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Datos principales


Rango

Berlín

Desarrollo


El final de la Segunda Guerra Mundial en el escenario europeo está plagado de situaciones aún hoy controvertidas: la inmensa miopía del jefe de los ejércitos aliados, Eisenhower, al ceder la capital alemana a las tropas soviéticas y su enorme ceguera al no acoger a los ejércitos alemanes que huían del Este, ni -sobre todo- a las poblaciones civiles, empavorecidas por el Ejército soviético. La crueldad o la sangrienta indiferencia en las entregas de poblaciones desplazadas o de prisioneros de guerra que no deseaban volver o de ejércitos guerrilleros entregados a manos de sus verdugos: los terribles casos ocurridos en Yugoslavia y la URSS ¿quién puede hablar plácidamente de las atrocidades nazis, olvidando las de Stalin o las de Tito? El tribunal de Nüremberg puso ante la balanza de la justicia una serie de crímenes y culpables, pero se guardó otros tras la venda de sus ojos: las atrocidades del vencedor nunca son delitos. Pero volvamos al terreno de las grandes incógnitas sobre Hitler ¿estaba loco? ¿desde cuándo sabía que Alemania estaba derrotada? ¿por qué no aplicó la política de un solo frente -el Este- concentrando sobre él todas sus fuerzas? Creemos que tales interrogantes y otros quedan aquí aclarados en medio de la tensa y sofocante atmósfera que se respiraba durante el último mes de guerra en el búnker de la Cancillería.

.. Con menor furia bélica, con menos sangre, como una tragedia de provincia, fue ejecutado Mussolini. Algo que careció de grandiosidad y cuyo único morbo fue la presencia de Claretta Petacci, la fiel amante hasta la muerte. Hitler y Mussolini eran diferentes, tanto como el III Reich y la Italia fascista. Los respectivos finales estuvieron acordes con esas premisas. Y, para concluir el tomo: las tres grandes conferencias internacionales. Se ha incluido aquí este tema porque lógica y cronológicamente es donde más encaja si se ha de tratar unido todo el entresijo internacional que presidió la última fase de la guerra. Teherán, Yalta y Potsdam van a canalizar el final de conflicto y los años -muchos- posteriores. Teherán se nos ha quedado ya lejos en el tiempo al llegar a este volumen, las otras dos magnas reuniones están plenamente insertas en él: Yalta a comienzos del año 1945; Potsdam, después de la rendición alemana. El conjunto tiene unidad en si mismo y el único inconveniente es que alguna consecuencia de la cumbre de Teherán se haya venido constatando sin conocer su origen. Vaya lo uno por lo otro.

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