Matrimonio místico de Santa Catalina
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Entre los manieristas destaca la figura del Parmigianino, apodo de Francesco Mazzola debido a su origen parmesano. Sus figuras son heredadas de Correggio , Rafael y Pordenone , estilizándolas a través del empleo de lentes en algunas ocasiones lo que provoca que sus cuellos y sus manos sean muy largos, como podemos contemplar en esta bella imagen protagonizada por la Virgen que sujeta al Niño Jesús en su regazo y Santa Catalina que recibe el anillo de Cristo. La inmensa rueda situada en primer plano y la cabeza de San José nos introducen en la escena, creando un sensacional efecto de perspectiva al colocar al fondo un espejo donde se refleja el asunto que contemplamos. Una gruesa cortina verdosa y un óculo cierran el espacio por la zona superior del lienzo. La sensación atmosférica creada es magnífica, distorsionando los contornos y creando un ambiente espiritual de admirable belleza en sintonía con los rostros de los protagonistas. El colorido - verdes, amarillos y rojos - servirá a El Greco como fuente al igual que el alargamiento excesivo de los miembros. La Leyenda Dorada nos cuenta que Santa Catalina - joven de estirpe real perseguida por el emperador Majencio que la martirizó con una rueda y la decapitó tras intentar que cincuenta filósofos la hicieran abdicar de su fe - tuvo la aparición en sueños de la Virgen con el Niño en brazos, quien se negó a tomarla como sierva tras afirmar que no era lo suficientemente bella. La santa interpretó el sueño como falta de fe por lo que se retiró al desierto para aprender con un ermitaño, haciéndose bautizar. En una segunda aparición consiguió convertirse en la esposa de Cristo, sellando la alianza con un anillo. Éste es el momento que recoge Parmigianino en la admirable composición.