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Desarrollo
El paso del tiempo llevó a plantear el problema de la mayoría de edad del príncipe . Si bien éste no gobernaría de forma efectiva hasta 1847, en 1840 se lo declaró mayor de edad y al año siguiente se lo coronó como Pedro II . En 1840 se incorporó a la Constitución una cláusula adicional que permitía el funcionamiento de las asambleas legislativas provinciales, que ya funcionaban con anterioridad a 1834. Cuando Pedro II se hizo cargo de forma efectiva del gobierno, el país todavía no estaba totalmente pacificado. La rebelión "farroupilha" de Rio Grande do Sul, en la que había participado de forma activa el revolucionario italiano Giuseppe Garibaldi , se prolongó hasta 1845, debido a su carácter netamente separatista y republicano. En 1848 estalló en Pernambuco una nueva rebelión, de signo liberal. Una vez que fue sofocada Pedro II proclamó una amnistía general con el ánimo de abogar por la reconciliación nacional. A partir de aquí, y coincidiendo con su reinado, el Brasil atravesó un período de casi cuarenta años de paz y prosperidad , algo inconcebible en la mayor parte de los restantes países latinoamericanos. El inicio de la conciliación, es decir, de la cohabitación de ministros liberales y conservadores en el gabinete, a partir de 1853, marcó el comienzo de una nueva etapa política en el Brasil. El marqués de Paraná asumió el gobierno y uno de sus objetivos era la búsqueda del consenso entre los partidos políticos en torno a su plan de gobierno.
Pero la ausencia de disputas entre los partidos no duró demasiado. En 1863 y 1868 el rey disolvió la Cámara de Diputados por los constantes enfrentamientos entre conservadores y liberales, que entorpecían la gobernabilidad del país. Esto suponía la existencia de gabinetes inestables, pero también la participación del rey en la vida política nacional de un modo más intenso, lo que provocó fuertes debates en la opinión pública sobre la oportunidad de una conducta semejante. El uso frecuente y reiterado de la prerrogativa regia de disolver el Congreso y convocar elecciones socavaba el prestigio de la monarquía y la del propio monarca y aumentaba la vulnerabilidad de su figura. Este período se caracterizó por la existencia de algunas novedades dentro de la continuidad. Se potenciaron las relaciones con Europa y los Estados Unidos y se intensificaron las exportaciones de los productos agrícolas brasileños. Los viajes de Pedro II a Europa, en 1871, 1876 y 1888, y el de 1876 a los Estados Unidos, fueron de gran utilidad para el cumplimiento de estos objetivos. Los grupos dirigentes regionales seguían siendo los mismos, aunque ahora encontramos una clara conciencia de pertenencia a una clase dominante que no sólo se comportaba como tal sino que era la única capaz de proponer al resto de la sociedad un proyecto nacional estructurado y coherente. Se trataba de una clase dominante con escasas fisuras, que afrontó sin grandes dudas la difícil tarea de construir una Nación y estructurar un Estado en torno suyo. Sin embargo, este hecho no bastaba por sí mismo para otorgar homogeneidad a la oligarquía rural, integrada por los nordestinos plantadores de azúcar y algodón, los paulistas plantadores de café y los ganaderos que se habían asentado en las tierras del interior, como Rio Grande do Sul y Minas Gerais.
Pero la ausencia de disputas entre los partidos no duró demasiado. En 1863 y 1868 el rey disolvió la Cámara de Diputados por los constantes enfrentamientos entre conservadores y liberales, que entorpecían la gobernabilidad del país. Esto suponía la existencia de gabinetes inestables, pero también la participación del rey en la vida política nacional de un modo más intenso, lo que provocó fuertes debates en la opinión pública sobre la oportunidad de una conducta semejante. El uso frecuente y reiterado de la prerrogativa regia de disolver el Congreso y convocar elecciones socavaba el prestigio de la monarquía y la del propio monarca y aumentaba la vulnerabilidad de su figura. Este período se caracterizó por la existencia de algunas novedades dentro de la continuidad. Se potenciaron las relaciones con Europa y los Estados Unidos y se intensificaron las exportaciones de los productos agrícolas brasileños. Los viajes de Pedro II a Europa, en 1871, 1876 y 1888, y el de 1876 a los Estados Unidos, fueron de gran utilidad para el cumplimiento de estos objetivos. Los grupos dirigentes regionales seguían siendo los mismos, aunque ahora encontramos una clara conciencia de pertenencia a una clase dominante que no sólo se comportaba como tal sino que era la única capaz de proponer al resto de la sociedad un proyecto nacional estructurado y coherente. Se trataba de una clase dominante con escasas fisuras, que afrontó sin grandes dudas la difícil tarea de construir una Nación y estructurar un Estado en torno suyo. Sin embargo, este hecho no bastaba por sí mismo para otorgar homogeneidad a la oligarquía rural, integrada por los nordestinos plantadores de azúcar y algodón, los paulistas plantadores de café y los ganaderos que se habían asentado en las tierras del interior, como Rio Grande do Sul y Minas Gerais.