Poblado de Son Catlar (Ciudadela, Menorca). Muralla
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La diversidad formal de los poblados talayóticos es notable, si bien dominan las plantas circulares o paracirculares. Unas veces se alzan en lugares en los que el terreno contribuye a destacar su posición estratégica y control visual, pero otras están en medio de llanuras o en laderas de pequeñas elevaciones, sin que exista una relación clara entre terreno y construcciones. Del análisis de la distribución de los edificios no se deduce organización urbanística. Da la sensación de que se trata de conjuntos de crecimiento irregular que solamente respetan, y no siempre, la idea de un talaiot central al que se le van añadiendo construcciones, o la de habitaciones distribuidas a lo largo de un eje principal. En bastantes casos los poblados están cerrados por una muralla, con una o más puertas de acceso, que rodea el conjunto de habitaciones. La técnica constructiva de estas murallas sigue, en líneas generales, la misma de los talaiots, a base de grandes bloques colocados en seco, por lo que el aspecto del muro suele ser el de una pared muy ordenada. También es habitual el uso de grandes bloques paralelepipédicos, que frecuentemente exceden el metro de longitud y se colocan sobre un pequeño zócalo que les sirve de cimentación.