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Desarrollo


Lunes, 14 de enero Quisiera enviar esta noche a buscar las casas de aquellos indios por tomar algunos de ellos, creyendo que eran caribes, y... (no lo hizo) por el mucho Leste y Nordeste y mucha ola que hizo en la mar, pero, ya de día vieron mucha gente de indios en tierra, por lo cual mandó el Almirante ir allá la barca con gente bien aderezada, los cuales luego vinieron todos a la popa de la barca, y especialmente el indio que el día antes había venido a la carabela y el Almirante le había dado las cosillas de resgate. Con este diz que venía un rey, el cual había dado al indio dicho unas cuentas que diese a los de la barca en señal de seguro y de paz. Este rey, con tres de los suyos, entraron en la barca y vinieron a la carabela. Mandóles el Almirante dar de comer bizcocho y miel, y dióle un bonete colorado y cuentas y un pedazo de paño colorado, y a los otros también pedazos de paño; el cual dijo que traería mañana una carátula de oro, afirmando que allí había mucho, y en Carib y en Mantinino. Después los envió a tierra bien contentos. Dice más el Almirante; que le hacían agua mucha las carabelas por la quilla, y quéjase mucho de los calafates, que en Palos las calafatearon muy mal y que cuando vieron que el Almirante había entendido el defecto de su obra y los quisiera constreñir a que la enmendaran, huyeron. Pero no obstante la mucha agua que las carabelas hacían, confía en Nuestro Señor que lo trujo lo tornará por su piedra y misericordia, que bien sabía su Alta Majestad cuánta controversia tuvo primero antes que se pudiese expedir de Castilla, que ninguno otro fue en su favor sino Él, porque Él sabía su corazón, y después de Dios, Sus Altezas, y todo lo demás le había sido contrario sin razón alguna.

Y dice más así: "y han seído causa que la Corona Real de Vuestras Altezas no tenga cien cuentos de renta más de la que tiene después que yo vine a los servir, que son siete años agora, a 20 das de enero este mismo mes, y más lo que acrecentado sería de aquí en adelante. Mas aquel poderoso Dios remediará todo". Estas son sus Palabras. Martes, 15 de enero Dice que se quiere partir porque ya no aprovecha nada detenerse, por haber pasado aquellos desconciertos (debe decir del escándalo de los indios). Dice también que hoy ha salido que toda la fuerza del oro estaba en la comarca de la Villa de la Navidad de Sus Altezas, y que en la isla de Carib había mucho alambre y en Matinino, puesto que será dificultoso en Carib, porque aquella gente diz que come carne humana, y que de allí se parecía la isla de ellos, y que tenía determinado de ir a ella, pues está en el camino, y a la de Matinino, que diz que era poblada toda de mujeres sin hombres, y ver la una y la otra, y tomar diz que algunos de ellos. Envió el Almirante la barca a tierra, y el rey de aquella tierra no había venido porque diz que la población estaba lejos, mas envió su corona de oro como había prometido, y vieron otros muchos hombres con algodón y con pan y ajes, todos con sus arcos y flechas. Después que todo lo hubieron resgatado, vinieron diz que cuatro mancebos a la carabela, y pareciéronle al Almirante dar tan buena cuenta de todas aquellas islas que estaban hacia el Leste, en el mismo camino que el Almirante había de llevar, que determinó de traer a Castilla consigo.

Allí diz que no tenían hierros ni otro metal que se hobiese visto, aunque en pocos días no se puede saber de una tierra mucho, así por la dificultad de la lengua, que no entendía el Almirante, sino por discreción, como porque ellos no saben lo que él pretendía en pocos días. Los arcos de aquella gente diz que eran tan grandes como los de Francia e Inglaterra; las flechas son propias como las azagayas de las otras gentes que hasta allí había visto, que son de los pimpollos de las cañas cuando son simiente, que quedan muy derechas y de longura de una vara y media y de dos, y después ponen al cabo un pedazo de palo agudo de un palmo y medio; y encima de este palillo, algunos le inxieren un diente de pescado, y algunos y los más le ponen allí hierba, y no tiran como en otras partes, salvo por una cierta manera que no pueden mucho ofender. Allí había muy mucho algodón y muy fino y luengo, y hay muchas almácigas, y parecíale que los arcos eran de tejo, y que hay oro y cobre. También hay mucho aji, que es su pimienta, della que vale más que pimienta, y toda la gente no come sin ella, que la halla muy sana; puédense cargar cincuenta carabelas cada año en aquella Española. Dice que halló mucha hierba en aquella bahía de la que hallaban en el golfo cuando venía al descubrimiento, por lo cual creía que había islas al Leste hasta en derecho de donde las comenzó a hallar, porque tiene por cierto que aquella hierba nace en poco fondo, junto a tierra; y dice que si así es, muy cerca estaban estas Indias de las islas de Canarias, y por esta razón creía que distaban menos de cuatrocientas leguas.

Miércoles, 16 de enero Partió antes del día, tres horas, del golfo que llamó el golfo de las Flechas con viento de la tierra, después con viento Oueste llevando la proa al Leste cuarta del Nordeste, para ir diz que a la isla de Carib donde estaba la gente a quien todas aquellas islas y tierras tanto miedo tenían; porque diz que con sus canoas sinnúmero andaban todas aquellas mares, y diz que comían los hombres que pueden haber. La derrota diz que le habían mostrado unos indios de aquellos cuatro que tomó ayer en el Puerto de las Flechas. Después de haber andado a su parecer sesenta y cuatro millas señaláronle los indios que daría la dicha isla al Sueste. Quiso llevar aquel camino y mandó templar las velas, y después de haber andado dos leguas refrescó el viento que comenzó a entristecerse por desviarse del camino derecho, por la mucha agua que hacían ambas carabelas, y no tenían algún remedio salvo el de Dios. Hubo de dejar el camino que creía que lleva de la isla y volvió al derecho de España, Nordeste cuarta del Leste, y anduvo así hasta el sol puesto cuarenta y ocho millas, que son doce leguas. Dijéronle los indios que por aquella vía hallaría la isla de Matinino, que diz era poblada de mujeres sin hombres, lo cual el Almirante mucho quisiera (ver) por llevar diz que a los Reyes cinco o seis de ellas; pero dudaba que los indios supiesen bien la derrota, y él no se podía detener por el peligro del agua que cogían las carabelas, mas diz que era cierto que las había y que a cierto tiempo del año venían los hombres a ellas de la dicha isla de Caribe, que diz que estaba de ellas diez o doce leguas, y si parían niño enviábanlo a la isla de los hombres, y si niña, dejábanla consigo.

Dice el Almirante que aquellas dos islas no debían distar de donde había partido quince o veinte leguas, y creía que eran al Sueste, y que los indios no le supieron señalar la derrota. Después de perder de vista el cabo que nombró de San Theramo de la isla Española, que le quedaba al oueste diez y seis leguas, anduvo doce leguas al Este cuarta del Nordeste. Llevaba muy buen tiempo. Este cabo de San Theramo cree cierto que es el que llaman ahora el cabo del Engaño. Jueves, 17 de enero Ayer, al poner del sol, calmóle algo el viento; andaría catorce ampolletas, que tenía cada una media hora o poco menos, hasta el rendir del primer cuarto, y andaría cuatro millas por hora, que son veintiocho millas. Después refrescó el viento y anduvo así todo aquel cuarto, que fueron diez ampolletas, y después otras seis, hasta salido el sol, ocho millas por hora, y así andaría por todas ochenta y cuatro millas, que son veintiuna leguas, al Nordeste cuarta del Leste, y hasta el sol puesto andaría mas cuarenta y cuatro millas, que son once leguas al Leste. Aquí vino un alcatraz a la carabela, y después otro, y vido mucha hierba de la que está en la mar. Viernes, 18 de enero Navegó con poco viento esta noche al Leste cuarta del Sueste cuarenta millas, que son diez leguas, y después al Sueste cuarta del Leste treinta millas, que son siete leguas y media, hasta salido el sol. Después de salido (el) sol navegó todo el día con poco viento Lesnordeste y Nordeste y con Leste más y menos, puesta la proa a veces al Norte y a veces a la cuarta del Nordeste y al nornordeste; y así, contando lo uno y lo otro, creyó que andaría sesenta millas, que son quince leguas.

Pareció poca hierba en la mar, pero diz que ayer y hoy pareció la mar cuajada de atunes, y creyó el Almirante que de allí debían de ir a las almadrabas del Duque de Conil y de Cádiz. Por un pescado que se llama rabiforcado que anduvo alrededor de la carabela y después se fue la vía del Sursueste, creyó el Almirante que había por allí algunas islas. Y al Lesueste de la isla Española dijo que quedaba la isla de Caribe y la de Matinino y otras muchas. Sábado, 19 de enero Anduvo esta noche cincuenta y seis millas al Norte cuarta del Nordeste, y sesenta y cuatro al Nordeste cuarta del Norte. Después del sol salido, navegó al Nordeste con el viento Lesueste con viento fresco, y después a la cuarta M Norte, y andaría ochenta y cuatro Millas, que son veinte y una leguas. Vido la mar cuajada de atunes pequeños; hubo alcatraces, rabos de juncos y rabiforcados. Domingo, 20 de enero Calmó el viento esta noche, y a ratos ventaba unos balzos de viento, y andaría por todo veinte millas al Nordeste. Después del sol salido, andaría once millas al Sueste, después al Nornordeste 36 millas, que son nueve leguas. Vido infinitos atunes pequeños los aires diz que muy suaves y dulces, como en Sevilla por abril o mayo, la mar dice, a Dios sean dadas muchas gracias, siempre muy llana. Rabiforcados y pardelas, y otras aves muchas parecieron.

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