En esta estampa Goya alude a las escenas de brujas, concretamente al adiestramiento de jóvenes novicias por experimentadas brujas, poniéndose en contacto con el mundo de los aquelarres
Aquelarre
Esta escena pintada, por Goya hacia 1798, formaba parte de una serie de obras que compró la Duquesa de Osuna para su palacio de El Capricho, teniendo como tema la brujería.