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Datos principales


Rango

Epoca Oscura

Desarrollo


Cuando Aquiles consigue que Agamenón devuelva a la esclava Briseida, hija del sacerdote de Apolo, porque este dios castiga con la epidemia a las tropas de los aqueos, el señor, ánax, que se hallaba al frente de las tropas atacantes de Troya, el rey de Micenas Agamenón, se venga arrebatándole a la esclava que le había correspondido a él, Briseida, en un acto despótico que Aquiles le recrimina, pues se dedica a quedarse con el mejor botín obtenido de las hazañas de los demás. La estructura aquí representada tiene una doble cara, pues el basileus Aquiles se ve obligado a plegarse a las decisiones del jefe que reparte el botín, pero puede romper la coalición y retirarse del combate, dominado por la cólera, tema de "La llíada" como motivo de las desgracias que sufrían ahora los aqueos. La ambigüedad entre la realeza micénica y la coalición aristocrática, reflejo del paso de los tiempos anquilosados en los poemas, es también el valor máximo en que se revela el sentido ideológico de los mismos. El héroe aristocrático encuentra sus raíces en el mundo heroico de la edad micénica y, en la simulación literaria, desde ese mismo momento inicia su reproducción a través del canto de las hazañas correspondientes. Aquiles, dominado por la ira, se retira junto a las naves, lejos del campo de batalla, y allí se dedica a cantar las hazañas de los héroes, modo de entretenimiento propio de los de su clase y de sus herederos, hasta el siglo VIII por lo menos.

Sin embargo, es más normal que el canto se deje en manos de los profesionales, de los aedos, desde que Odiseo regresaba a su casa y fue arrojado por las olas a la isla de Esqueria. Allí el ciego Demódoco ya era capaz de cantar las hazañas en las que él mismo había participado. La tradición continúa hasta la época arcaica, donde los poemas pasan a redactarse por escrito, y en ellos continúan cantándose las excelencias de los héroes, aristeia, que sirve de factor calificativo para los aristoi, que han adquirido la condición a lo largo del proceso en que las campañas han terminado por ser el recuerdo remoto sobre el que justificar el poder económico que la sustenta. Ahora el aristócrata se parece más a Alcinoo, poseernos de un oikos que incluso puede estar situado dentro de la ciudad. El héroe se ha convertido en un fenómeno del pasado, pero sus rasgos sirven de modelo y de justificación. De hecho, la aristocracia griega vuelve ahora a establecer relaciones entre sus miembros, a larga distancia, sobre la base de la tradición representada por los poemas, a causa de que, en la realidad, cada vez necesitan establecer con mayor claridad lazos de solidaridad que fortalezcan la posición de todos y de cada uno en el nuevo panorama que ofrece la sociedad, tal como aparece reflejada en Hesíodo. La culminación, representada por el siglo VIII es, al tiempo, el momento en que las relaciones con los dependientes requiere una nueva orientación, antes de lo cual el procedimiento consistente en fortalecer ideológicamente los elementos justificadores de la superioridad resulta un arma útil y capaz, por lo menos, de aplazar los conflictos.

De este modo, resulta especialmente significativa la institución de la xenia, hospitalidad, para que cada uno se sienta seguro en otras tierras, sin riesgos de verse sometido a ningún tipo de dependencia. Entre ellos, los aristócratas fortalecían sus lazos con el intercambio de regalos, de modo que cuando se encontraban, incluso en el combate homérico, no sólo no combatían entra ellos, sino que reproducían la tradición, como Glauco hijo de Hipóloco y Diomedes hijo de Tideo, en el canto VI de "La Iliada". Ahora se intercambian los escudos en lugar de combatir aunque, según el poeta, eran de diferente valor. El guerrero homérico es un aristócrata del siglo VIII y, al mismo tiempo, un guerrero de época heroica, lo que hace de este último modelo el espejo vivo donde fortalecer las propias tradiciones y divulgarlas en la nueva sociedad renaciente, en que se consolida la cultura, la escritura y la navegación. Por ello también toman como modelo a Odiseo, que soportó muchas aventuras, pero mantuvo su carácter aristocrático, a pesar de que se vio obligado a pasar por lugares difíciles, a enfrentarse a pueblos primitivos y a tener contacto con mercaderes, símbolo de los nuevos tiempos. Al final, Odiseo reposa y recupera su oikos, gracias al carácter ejemplar de su esposa, que mantuvo a raya a los pretendientes que trataban de hacerse con la fortuna de Odiseo. Pero los pretendientes, a pesar de todo, son igualmente áristoi, que se mueven en el mismo ambiente competitivo de la clase de Odiseo e intentan vencerlo por todas las armas, de las que tampoco prescinde el astuto héroe de Itaca. Lo que importa es la gloria que se traduce ya en la época de redacción de los poemas en el arma más sutil del control social. De hecho, lo importante es vencer, apoderarse de las vacas del vecino o vengarse por ello, conquistar una nueva esclava o impedírselo a otro. El ethos es exclusivamente el del prestigio, la victoria y la gloria.

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