otra agua. Sandoval se volvió a Tezcuco, y los otros cada uno a su casa. Mucho sintieron en México la pérdida de tantos hombres y tan fuerte lugar, y volvieron a enviar sobre Chalco nuevo ejército, mandándole diese batalla antes de que los españoles lo supiesen. Aquel ejército se dio tanta prisa en hacer lo que Cuahutimoccín le mandaba, que no dio lugar a sus enemigos de esperar socorro de Cortés, como lo pedían y esperaban. Mas los de Chalco se juntaron todos, aguardaron la batalla, y fácilmente la vencieron con ayuda de los vecinos. Mataron a muchos mexicanos, y prendieron cuarenta, entre los cuales había un capitán, y arrojaron de su tierra a los enemigos. Por tanto mayor se tuvo esta victoria, cuanto menos se pensaba. Gonzalo de Sandoval volvió con los mismos españoles que antes a Chalco. Se dio prisa por llegar antes de que la batalla se diese; mas cuando llegó, ya estaba dada y vencida; y así, se volvió con los cuarenta prisioneros. Con estas victorias de Chalco quedó libre y seguro el camino de México a Veracruz, y después vinieron a Tezcuco los españoles y caballos que arriba dije, y trajeron muchas ballestas, escopetas, pólvora y balas, y otras cosas de España, con lo que nuestro ejército recibió tanto placer cuanta necesidad tenía; y dijeron que habían llegado otras tres naos con alguna gente y caballos.