Los sellos cilíndricos suponen el hito artístico acadio tanto por la riqueza de temas y la libertad compositiva que supieron desarrollar, como por el tratamiento técnico dado a las diferentes piedras. La temática era, en líneas generales, de dos tipos: por un lado, la continuación de las bandas de figuras anteriores; y, por otro, los nuevos argumentos de temática básicamente religiosa, mítica o de la vida diaria, distribuidos en forma simétrica.
El argumento preferido, repetido una y mil veces, de los sellos cilíndricos neosumerios es el de la escena de presentación, invariablemente ante el símbolo del creciente lunar, clara alusión al dios Sin. También encontramos temas animalísticos y asuntos de la vida cotidiana. Otros temas, que tuvieron también difusión, fueron los del personaje solitario; el de los animales fantásticos; las escenas del sacrificio ritual de animales ante altares y divinidades; y la del héroe que aplasta al enemigo con su pie o bien ataca a las fieras.