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Datos principales


Rango

demo-soc XVIII

Desarrollo


Como corresponde a su elevada fecundidad, la población del siglo XVIII era en conjunto muy joven, con la mitad de sus efectivos, aproximadamente, menor de veinticinco años, y en la que los mayores de sesenta no llegaban a la décima parte del total. Las pirámides de edades tenían la clásica forma triangular de las poblaciones antiguas -base muy ancha, disminución rápida hacia la cúspide - y un perfil habitualmente muy irregular, debido a las alteraciones coyunturales de mortalidad y natalidad, lo que solía ser más visible en poblaciones pequeñas que en grandes conjuntos, donde los efectos de compensación suelen suavizar las diversas muescas. Y acusarán los cambios señalados en los elementos demográficos fundamentales. Puede verse, por ejemplo, cómo la distinta evolución de la fecundidad en Inglaterra y Francia hizo que en el primer caso la población se rejuveneciera a lo largo del siglo, aumentando la proporción de los menores de quince años y disminuyendo las de los grupos superiores de edad, mientras que en la población francesa se insinúa un ligero proceso de envejecimiento, disminuyendo algo el peso de los menores y aumentando el de los grupos superiores. Por sexos, solía haber un ligero predominio femenino. Por ejemplo, en Francia, en 1740, la relación de masculinidad -número de hombres por cada 100 mujeres- era 96,4. Nacían, no obstante, más niños que niñas. La mayor intensidad con que la mortalidad afectaba a los varones a lo largo de la vida -se ha tratado de explicar por causas tanto biológicas como socio-laborales-, si exceptuamos la etapa de fertilidad femenina, por los problemas relacionados con el parto, invertían la relación, y de forma especialmente acusada en las edades superiores: la mayor longevidad de las mujeres era proverbial.

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