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Datos principales


Rango

Kursk campaña

Desarrollo


El ataque sobre Kursk se planificó con el empleo del 9° Ejército bajo las órdenes de Model, procedente del grupo de Ejércitos Centro (von Kluge), que atacaría por el norte mientras el 4.° Ejército blindado, a las órdenes de Hoth, era cedido por el grupo de Ejércitos Sur (von Manstein). Las fuerzas de esas dos grandes agrupaciones blindadas, más las que debían servirles de cobertura y para explorar el éxito sumaban 41 divisiones, 18 de ellas blindadas. Esta vez sus medios acorazados eran importantes: unos 1.800 carros (entre ellos 324 Panther) y no menos de 500 cañones de asalto. El aire también sería alemán -al menos así lo planificaba Berlín- con dos centenares de bombarderos en picado y medio millar de cazas para ahuyentar a los aviones soviéticos. Pero si poderosos eran los alemanes, más lo eran aún las fuerzas soviéticas dispuesta para frenarles. Los 540 kilómetros que el saliente tenía de perímetro estarían defendidos por 400.000 minas, dispuestas en campos que enfilaban hábilmente a las columnas blindadas atacantes hacia los emplazamientos de 6.000 cañones anticarro. Las fuerzas acorazadas de la URSS metieron allí 2.800 tanques, dispuestos en poderosas agrupaciones móviles o enterrados en formaciones defensivas. Y luego, la artillería: no menos de 8.000 cañones y obuses de campaña y unos 6.000 morteros de todos los calibres, y un millar de lanzacohetes.

La infantería, excluyendo las reservas, sobrepasaba los 600.000 hombres. Tras las continuas demoras, Citadelle fue fijada finalmente para las 5,30 del 5 de julio. En esa madrugada, cuando los tanquistas alemanes daban el último repaso a sus máquinas y cuando los oficiales estudiaban una vez más los detalles de la operación, rompió el silencio nocturno un feroz fuego de más de un millar de cañones pesados. Durante veinte minutos cayó sobre las concentraciones alemanas una lluvia de metralla que obstaculizó los últimos preparativos, desmoralizó a muchos y fue para los jefes alemanes una premonición de lo que fatalmente ocurriría. El ataque de Model progresó con mayor lentitud de lo esperado. Tras vencer una resistencia formidable, el 7 de julio sus vanguardias llegaron al río Svapa a 20 kilómetros de su punto de partida, y de allí ya no pudieron pasar. Por el sur, aunque con comienzos más prometedores, la ofensiva también se embotó prematuramente: el 11 de julio, en la cabeza de puente del Psel, con un avance de 30 kilómetros. Ambas cuñas alemanas estaban a casi 150 kilómetros de distancia. La tenaza alemana apenas había mordido el acero soviético de Kursk. De poco serviría que los alemanes contabilizasen más de un millar de carros soviéticos destruidos o capturados, medio millar de cañones o 35.000 prisioneros... para lograr eso habían hecho un dispendio que no podían permitirse, tanto que el día 12 de julio, cuando aún los alemanes pensaban en avanzar, los mariscales Vatutin y Rokossovsky pasaban al contraataque. Así concluía la Operación Citadelle, la mayor batalla de blindados de la historia, en la que los alemanes emplearon cerca de 2.500 máquinas y los soviéticos más de 4.000. Tácticamente podría hablarse de un pequeño éxito alemán, pero sin el factor sorpresa y sin grandes reservas para continuar la operación, fue estratégicamente un gran fracaso.

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