Murió la verdad
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La Constitución de Cádiz - la Verdad - es presentada por Goya como una mujer que ha fallecido, siendo enterrada por clérigos graves pero satisfechos. Sólo la Justicia, en la zona derecha portando la balanza, llora desconsoladamente. La alegoría es evidente; el absolutismo ha vencido al constitucionalismo y la Verdad de Goya - y de muchos más - ha muerto.