El origen y crecimiento de las ciudades luvio-arameas fue muy parecido: en torno o a la sombra de una altura fortificada, una ciudadela, que solía dominar el curso de un río. En ellas apreciamos una rígida separación entre ciudadela y ciudad baja y una arquitectura palatina prácticamente idéntica. Las potentes murallas exteriores daban acceso a un amplio espacio urbano en el que destaca la disposición del palacio, aislado en una ciudadela. Dentro del recinto urbano y como en todas las ciudades antiguas, los edificios públicos recogieron las mejores experiencias de los arquitectos de la época. Las construcciones reales o religiosas solían integrar en su estructura una serie de elementos escultóricos: las columnas y sus elementos, las esculturas portantes y los bajorrelieves.
La ocupación del sitio abarca desde el Neolítico en el IV milenio a.C., pero fue abandonado para 3000 años. En el I milenio a.C. fue la ciudad llamada Guzana, que aparece mencionada en los archivos asirios.
. El hilani contaba en el muro sur con cinco torreones decorados con ortostatos
La escultura y el relieve
Los ortostatos, relieves y esculturas exentas realizados en los cinco siglos de arte luvio-arameo manifiestan en un primer momento una significativa influencia hitita y asiria, para desarrollar después un estilo peculiar, con una fuerza expresiva impactante en algunos casos.