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Datos principales
Rango
Neolítico
Desarrollo
En el Mediterráneo oriental, este horizonte está representado por el denominado Neolítico Pleno o Reciente. En Grecia, se produce la aparición de la primera verdadera metalurgia junto a la continuidad del uso de los metales nativos. Este hecho no supone ninguna ruptura cultural, ni en este estado inicial tiene unas consecuencias notables en el orden tecnológico, económico o social, por lo que los investigadores lo mantienen dentro de la terminología del Neolítico . Las definiciones culturales se realizan a base de las producciones cerámicas. En Tesalia y Macedonia oriental, gracias a los asentamientos de Arapi o Otzali, aparece la cultura de Dímini, siguiendo estratigráficamente a las manifestaciones de Sesklo. Ésta se subdivide en cinco fases (Larissa, Tsangli, Arapi, Hagia Sofia, Otzali y Dímini Clásico) con producciones cerámicas diferenciadas. En Macedonia oriental y Tracia se distinguen, a su vez, varias fases: Proto-Maritsa, Maritsa y Goumesia, reconocidas en los asentamientos de Sitagroi y Dikili Tash, que constituyen una larga evolución y una fuerte similitud de formas cerámicas con las culturas balcánicas de Karanovo. La cronología absoluta se sitúa entre el 4000 y el 3000 a.C., con ligeras variaciones regionales. Los cambios notables se dan en la estructura de los asentamientos. Así, se constata una cierta continuidad de los hábitats tradicionales y la creación de nuevos asentamientos, situados en emplazamientos diferenciados de los horizontes anteriores y caracterizados por una situación próxima a los recursos acuáticos (bordes de lagos, del mar y de cursos de agua).
Los poblados presentan una estructura más densa y, sobre todo, una generalización de los sistemas de protección, que pueden ser fosos a veces reforzados con empalizadas o verdaderas murallas dispuestas de manera concéntrica. Se produce la aparición de las casas rectangulares complejas, caracterizadas por una habitación principal y una serie de pequeñas células, probablemente destinadas al almacenamiento, dispuestas en varios lados de la misma. Las excavaciones de la acrópolis de Dímini han mostrado que las construcciones más modestas se disponen alrededor de grandes construcciones de tipo megaron evocando así una configuración compleja de las construcciones agrícolas. Se observan también variaciones en las prácticas funerarias que inciden de nuevo en la complejidad socioeconómica de estos grupos. Éstas se hallan documentadas en la región de Tesalia, con similitudes con las manifestaciones balcánicas. Las sepulturas se sitúan en el exterior del hábitat, con una disposición en verdaderas necrópolis. Se practica la incineración, bien parcial (necrópolis de Souphil) o total (Zarkos), con los restos óseos depositados en vasos cinerarios y éstos, a su vez, en tumbas de fosa. Las variaciones en los ajuares muestran, al mismo tiempo, el inicio de la diferenciación socioeconómica de la población. En los Balcanes, también desde la segunda mitad del V milenio, se desarrolla un horizonte caracterizado por la verdadera consolidación de los primeros grupos agrícolas de la región.
Así, en Bulgaria se desarrolla la fase de Karanovo II-III y en Serbia la cultura de Vinça como las más significativas de esta zona. Ambas culturas tienen un nivel similar y se desarrollan a partir y en plena continuidad con las fases anteriores, utilizándose la evolución de las producciones cerámicas, que ahora presentan una mejor tecnología y sofisticación morfológica-decorativa, como prueba de la transformación. Las prácticas de subsistencia y los modelos de distribución de los asentamientos siguen las mismas pautas que en sus respectivas fases anteriores. Aparecen, no obstante, signos de transformación, principalmente en el grupo de Vinça. En efecto, en este grupo que se desarrolla a inicios del IV milenio, se constata una importante metalurgia de cobre gracias a la existencia de unos ricos depósitos domésticos y funerarios, donde predominan los objetos metálicos. Esta constatación ha permitido a C. Renfrew hablar de un Calcolítico precoz en los Balcanes, autónomo e independiente del foco anatólico.
Los poblados presentan una estructura más densa y, sobre todo, una generalización de los sistemas de protección, que pueden ser fosos a veces reforzados con empalizadas o verdaderas murallas dispuestas de manera concéntrica. Se produce la aparición de las casas rectangulares complejas, caracterizadas por una habitación principal y una serie de pequeñas células, probablemente destinadas al almacenamiento, dispuestas en varios lados de la misma. Las excavaciones de la acrópolis de Dímini han mostrado que las construcciones más modestas se disponen alrededor de grandes construcciones de tipo megaron evocando así una configuración compleja de las construcciones agrícolas. Se observan también variaciones en las prácticas funerarias que inciden de nuevo en la complejidad socioeconómica de estos grupos. Éstas se hallan documentadas en la región de Tesalia, con similitudes con las manifestaciones balcánicas. Las sepulturas se sitúan en el exterior del hábitat, con una disposición en verdaderas necrópolis. Se practica la incineración, bien parcial (necrópolis de Souphil) o total (Zarkos), con los restos óseos depositados en vasos cinerarios y éstos, a su vez, en tumbas de fosa. Las variaciones en los ajuares muestran, al mismo tiempo, el inicio de la diferenciación socioeconómica de la población. En los Balcanes, también desde la segunda mitad del V milenio, se desarrolla un horizonte caracterizado por la verdadera consolidación de los primeros grupos agrícolas de la región.
Así, en Bulgaria se desarrolla la fase de Karanovo II-III y en Serbia la cultura de Vinça como las más significativas de esta zona. Ambas culturas tienen un nivel similar y se desarrollan a partir y en plena continuidad con las fases anteriores, utilizándose la evolución de las producciones cerámicas, que ahora presentan una mejor tecnología y sofisticación morfológica-decorativa, como prueba de la transformación. Las prácticas de subsistencia y los modelos de distribución de los asentamientos siguen las mismas pautas que en sus respectivas fases anteriores. Aparecen, no obstante, signos de transformación, principalmente en el grupo de Vinça. En efecto, en este grupo que se desarrolla a inicios del IV milenio, se constata una importante metalurgia de cobre gracias a la existencia de unos ricos depósitos domésticos y funerarios, donde predominan los objetos metálicos. Esta constatación ha permitido a C. Renfrew hablar de un Calcolítico precoz en los Balcanes, autónomo e independiente del foco anatólico.