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Datos principales
Rango
Asia y África
Desarrollo
El inicio de la Modernidad va a suponer para África un giro decisivo: el arranque del camino que la llevará a la dependencia del exterior. En los siglos XII al XV se habían desarrollado culturas autóctonas que conservaron su personalidad, a pesar de recibir influencias extrañas. En primer lugar, el Islam, que rebasa el Magreb para llegar al África negra. En segundo, el aportado por la libre circulación de personas y mercancías entre la costa mediterránea y las regiones subsaharianas, entre el Mar Rojo y Madagascar, entre los puertos de ambas orillas del índico. En el siglo XV se ha iniciado la decadencia, tanto en el Magreb, en plena desintegración, como en los grandes reinos de África central. El avance portugués por la costa atlántica y la expansión otomana por el Norte van a aprovechar la facilidad que les brinda esta situación y acelerar el cambio de trayectoria que resultará fatal para África: el cierre de los puertos mediterráneos al comercio cristiano, el control de su tráfico exterior por distintas potencias europeas y, sobre todo, la trata de negros, que si bien existía antes, va a multiplicarse de tal forma que condicionará el desarrollo de las poblaciones cercanas al litoral occidental, provocará la transformación de las organizaciones políticas del entorno y causará considerables migraciones hacia el interior y el Sur. África, que a partir del siglo XVI se encontrará situada en el centro del circuito mercantil que relaciona Europa con Asia y con el Nuevo Continente, verá cómo su aportación en mercancías y, sobre todo, en vidas humanas no le supondrá más que la conversión en la gran perdedora del mundo que se abre en torno al 1500.