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Datos principales
Rango
Paleolítico Superior
Desarrollo
En Francia y la Península Ibérica aparecen en este momento una serie de instrumentos líticos que se sitúan entre los más elaborados del Paleolítico Superior : las puntas solutrenses. Éstas son puntas fabricadas por retoque plano invasor que tiende a regularizar toda la superficie de la pieza. Respecto al origen del Solutrense se han propuesto varias hipótesis. Para algunos autores, derivaría de las industrias de foliáceos de Europa central, como el Szeletiense. Éstas perdurarían en Centroeuropa y bajarían con el aumento de los glaciares . El problema surge del hiatus cronológico entre las últimas industrias centroeuropeas de foliáceos y el Solutrense, pues, tras ellas tenemos todo el desarrollo del Gravetiense oriental. Otra teoría historiográficamente interesante es la que postula un origen hispano-africano. En el valle del Manzanares se descubrieron a principios de siglo puntas que se relacionaron con la tradición sbaikiense. Los primeros trabajos de L. Pericot en la cueva de El Parpalló, con el descubrimiento de puntas solutrenses pedunculadas similares a otras del norte de Africa (Ateriense), fueron utilizados para apoyar esta propuesta. Los descubrimientos posteriores invalidaron completamente esta teoría, pues el Ateriense es Musteriense y el Sbaikiense es Neolítico . En la actualidad se tiende a considerarla una cultura indígena que nace en el suroeste de Europa. Las puntas solutrenses tendrían sus orígenes en punta del tipo Font Robert; al principio se utilizaría el retoque plano para regularizar la punta, luego ocuparía toda la superficie dorsal de la pieza; y posteriormente se trabajan las dos superficies.
En el Perigordiense VII ya se detectan algunas puntas que se pueden considerar de cara plana. Así, parece que el Solutrense enlaza con el Perigordiense Final por estos elementos, por lo que se puede considerar como un Proto-Solutrense. En la región cantábrica no se conoce el Perigordiense VII y se inicia con el Solutrense Medio (que coincide con el francés). El Solutrense se compone de tres fases, caracterizadas por la presencia de diferentes tipos de puntas. El Solutrense Inferior presenta puntas de cara plana en las que el retoque se sitúa sobre los bordes y las extremidades, tendiendo a cubrir progresivamente una de las caras y dejando la cara ventral sin retoque. El Solutrense Medio presenta como forma típica las puntas de laurel. En ellas, el retoque ya es bifacial, cubriendo ambas caras; éste tiende a ser simplemente plano y el soporte es, en muchos casos, una lasca gruesa que se va reduciendo hasta delimitar la punta. En último lugar, las puntas de sauce definen el Solutrense Superior. Estas son puntas más largas y finas que las de laurel y en ellas el retoque es plano laminar, normalmente por presión. Junto a ellas también aparecen puntas de muesca, en las que el retoque define una muesca lateral que favorece el enmangue. En este momento encontramos una fuerte tendencia a la regionalización, con la aparición de otros tipos de puntas según las regiones. En algunos casos, la pericia de los artesanos les llevó a fabricar grandes puntas, como las descubiertas en Volgu (centro de Francia), alcanzan algunas los 40 centímetros y su finura y dimensiones las convierte en elementos poco útiles.
El uso de las puntas bifaciales como puntas de proyectil explica su abundancia en determinados yacimientos, donde aparecen por miles. La falta de otras puntas y la escasez de las puntas de hueso las convierten en un elemento básico de la economía de estos grupos. Un elemento óseo nuevo son las agujas, que por primera vez presentan perforación. Las técnicas de talla aplicadas sobre estas puntas permitieron a los artesanos el desarrollo de una cierta variedad formal, generándose una serie de características regionales. En la región cantábrica española, tras un Solutrense Medio tendríamos un Solutrense Superior, más diversificado, con aparición de puntas específicamente locales como las puntas con base cóncava. Su dispersión es exclusiva de Asturias (Cueva de las Caldas, La Viña o Cueto de la Mina) y Cantabria (Chufín, Altamira o Cueva Morín), volviéndose raras en el País Vasco, aunque las volveremos a encontrar en un yacimiento de los Pirineos (Grotte-des-Harpons). El Solutrense de la región mediterránea española tiene dos periodos que son semejantes a los de la región cantábrica, con un Solutrense Medio y un Solutrense Superior. La originalidad de éste viene de la presencia de punta de pedúnculo y aletas. Aparecen con una distribución centrada en la Cueva de El Parpalló (Valencia). Éstas también se han descubierto en Portugal pero, por el momento, no tenemos evidencias de comunicación entre ambas zonas, pues los únicos yacimientos de la Meseta Central, como el de El Sotillo en Madrid corresponden a un Solutrense Medio.
Las puntas de muesca del Perigordiense Superior siguen apareciendo en el Solutrense mediterráneo, dando lugar a otra fase en el Solutrense: el Solutreo-Gravetiense. Como hemos visto, la dispersión del Solutrense es exclusiva de la Europa occidental, presentando una fuerte tendencia a la regionalización por la presencia de tipos específicos de puntas con dispersión local, centrada en tres núcleos: Aquitania, Levante y Cantábrico. Las estructuras de habitación son raras en este momento y sólo podemos citar los restos de una, descubierta por D. Peyrony en el Fourneau-du-Diable (Perigord, Francia). Los grupos humanos limpiaron y levantaron los niveles inferiores, después construyeron un área, más o menos rectangular de 12 por 7 metros, delimitada en tres de sus lados por bloques rocosos, formando la pared rocosa el cuarto. Algunos de estos bloques fueron decorados: sobre ellos se taparon varias figuras, sobre todo de bóvidos. La presencia de frisos esculpidos en Roc-de-Sers, también correspondientes a este momento, indican la originalidad artística de la cultura solutrense. Otro ejemplo es la colección de plaquetas pintadas y grabadas de la Cueva del Parpalló, cuya situación estratigráfica permite contar con una de las pocas claves para la situación cronológico-estilista del Arte Paleolítico, por desgracia no siempre utilizada. Las técnicas de caza son las mismas que en los períodos anteriores, aunque debemos citar el yacimiento epónimo de Solutre donde se descubrieron los restos de una matanza de caballos que fueron despeñados por el acantilado situado encima del yacimiento. Durante este momento en la Europa oriental se ven los últimos momentos de la cultura Gravetiense en su transformación hacia un Epigravetiense de tipos pequeños. Se podrían citar los yacimientos de Kostienki VIII (Thälmann), Kostienki XXI(Gmelin) y Eliseevici. En ellos aparecen pequeñas cabañas circulares de tipo sencillo sin superestructura marcada. Es interesante constatar que también en este momento aparecen por vez primera en esta región las agujas de hueso con perforación.
En el Perigordiense VII ya se detectan algunas puntas que se pueden considerar de cara plana. Así, parece que el Solutrense enlaza con el Perigordiense Final por estos elementos, por lo que se puede considerar como un Proto-Solutrense. En la región cantábrica no se conoce el Perigordiense VII y se inicia con el Solutrense Medio (que coincide con el francés). El Solutrense se compone de tres fases, caracterizadas por la presencia de diferentes tipos de puntas. El Solutrense Inferior presenta puntas de cara plana en las que el retoque se sitúa sobre los bordes y las extremidades, tendiendo a cubrir progresivamente una de las caras y dejando la cara ventral sin retoque. El Solutrense Medio presenta como forma típica las puntas de laurel. En ellas, el retoque ya es bifacial, cubriendo ambas caras; éste tiende a ser simplemente plano y el soporte es, en muchos casos, una lasca gruesa que se va reduciendo hasta delimitar la punta. En último lugar, las puntas de sauce definen el Solutrense Superior. Estas son puntas más largas y finas que las de laurel y en ellas el retoque es plano laminar, normalmente por presión. Junto a ellas también aparecen puntas de muesca, en las que el retoque define una muesca lateral que favorece el enmangue. En este momento encontramos una fuerte tendencia a la regionalización, con la aparición de otros tipos de puntas según las regiones. En algunos casos, la pericia de los artesanos les llevó a fabricar grandes puntas, como las descubiertas en Volgu (centro de Francia), alcanzan algunas los 40 centímetros y su finura y dimensiones las convierte en elementos poco útiles.
El uso de las puntas bifaciales como puntas de proyectil explica su abundancia en determinados yacimientos, donde aparecen por miles. La falta de otras puntas y la escasez de las puntas de hueso las convierten en un elemento básico de la economía de estos grupos. Un elemento óseo nuevo son las agujas, que por primera vez presentan perforación. Las técnicas de talla aplicadas sobre estas puntas permitieron a los artesanos el desarrollo de una cierta variedad formal, generándose una serie de características regionales. En la región cantábrica española, tras un Solutrense Medio tendríamos un Solutrense Superior, más diversificado, con aparición de puntas específicamente locales como las puntas con base cóncava. Su dispersión es exclusiva de Asturias (Cueva de las Caldas, La Viña o Cueto de la Mina) y Cantabria (Chufín, Altamira o Cueva Morín), volviéndose raras en el País Vasco, aunque las volveremos a encontrar en un yacimiento de los Pirineos (Grotte-des-Harpons). El Solutrense de la región mediterránea española tiene dos periodos que son semejantes a los de la región cantábrica, con un Solutrense Medio y un Solutrense Superior. La originalidad de éste viene de la presencia de punta de pedúnculo y aletas. Aparecen con una distribución centrada en la Cueva de El Parpalló (Valencia). Éstas también se han descubierto en Portugal pero, por el momento, no tenemos evidencias de comunicación entre ambas zonas, pues los únicos yacimientos de la Meseta Central, como el de El Sotillo en Madrid corresponden a un Solutrense Medio.
Las puntas de muesca del Perigordiense Superior siguen apareciendo en el Solutrense mediterráneo, dando lugar a otra fase en el Solutrense: el Solutreo-Gravetiense. Como hemos visto, la dispersión del Solutrense es exclusiva de la Europa occidental, presentando una fuerte tendencia a la regionalización por la presencia de tipos específicos de puntas con dispersión local, centrada en tres núcleos: Aquitania, Levante y Cantábrico. Las estructuras de habitación son raras en este momento y sólo podemos citar los restos de una, descubierta por D. Peyrony en el Fourneau-du-Diable (Perigord, Francia). Los grupos humanos limpiaron y levantaron los niveles inferiores, después construyeron un área, más o menos rectangular de 12 por 7 metros, delimitada en tres de sus lados por bloques rocosos, formando la pared rocosa el cuarto. Algunos de estos bloques fueron decorados: sobre ellos se taparon varias figuras, sobre todo de bóvidos. La presencia de frisos esculpidos en Roc-de-Sers, también correspondientes a este momento, indican la originalidad artística de la cultura solutrense. Otro ejemplo es la colección de plaquetas pintadas y grabadas de la Cueva del Parpalló, cuya situación estratigráfica permite contar con una de las pocas claves para la situación cronológico-estilista del Arte Paleolítico, por desgracia no siempre utilizada. Las técnicas de caza son las mismas que en los períodos anteriores, aunque debemos citar el yacimiento epónimo de Solutre donde se descubrieron los restos de una matanza de caballos que fueron despeñados por el acantilado situado encima del yacimiento. Durante este momento en la Europa oriental se ven los últimos momentos de la cultura Gravetiense en su transformación hacia un Epigravetiense de tipos pequeños. Se podrían citar los yacimientos de Kostienki VIII (Thälmann), Kostienki XXI(Gmelin) y Eliseevici. En ellos aparecen pequeñas cabañas circulares de tipo sencillo sin superestructura marcada. Es interesante constatar que también en este momento aparecen por vez primera en esta región las agujas de hueso con perforación.