Artesanía
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Datos principales
Desarrollo
La herencia morisca se hace patente en la artesanía cordobesa, especialmente en la orfebrería y el trabajo del cuero, manteniendo en la actualidad un amplio colectivo de oficios y producciones artesanas muy representativas de su pasado histórico y artístico. Los artesanía en cuero se desarrollo en Córdoba en la época califal, donde alcanzó su máximo esplendor. Los guadamecileros, como así eran llamados los artesanos del cuero, curtían pieles de carnero y elaboraban en ellas característicos repujados, cuya fama se acrecentó hasta el punto de estar presentes en la propia corte de Carlomagno . Sin embargo, con el paso del tiempo se llamaraon también cordobanes, haciendo referencia esta última denominación a aquellas pieles curtidas cuyo uso tenia una finalidad funcional. Se trataba de pieles de macho cabrío curtidas sin labrar y utilizándose, en su color natural, para la fabricación de zapatos, pequeñas bolsas, guantes, cojines, encuadernación de libros y otros elementos de utilidad cotidiana. En la fabricación de muebles como arcas, baúles, cofres y maletas, el cuero se usaba como revestimiento de la madera, gracias a su resistencia e impermeabilidad. La decadencia de este sector comenzó, sin embargo, a finales del siglo XVIII y se mantuvo languideciendo hasta mediados del 1900. En este momento el propio Ayuntamiento de la ciudad intervino de manera activa, logrando el reconocimiento y permanencia del sector. A ello contribuyó, sin duda, la creación del Museo de las Artes Cordobesas, así como la recuperación de la costumbre de obsequiar, en los regalos de protocolo municipales, con las que podrían considerarse verdaderas obras arte en cuero repujado.
Cordobanes (como ya hoy se le conocen) con el escudo de la ciudad y otras representaciones de tradición musulmana pueden adquirirse en algunas de las callejas que conforman el barrio de mayor tipismo en la cuna de los Abderramanes: la Judería . También cabe englobar entre los oficios de mayor tradición en Córdoba el arte de la orfebrería, siendo actualmente una de sus principales actividades económicas. El peso de esta labor habría de mantenerse hasta la Edad Moderna, pese al receso que supusieron los siglos posteriores a la llamada reconquista. Fue a partir de la centuria del 1500 cuando comienza lo que podría considerarse una verdadera escuela de orfebres cordobeses. Consagrados de manera prácticamente exclusiva a la producción de objetos religiosos, los artífices de esta época llegarían a tener un total dominio sobre los metales preciosos, particularmente el argénteo, que hizo que este gremio comenzase a ser conocido como el de los plateros. El resultado de esta notable habilidad fue la realización de relicarios, vasos sagrados y demás objetos litúrgicos, que fueron demandados por cofradías, parroquias y conventos. Entre las producciones más destacadas se encontrarían, sin duda, algunas de las más suntuosas custodias procesionales que hasta el siglo XVIII se cincelaron en la zona. A pesar de esta significativa importancia, el sector de la orfebrería tampoco estuvo exento de crisis. Fue el empeño de las instituciones y la apuesta personal de determinados artesanos que se resistían a abandonar este oficio, lo que haría que la orfebrería cordobesa volviese nuevamente a recuperar el prestigio que tuvo desde sus orígenes. Desde entonces, la capital se ha convertido en el verdadero núcleo impulsor de esta tradición orfebre, decantándose cada vez más hacia la joyería, en la que fuera llamada "perla de Sefarad".
Cordobanes (como ya hoy se le conocen) con el escudo de la ciudad y otras representaciones de tradición musulmana pueden adquirirse en algunas de las callejas que conforman el barrio de mayor tipismo en la cuna de los Abderramanes: la Judería . También cabe englobar entre los oficios de mayor tradición en Córdoba el arte de la orfebrería, siendo actualmente una de sus principales actividades económicas. El peso de esta labor habría de mantenerse hasta la Edad Moderna, pese al receso que supusieron los siglos posteriores a la llamada reconquista. Fue a partir de la centuria del 1500 cuando comienza lo que podría considerarse una verdadera escuela de orfebres cordobeses. Consagrados de manera prácticamente exclusiva a la producción de objetos religiosos, los artífices de esta época llegarían a tener un total dominio sobre los metales preciosos, particularmente el argénteo, que hizo que este gremio comenzase a ser conocido como el de los plateros. El resultado de esta notable habilidad fue la realización de relicarios, vasos sagrados y demás objetos litúrgicos, que fueron demandados por cofradías, parroquias y conventos. Entre las producciones más destacadas se encontrarían, sin duda, algunas de las más suntuosas custodias procesionales que hasta el siglo XVIII se cincelaron en la zona. A pesar de esta significativa importancia, el sector de la orfebrería tampoco estuvo exento de crisis. Fue el empeño de las instituciones y la apuesta personal de determinados artesanos que se resistían a abandonar este oficio, lo que haría que la orfebrería cordobesa volviese nuevamente a recuperar el prestigio que tuvo desde sus orígenes. Desde entonces, la capital se ha convertido en el verdadero núcleo impulsor de esta tradición orfebre, decantándose cada vez más hacia la joyería, en la que fuera llamada "perla de Sefarad".