Gruta número 20 (Yun-kang). Gran Buda

Bajo esta denominación, la historiografía china engloba cuatro siglos de desmembración del imperio que abarcan desde la caída de la dinastía Han (220) a la reunificación con la dinastía Sui (581-618).

La llegada de los monjes budistas a China motivó la creación de asentamientos religiosos, lugares de culto que recogieron tanto las influencias foráneas como las tradiciones locales fundiéndose en un arte nuevo lleno de vitalidad y que afectó tanto a la arquitectura como a la escultura y pintura. Las grutas de Datong, en la provincia de Shaanxi, iniciadas en el siglo V, constituyen el ejemplo más temprano de estos conjuntos religiosos.

Los santuarios rupestres budistas ofrecen dos tipos: chaityas y viharas. La chaitya es el templo, que debido a su carácter sagrado no evolucionará, salvo en tamaño y decoración. Vihara significa lugar de reunión y sirve de vivienda, refectorio, biblioteca, aula, taller, etc.; es la estancia de los monjes que cuidan del templo.

Religioso indio (563-483 a.C.) llamado Siddharta Gautama Sakyamuni. Retirado a la selva, alcanzó las Cuatro Verdades, fundando después una orden monástica para extender el budismo por el mundo.

En el año 150 se produce el quinto concilio budista, que dio el triunfo al sector vanguardista de los monjes mahayana. El término mahayana significa gran vehículo, para dar énfasis a su importancia frente al budismo primitivo, hasta entonces denominado theravada pero que, a partir de este concilio, se tratará peyorativamente como hinayana o pequeño vehículo. También incide en el carácter expansionista y proselitista que adquiere el nuevo budismo, y en la oferta universal de salvación para cualquier persona que alcance la iluminación sin necesidad de pasar por la vida monástica. La revolución socio-religiosa del budismo mahayana trajo como consecuencia el hecho artístico más importante de todo el mundo oriental: la configuración antropomórfica de Buda y las imágenes de culto de los bodisatvas.