Estela de un guerrero
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El capítulo más llamativo del arte tartésico inicial lo componen las estelas de guerreros , de presumible destino funerario, de las que se conocen ya unos 50 ejemplares, repartidos por un amplio sector del suroeste hispano, con alguna esporádica manifestación en el valle del Ebro y el sur de Francia; las más abundantes y características se hallan en el área principal de Tartessos y su zona inmediata de acción; provincias de Sevilla y Córdoba y una notable concentración en la región extremeña.La estela procedente de Solana de Cabañas (Cáceres) es la conocida de más antiguo, publicada por Roso de Luna en 1898, y sirvió para caracterizar algún tiempo a este tipo de estelas funerarias tartésicas. Destaca por su cuidadoso grabado, en verdadero huecorrelieve, de dibujos bien definidos, aunque es rara la presencia de lo que parecen dos ruedas en el timón de un carro, una de las fuentes de confusión en la consideración del tipo de carruaje, que es siempre de dos y no de cuatro ruedas. En la composición se realza la importancia del escudo.