Cupido tensando su arco

Quince años más joven que Correggio

Antonio Allegri (el Correggio)

Pintor del Cinquecento italiano (1494-1531) que desarrolló su actividad en Parma. Estuvo al tanto de las novedades que se producían en otras ciudades y en su estilo se aprecian influencias de Leonardo y de Mantegna. Sus pinturas tendrán mucho que ver en el desarrollo del Barroco.

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, su maestro, sí contó Parmigianino con influencias de otras escuelas del protomanierismo, pues estuvo en Roma, con estancias en Florencia y Bolonia, y en Mantua conoció a Giulio Romano

Giulio Pippi

Pintor y arquitecto renacentista italiano (Roma, 1492/99 - Mantua, 1546) formado con Rafael. Se interesó por Mantegna y es uno de los primeros promotores del Manierismo.

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. Se cree era extremadamente inclinado a la alquimia, y también se interesó, como hicieron Pontormo

Jacopo Carucci

Pintor renacentista italiano (Pontormo, 1494 - Florencia, 1557) seguidor de Miguel Angel y Durero y principal protagonista del paso de la pintura florentina al Manierismo.

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y Bronzino

Angiolo Bronzino

Pintor manierista italiano, se formó con Pontormo, teniendo muy en cuenta las obras de Miguel Angel y Rafael. Su especialidad son los retratos.

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, por las estampas de Durero

Alberto,Albrecht Dürer,Durero

Pintor renacentista alemán (1471-1528), formado como orfebre, se interesó por todas las técnicas que aparecieron en su época, como la xilografía, en la cual llegó a ser un auténtico maestro sin igual. No contento con las novedades artísticas más cercanas viajó a Italia, lo cual transformó su concepción de la pintura y el grabado. Se interesó por los logros del Cinquecento, especialmente por Leonardo y los estudios de Mantegna. El emperador Maximiliano de Austria le hizo pintor de cámara, cargo que le renovó Carlos V a la muerte de su abuelo. Entre su obra destacan sus xilografías y series de grabados, así como sus autorretratos, uno de los cuales se puede observar en el Museo del Prado, junto a su Adán y Eva.

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, convirtiéndose en uno de los más destacados grabadores italianos, con novedades propias en el uso del color. Pronto se desprendió de la vaporosidad de Correggio, adoptando un estilo muy personal, que se complacía en líneas fluidas y precisas de refinamiento extremo en la sinuosidad ondulante de contornos y ropajes, en un alargamiento caprichoso de las figuras y en las selectas gamas de color, que se traducen en artificiosa dicción de gran éxito inmediato a pesar de la banal cortesanía de los contenidos. Parmigianino busca impactarnos en esta composición por la postura de Cupido, de espaldas y curvado para trabajar en su arco, al mismo tiempo que se gira para dirigir su mirada hacia el espectador. Con su pie izquierdo pisa dos libros -¿el triunfo del amor sobre la cultura?- y entre sus dos piernas observamos a dos amorcillos peleándose, en los que destacan sus expresivos rostros. Las figuras se recortan ante un oscuro fondo neutro y reciben un potente foco de luz procedente de la izquierda, que anticipa ya el Barroco.