Anciana con las manos juntas
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La mayor parte de retratos de ancianas que fueron pintadas por Rembrandt se intentan identificar con la madre del artista, Neeltje van Siujttbroeck, aunque no todos son protagonizados por ella. La anciana se presenta sentada en unas silla con apoyabrazos, uniendo sus manos para reforzar el gesto de abatimiento que manifiesta con su mirada baja. La luz destaca el rostro, el pañuelo blanco del cuello y las manos, interesado el maestro por llamar nuestra atención hacia los elementos más importantes del retrato. La sombra se proyecta en la pared oscura que sirve de fondo, donde se recorta la figura para otorgar mayor volumetría. Las tonalidades oscuras y la pincelada rápida empleada indican lo avanzado del estilo del maestro, posiblemente la década de 1650, en sintonía con el Viejo en un sillón .