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Datos principales
Desarrollo
De cómo envió a llamar al capitán Gonzalo de Mendoza Luego envió el gobernador a llamar a Gonzalo de Mendoza, que se viniese de la tierra de los arrianicosies con la gente que con él estaba, para dar orden y proveer las cosas necesarias para seguir la entrada y descubrimiento de la tierra, porque así convenía al servicio de Su Majestad ; y que antes que viniese a ellas, procurasen de tornar a los indios arrianicosies a sus casas y asentarse las paces con ellos; y como fue venido Francisco de Ribera con los seis españoles que venían con él del descubrimiento de la tierra, toda la gente que estaba en el puerto de los Reyes comenzó a adolescer de calenturas, que no había quien pudiese hacer la guarda en el campo, y asimesmo adolescieron todos los indios guaranles, y morían algunos de ellos; y de la gente que el capitán Gonzalo de Mendoza tenía consigo en la tierra de los indios arrianicosies, avisó por carta suya que todos enfermaban de calenturas, y así los enviaba con los bergantines, enfermos y flacos; y demás de esto, avisó que no habla podido con los indios hacer paz, aunque muchas veces les había requerido que les darían muchos rescates; antes les venían cada día a hacer la guerra, y que era tierra de muchos mantenimientos, así en el campo como en las lagunas, y que les había dejado muchos mantenimientos con que se pudiesen mantener, demás y allende de los que habla enviado y llevaba en los bergantines; y la causa de aquella enfermedad en que había caído toda la gente había sido que se habían dañado las aguas de aquella tierra y se habían hecho salobres con la cresciente de ella.
A esta sazón los indios de la isla que están cerca de una legua del puerto de los Reyes, que se llaman socorinos y xaqueses, como vieron a los cristianos enfermos y flacos, comenzaron a hacerles guerra,,y dejaron de venir, como hasta allí lo habían hecho, a contratar y rescatar con los cristianos, y a darles aviso de los indios que hablaban mal de ellos, especialmente de los indios guaxarapos, con los cuales se juntaron y metieron en su tierra para dende allí hacerles guerra; y como los indios guaraníes que habían traído en la armada salían en sus canoas, en compañía de algunos cristianos, a pescar en la laguna, a un tiro de piedra del real, una mañana, ya que amanescía, habían salido cinco cristianos, los cuatro de ellos mozos de poca edad, con los indios guaraníes; yendo en sus canoas, salieron a ellos los indios xaqueses y socorinos y otros muchos de la isla, y captivaron los cinco cristianos, y mataron de los indios guaraníes, cristianos nuevamente convertidos, y se les pusieron en defensa, y a otros muchos llevaron con ellos a la isla, y los mataron, y despedazaron a los cinco cristianos e indios, y los repartieron entre ellos a pedazos entre los indios guaxarapos y guatos, y con los indios naturales de esta tierra y puerto del pueblo que dicen del Viejo, y con otras generaciones que para ello y para hacer la guerra que tenían convocado; y después de repartidos, los comieron, así en la isla como en los otros lugares de las otras generaciones, y no contentos con esto, como la gente estaba enferma y flaca, con gran atrevimiento vinieron a acometer y a poner fuego en el pueblo adonde estaban, y llevaron algunos cristianos; los cuales comenzaron a dar voces diciendo: "¡Al arma, al arma; que matan los indios a los cristianos!" Y como todo el pueblo estaba puesto en arma, salieron a ellos; y así llevaron ciertos cristianos, y entre ellos uno que se llamaba Pedro Mepen, y otros que tomaron ribera de la laguna, y asimismo mataron otros que estaban pescando en la laguna, y se los comieron como a los otros cinco; y después de hecho el salto de los indios, como amanesció, al punto se vieron muy gran número de canoas con mucha gente de guerra irse huyendo por la laguna adelante, dando grandes alaridos y enseñando los arcos y flechas, alzándolos en alto, para darnos a entender que ellos habían hecho el salto; y así se metieron por la isla que está en la laguna del puerto de los Reyes; allí nos mataron cincuenta y ocho cristianos esta vez.
Visto esto, el gobernador habló con los indios del puerto de los Reyes y les dijo que pidiesen a los indios de la isla los cristianos e indios que habían llevado; y habiéndoselos ido a pedir respondieron que los indios guaxarapos se los habían llevado, y que no los tenían ellos; de allí adelante venían de noche a correr la laguna, por ver si podían captivar algunos de los cristianos e indios que pescasen en ella, y a estorbar que no pescasen en ella, diciendo que la tierra era suya, y que no habían de pescar en ella los cristianos y los indios; que nos fuésemos de su tierra, si no, que nos habían de matar. El gobernador envió a decir que se sosegasen y guardasen la paz que con él habían asentado, y viniesen a traer los cristianos e indios que habían llevado, y que los ternía por amigos; donde no lo quisieron hacer, que procedería contra ellos como contra enemigos, a los cuales se lo envió a decir y apercibir muchas veces, y no lo quisieron hacer, y no dejaban de hacer la guerra y daños que podían; y visto que no aprovechaba nada, el gobernador mandó hacer información contra los dichos indios; habida, con el parescer de los oficiales de Su Majestad y los clérigos, fueron dados y pronunciados por enemigos, para poderlos hacer la guerra: la cual se les hizo, y aseguró la tierra de los daños que cada día hacían.
A esta sazón los indios de la isla que están cerca de una legua del puerto de los Reyes, que se llaman socorinos y xaqueses, como vieron a los cristianos enfermos y flacos, comenzaron a hacerles guerra,,y dejaron de venir, como hasta allí lo habían hecho, a contratar y rescatar con los cristianos, y a darles aviso de los indios que hablaban mal de ellos, especialmente de los indios guaxarapos, con los cuales se juntaron y metieron en su tierra para dende allí hacerles guerra; y como los indios guaraníes que habían traído en la armada salían en sus canoas, en compañía de algunos cristianos, a pescar en la laguna, a un tiro de piedra del real, una mañana, ya que amanescía, habían salido cinco cristianos, los cuatro de ellos mozos de poca edad, con los indios guaraníes; yendo en sus canoas, salieron a ellos los indios xaqueses y socorinos y otros muchos de la isla, y captivaron los cinco cristianos, y mataron de los indios guaraníes, cristianos nuevamente convertidos, y se les pusieron en defensa, y a otros muchos llevaron con ellos a la isla, y los mataron, y despedazaron a los cinco cristianos e indios, y los repartieron entre ellos a pedazos entre los indios guaxarapos y guatos, y con los indios naturales de esta tierra y puerto del pueblo que dicen del Viejo, y con otras generaciones que para ello y para hacer la guerra que tenían convocado; y después de repartidos, los comieron, así en la isla como en los otros lugares de las otras generaciones, y no contentos con esto, como la gente estaba enferma y flaca, con gran atrevimiento vinieron a acometer y a poner fuego en el pueblo adonde estaban, y llevaron algunos cristianos; los cuales comenzaron a dar voces diciendo: "¡Al arma, al arma; que matan los indios a los cristianos!" Y como todo el pueblo estaba puesto en arma, salieron a ellos; y así llevaron ciertos cristianos, y entre ellos uno que se llamaba Pedro Mepen, y otros que tomaron ribera de la laguna, y asimismo mataron otros que estaban pescando en la laguna, y se los comieron como a los otros cinco; y después de hecho el salto de los indios, como amanesció, al punto se vieron muy gran número de canoas con mucha gente de guerra irse huyendo por la laguna adelante, dando grandes alaridos y enseñando los arcos y flechas, alzándolos en alto, para darnos a entender que ellos habían hecho el salto; y así se metieron por la isla que está en la laguna del puerto de los Reyes; allí nos mataron cincuenta y ocho cristianos esta vez.
Visto esto, el gobernador habló con los indios del puerto de los Reyes y les dijo que pidiesen a los indios de la isla los cristianos e indios que habían llevado; y habiéndoselos ido a pedir respondieron que los indios guaxarapos se los habían llevado, y que no los tenían ellos; de allí adelante venían de noche a correr la laguna, por ver si podían captivar algunos de los cristianos e indios que pescasen en ella, y a estorbar que no pescasen en ella, diciendo que la tierra era suya, y que no habían de pescar en ella los cristianos y los indios; que nos fuésemos de su tierra, si no, que nos habían de matar. El gobernador envió a decir que se sosegasen y guardasen la paz que con él habían asentado, y viniesen a traer los cristianos e indios que habían llevado, y que los ternía por amigos; donde no lo quisieron hacer, que procedería contra ellos como contra enemigos, a los cuales se lo envió a decir y apercibir muchas veces, y no lo quisieron hacer, y no dejaban de hacer la guerra y daños que podían; y visto que no aprovechaba nada, el gobernador mandó hacer información contra los dichos indios; habida, con el parescer de los oficiales de Su Majestad y los clérigos, fueron dados y pronunciados por enemigos, para poderlos hacer la guerra: la cual se les hizo, y aseguró la tierra de los daños que cada día hacían.