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Datos principales
Desarrollo
De cómo Inca Yupanqui salió del Cuzco, dejando por gobernador a Lloque Yupanqui, y de lo que sucedió. Como ya por mandado de Inca Yupanqui se hobiese juntado cantidad de más de cuarenta mill hombres, junto a la piedra de la guerra se hizo alarde y nombró capitanes, haciendo fiestas y borracheras; y estando adrezado salió del Cuzco en andas ricas de oro y pedrería, yendo a la redonda dél su guarda con alabardas y hachas y otras armas; junto a él iban los señores; y mostrava más valor y autoridad este rey que todos los pasados suyos. Dejó en el Cuzco, a lo que dicen, por gobernador a Lloque Yupanqui, su hermano. La Coya y otras mujeres iban en hamacas y afirman que llevaban gran cantidad de cargas de joyas y de repuesto. Delante iban limpiando el camino, que ni yerba ni piedra pequeña ni grande no había de haber en él. Llegado al río de Apurima pasó por la puente que se había echado y anduvo hasta los aposentos de Curahuasi. De la comarca salían muchos hombres y mujeres y algunos señores y principales, y cuando lo vían quedaban espantados, y llamábanlo "Gran señor, Hijo del Sol, Monarca de todos" y otros nombres grandes. En este aposento dicen que dio a un capitán de los Chancas, llamado Tupac Uasco, por mujer una palla del Cuzco y que la tuvo en mucho. Pasando adelante el Inca por el río de Apurima y Cochacassa, como los naturales de aquella parte estuviesen en los pucaraes fuertes y no tuviesen pueblos juntos, les mandó que viviesen ordenadamente sin tener costumbre mala ni darse la muerte los unos a los otros.
Muchos se alegraron con esto los dichos y les fue bien de obedecer su mandamiento. Los de Curampa reían dello, y entendido de Inca Yupanqui, y no bastando amonestaciones, los venció en batalla, matando a muchos y cativando a otros. Y porque la tierra era buena, mandó a un mayordomo suyo quedase a reformarla y a que se hiciesen aposentos y templo del sol. Ordenado esto con gran prudencia, el rey salió de allí y anduvo hasta la provincia de Andaguaylas, a donde le fue hecho solene recebimiento y estuvo allí algunos días determinando si iría a conquistar a los naturales de Guamanga o Xauxa o los Soras y Rucanas, mas, después de haber pensado, con acuerdo de los suyos determinó de ir a los Soras. Y saliendo de allí anduvo por un despoblado que iba a salir a los Soras, los cuales supieron su venida y se juntaron para su defender. Había inviado Inca Yupanqui capitanes con gentes para otras partes muchas a que allegasen las gentes a su servicio con la más blandura que pudiesen y a los Soras envió mensajeros sobre que no tomasen armas contra él, prometiendo de los tener en mucho sin les hacer agravio ni daño; mas no quisieron paz con servidumbre, sino guerrear por no perder la libertad. Y así, juntos unos con otros, tuvieron la batalla, la cual, dicen los que della tuvieron memoria, que fue muy reñida y que murieron muchos de ambas partes, mas quedando el campo por los del Cuzco. Los que escaparon de ser muertos y presos fueron dando aullidos y gemidos a su pueblo, a donde pusieron algún cobro en sus haciendas y, sacando sus mujeres, lo desampararon y se fueron, según es público, a un peñol fuerte questá cerca del río de Vilcas, donde había en lo alto muchas cuevas y agua por naturaleza; y en este peñol se recogieron muchos hombres con sus mujeres; e hízose por miedo del Inca, proveyéndose del más bastimento que pudieron. Y no sólo los Soras se recogieron a este peñol, que de la comarca de Guamanga y del río de Vilcas y de otras partes se juntaron con ellos, espantados de oir que el Inca quería ser solo señor de las gentes. Vencida la batalla, los vencedores gozaron del despojo y el Inca mandó que no hiciesen daño a los cativos; antes los mandó soltar a todos ellos y mandó ir un capitán con gente a lo de Condesuyo por la parte de Pumatampu; y como entrase en los Soras y supiese haberse ido la gente al peñol ya dicho, recebió mucho enojo y determinó de los ir a cercar; y así, mandó a sus capitanes que con la gente de guerra caminasen contra ellos.
Muchos se alegraron con esto los dichos y les fue bien de obedecer su mandamiento. Los de Curampa reían dello, y entendido de Inca Yupanqui, y no bastando amonestaciones, los venció en batalla, matando a muchos y cativando a otros. Y porque la tierra era buena, mandó a un mayordomo suyo quedase a reformarla y a que se hiciesen aposentos y templo del sol. Ordenado esto con gran prudencia, el rey salió de allí y anduvo hasta la provincia de Andaguaylas, a donde le fue hecho solene recebimiento y estuvo allí algunos días determinando si iría a conquistar a los naturales de Guamanga o Xauxa o los Soras y Rucanas, mas, después de haber pensado, con acuerdo de los suyos determinó de ir a los Soras. Y saliendo de allí anduvo por un despoblado que iba a salir a los Soras, los cuales supieron su venida y se juntaron para su defender. Había inviado Inca Yupanqui capitanes con gentes para otras partes muchas a que allegasen las gentes a su servicio con la más blandura que pudiesen y a los Soras envió mensajeros sobre que no tomasen armas contra él, prometiendo de los tener en mucho sin les hacer agravio ni daño; mas no quisieron paz con servidumbre, sino guerrear por no perder la libertad. Y así, juntos unos con otros, tuvieron la batalla, la cual, dicen los que della tuvieron memoria, que fue muy reñida y que murieron muchos de ambas partes, mas quedando el campo por los del Cuzco. Los que escaparon de ser muertos y presos fueron dando aullidos y gemidos a su pueblo, a donde pusieron algún cobro en sus haciendas y, sacando sus mujeres, lo desampararon y se fueron, según es público, a un peñol fuerte questá cerca del río de Vilcas, donde había en lo alto muchas cuevas y agua por naturaleza; y en este peñol se recogieron muchos hombres con sus mujeres; e hízose por miedo del Inca, proveyéndose del más bastimento que pudieron. Y no sólo los Soras se recogieron a este peñol, que de la comarca de Guamanga y del río de Vilcas y de otras partes se juntaron con ellos, espantados de oir que el Inca quería ser solo señor de las gentes. Vencida la batalla, los vencedores gozaron del despojo y el Inca mandó que no hiciesen daño a los cativos; antes los mandó soltar a todos ellos y mandó ir un capitán con gente a lo de Condesuyo por la parte de Pumatampu; y como entrase en los Soras y supiese haberse ido la gente al peñol ya dicho, recebió mucho enojo y determinó de los ir a cercar; y así, mandó a sus capitanes que con la gente de guerra caminasen contra ellos.