Adriano
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El emperador Adriano pasó a la historia de la moda masculina por haber reimplantado la de la barba, que ninguno de sus predecesores había usado. En su fisonomía dominaban la frente estrecha, los pómulos anchos y las mejillas carnosas que la barba disimulaba. Su pelo ondulado forma un rollo sobre la frente, de rizos vueltos hacia atrás. En su época empiezan a señalarse mediante incisión el contorno del iris y la pupila de los ojos, ésta en forma de coma. Por la edad que el retratado aparenta y por la técnica del retrato, podría datarse después del 127 d. C., fecha de sus decenales.