Madonna del largo cuello
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Esta magnífica Virgen con Niño, ángeles y san Jerónimo - más conocida como la Madonna del largo cuello - es la obra más interesante de la producción del Parmigianino ya que recoge su manera de entender el Manierismo y resume su lenguaje pictórico, en el que emplea figuras alargadas al máximo debido al empleo de lentes aberrantes y lleva la anatomía al extremo de la verosimilitud. Estas imágenes serán admiradas por El Greco , como fuente de sus figuras estilizadas. La figura de María sujeta en su regazo a un estilizado Niño Jesús, que llega incluso a la deformidad, mientras los ángeles que contemplan la escena muestran un canon similar. La figura de la Virgen es más elegante y en ella destaca su alargada mano de finísimos dedos. El fondo parece sacado de una obra surrealista: una columna aislada a cuyos pies contemplamos a san Jerónimo, quien lleva en sus manos la traducción de las Sagradas Escrituras. La iluminación crea contrastes que refuerzan el volumen de los personajes, empleando la "técnica de los paños mojados" que pega las telas al cuerpo para mostrar su anatomía. El resultado es una elegante composición donde podemos encontrar algún elemento simbólico que ha permanecido oculto hasta hoy día.