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Datos principales
Desarrollo
De cómo remanecieron en Pacarec Tampu ciertos hombres y mugeres, y de lo que cuentan que hicieron después que de allí salieron. Ya tengo otras veces dicho cómo, por ejercicio de mi persona y por huir los vicios que de la ociosidad se recrecen, tomé trabajo descrebir lo que yo alcancé de los Incas y de su regimiento y buena orden de gobernación; y como no tengo otra relación ni escriptura que la que ellos dan, si alguno atinare a escrebir esta materia más acertada que yo, bien podía; aunque para claridad de lo que escribo no dejé pasar trabajo y por hacerlo con más verdad vine al Cuzco, siendo en ella corregidor el capitán Juan de Sayavedra, donde hice juntar a Cayu Tupac, que es el que hay vivo de los descendientes de Huaina Capac porque Sairi Tupac, hijo de Manco Inca, está retirado en Viticos, a donde su padre se ausentó después de la guerra que en el Cuzco con los españoles tuvo, como adelante contaré, y a otros de los orejones, que son los que entre ellos se tienen por más nobles, y con los mejores intérpretes y lenguas que se hallaron les pregunté, estos señores Incas que gente era y de qué nación. Y parece que los pasados Incas, por engrandecer con gran hazaña su nacimiento, en sus cantares se apregona lo que en esto tienen, que es, questando todas las gentes que vivían en estas regiones desordenadas y matándose unos a otros y estando envueltos en sus vicios, remanecieron en una parte que ha por nombre Pacarec Tampu, ques no muy lejos de la ciudad del Cuzco, tres hombres y tres mugeres.
Y según se puede interpretar, Pacarec Tampu quiere tanto decir como casa de producimiento. Los hombres que de allí salieron dicen ser Ayar Uchu el uno y el otro Ayar Hache arauca y el otro dicen llamarse Ayar Manco: las mugeres, la una había por nombre Mama Huaco, la otra Mama Cora, la otra Mama Rahua. Algunos indios cuentan estos nombres de otra manera y en más número, más yo a lo que cuentan los orejones y ellos tienen por tan cierto me allegara, porque lo saben mejor que otros ningunos. Y así, dicen que salieron vestidos de unas mantas largas y unas a manera de camisas sin collar ni mangas, de lana riquísima, con muchas pinturas de diferentes maneras, que ellos llaman tucapu, que en nuestra lengua quiere decir vestidos de reyes; y quel uno destos señores sacó en la mano una honda de oro y en ella puesta una piedra; y que las mugeres salieron vestidas tan ricamente como ellos y sacaron mucho servicio de oro. Pasando adelante con esto, dicen más, que sacaron mucho servicio de oro y quel uno de los hermanos, el que nombraban Ayar Uchu, habló con los otros hermanos suyos para dar comienzo a las cosas grandes que por ellos habían de ser hechas, porque su presunción era tanta que pensaban hacerse únicos señores de la tierra; y por ellos fue determinado de hacer en aquel lugar una nueva población, a la cual pusieron por nombre Pacarec Tampu; y fue hecha brevemente, porque para ello tuvieron ayuda de los naturales de aquella comarca; y, andando los tiempos, pusieron gran cantidad de oro puro y en joyas con otras cosas preciadas en aquella parte, de lo cual hay fama que hobo mucho dello Hernando Pizarro y don Diego de Almagro el mozo.
Y volviendo a la historia, dicen quel uno de los tres, que ya hemos dicho llamarse Ayar Cachi, era tan valiente y tenía tan gran poder que con la honda que sacó, tirando golpe y lanzando piedras, derribaba los cerros y algunas veces que tiraba en alto ponía las piedras cerca de las nubes, lo cual, como por los otros dos hermanos fuese visto, les pesaba pareciéndoles que era afrenta suya no se igualar en aquellas cosas; y así, apasionados con la envidia, dulcemente le rogaron con palabras blandas, aunque bien llenas de engaño, que volviese a entrar por la boca de una cueva donde ellos tenían sus tesoros, a traer cierto vaso de oro que se les había olvidado y a suplicar al sol, su padre les diese ventura próspera para que pudiesen señorear la tierra. Ayar Cachi, creyendo que no había cautela en lo que sus hermanos le decían, alegremente fue a hacer lo que dicho le habían y no había bien acabado de entrar en la cueva cuando los otros dos cargaron sobre él tantas piedras que quedó sin más parecer; lo cual pasado, dicen ellos por muy cierto que la tierra tembló en tanta manera que se hundieron muchos cerros, cayendo sobre los valles. Hasta aquí cuentan los orejones sobre el origen de los Incas, porque como ellos fueron de tan gran presunción y hechos tan altos, quisieron que se entendiese haber remanecido desta suerte y ser hijos del sol; donde después, cuando los indios los ensalzaban con renombres grandes, les llaman ¡Ancha hatun apu, intipchuri!, que quiere en nuestra lengua decir: ¡Oh muy gran señor, hijo del sol! Y lo que yo para mí tengo que se deba creer de esto questos fingen, será que, así como en Hatuncollao se levantó Zapana y en otras partes hicieron lo mismo otros capitanes valientes, questos Incas que remanecieron debieron ser algunos tres hermanos valerosos y esforzados y en quien hobiese grandes pensamientos, naturales de algún pueblo destas regiones o venidos de la otra parte de las sierras de los Andes; los cuales, hallando aparejo, conquistarían y ganarían el señorío que tuvieron; y aún sin esto podría ser lo que se cuenta de Ayar Cachi y de los otros ser encantadores, que sería causa de por parte del Demonio hacer lo que hacían. En fin, no podemos sacar dellos otra cosa questo. Pues luego que Ayar Cachi quedó dentro en la cueva, los otros dos hermanos suyos acordaron, con alguna gente que se les había llegado, de hacer otra población, la cual pusieron por nombre Tampu Quiru, que en nuestra lengua querrá decir dientes de aposento o de palacio; y así, débese entender questas poblaciones no eran grandes ni más que algunas fuerzas pequeñas. Y en aquel lugar estuvieron algunos días, habiéndoles ya pesado con haber echado de sí a su hermano Ayar Cachi, que por otro nombre dicen llamarse Huanacaure.
Y según se puede interpretar, Pacarec Tampu quiere tanto decir como casa de producimiento. Los hombres que de allí salieron dicen ser Ayar Uchu el uno y el otro Ayar Hache arauca y el otro dicen llamarse Ayar Manco: las mugeres, la una había por nombre Mama Huaco, la otra Mama Cora, la otra Mama Rahua. Algunos indios cuentan estos nombres de otra manera y en más número, más yo a lo que cuentan los orejones y ellos tienen por tan cierto me allegara, porque lo saben mejor que otros ningunos. Y así, dicen que salieron vestidos de unas mantas largas y unas a manera de camisas sin collar ni mangas, de lana riquísima, con muchas pinturas de diferentes maneras, que ellos llaman tucapu, que en nuestra lengua quiere decir vestidos de reyes; y quel uno destos señores sacó en la mano una honda de oro y en ella puesta una piedra; y que las mugeres salieron vestidas tan ricamente como ellos y sacaron mucho servicio de oro. Pasando adelante con esto, dicen más, que sacaron mucho servicio de oro y quel uno de los hermanos, el que nombraban Ayar Uchu, habló con los otros hermanos suyos para dar comienzo a las cosas grandes que por ellos habían de ser hechas, porque su presunción era tanta que pensaban hacerse únicos señores de la tierra; y por ellos fue determinado de hacer en aquel lugar una nueva población, a la cual pusieron por nombre Pacarec Tampu; y fue hecha brevemente, porque para ello tuvieron ayuda de los naturales de aquella comarca; y, andando los tiempos, pusieron gran cantidad de oro puro y en joyas con otras cosas preciadas en aquella parte, de lo cual hay fama que hobo mucho dello Hernando Pizarro y don Diego de Almagro el mozo.
Y volviendo a la historia, dicen quel uno de los tres, que ya hemos dicho llamarse Ayar Cachi, era tan valiente y tenía tan gran poder que con la honda que sacó, tirando golpe y lanzando piedras, derribaba los cerros y algunas veces que tiraba en alto ponía las piedras cerca de las nubes, lo cual, como por los otros dos hermanos fuese visto, les pesaba pareciéndoles que era afrenta suya no se igualar en aquellas cosas; y así, apasionados con la envidia, dulcemente le rogaron con palabras blandas, aunque bien llenas de engaño, que volviese a entrar por la boca de una cueva donde ellos tenían sus tesoros, a traer cierto vaso de oro que se les había olvidado y a suplicar al sol, su padre les diese ventura próspera para que pudiesen señorear la tierra. Ayar Cachi, creyendo que no había cautela en lo que sus hermanos le decían, alegremente fue a hacer lo que dicho le habían y no había bien acabado de entrar en la cueva cuando los otros dos cargaron sobre él tantas piedras que quedó sin más parecer; lo cual pasado, dicen ellos por muy cierto que la tierra tembló en tanta manera que se hundieron muchos cerros, cayendo sobre los valles. Hasta aquí cuentan los orejones sobre el origen de los Incas, porque como ellos fueron de tan gran presunción y hechos tan altos, quisieron que se entendiese haber remanecido desta suerte y ser hijos del sol; donde después, cuando los indios los ensalzaban con renombres grandes, les llaman ¡Ancha hatun apu, intipchuri!, que quiere en nuestra lengua decir: ¡Oh muy gran señor, hijo del sol! Y lo que yo para mí tengo que se deba creer de esto questos fingen, será que, así como en Hatuncollao se levantó Zapana y en otras partes hicieron lo mismo otros capitanes valientes, questos Incas que remanecieron debieron ser algunos tres hermanos valerosos y esforzados y en quien hobiese grandes pensamientos, naturales de algún pueblo destas regiones o venidos de la otra parte de las sierras de los Andes; los cuales, hallando aparejo, conquistarían y ganarían el señorío que tuvieron; y aún sin esto podría ser lo que se cuenta de Ayar Cachi y de los otros ser encantadores, que sería causa de por parte del Demonio hacer lo que hacían. En fin, no podemos sacar dellos otra cosa questo. Pues luego que Ayar Cachi quedó dentro en la cueva, los otros dos hermanos suyos acordaron, con alguna gente que se les había llegado, de hacer otra población, la cual pusieron por nombre Tampu Quiru, que en nuestra lengua querrá decir dientes de aposento o de palacio; y así, débese entender questas poblaciones no eran grandes ni más que algunas fuerzas pequeñas. Y en aquel lugar estuvieron algunos días, habiéndoles ya pesado con haber echado de sí a su hermano Ayar Cachi, que por otro nombre dicen llamarse Huanacaure.