Retrato de una dama
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En el último tercio del siglo I y en los primeros años del siglo II los retratos femeninos continúan ampliando los esquemas decorativos julio-claudios, adaptándose a los modelos nuevos flavios. El peinado incorpora el peculiar nido de avispa o banda de rizos sobre la frente profusamente trabajada a trépano. Estilísticamente los retratos crecen en pictoricismo por los buscados efectos de luces y sombras.