Felipe IV joven
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La similitud entre este retrato de Felipe IV joven y el del Museo del Prado resulta sorprendente. Ambas obras fueron realizadas por Velázquez durante su primera etapa madrileña - entre los años 1623-1629 - siguiendo los retratos de corte impuestos años atrás por Antonio Moro o Alonso Sánchez Coello . La enorme figura se recorta sobre un fondo neutro realizado en tonos claros para provocar el contraste con las negras vestiduras del monarca, austeras vestiduras muy tradicionales en la moda masculina española de la Edad Moderna. El rostro y las manos son los principales elementos de atracción, iluminados por un foco potente y claro procedente de la izquierda. Una mesa cubierta con una tela roja sobre la que se deposita un sombrero supone la única referencia espacial. Lo más impactante es la voluminosidad de la figura del joven Felipe y su impávido rostro, lo que ha motivado su apelativo de "El rey pasmado". La técnica empleada por el sevillano es minuciosa y precisa, interesándose por las calidades de las telas y el detallismo de la cadena dorada, resultando un trabajo de gran valía.Algunos especialistas especulan sobre la posibilidad de que la base de estos retratos de cuerpo entero sea el bosquejo de la cabeza del monarca realizado por Velázquez en septiembre de 1623, tras la marcha del Príncipe de Gales. Existen diversas opiniones sobre cuál es el primero que ejecutó.