Fray Gonzalo de Illescas

Datos principales


Autor

Francisco de Zurbarán

Fecha

1639

Estilo

Barroco Español

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

290 x 222 cm.

Museo

Monasterio de Guadalupe

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Una vez más, Zurbarán se entrega a los grandes encargos monásticos, con una serie sobre la Orden jerónima, para el monasterio extremeño de Guadalupe. Aquí muestra a uno de los grandes patriarcas de la orden, Fray Gonzalo de Illescas, sentado en su despacho en actitud de escribir. Tras él, una ventana abierta nos muestra una escena secundaria, aludiendo a las virtudes de su Orden y a las del propio fraile: se trata de unos pobres recibiendo limosna de un monje jerónimo, lo cual nos indica que la escena es una alegoría de la caridad. Fray Gonzalo se encuentra en un interior, prodigiosamente reflejado. El cortinaje rojo, de abundantes y gruesos plegados, nada tiene que envidiar al colorido veneciano que periódicamente estuvo de moda en Sevilla. La mesa sobre la que el padre escribe muestra una naturaleza muerta al más puro estilo de la vanitas: la calavera que recuerda la mortalidad del ser humano, el reloj de arena aludiendo al paso del tiempo, y los libros que nos hablan de lo efímero del conocimiento. Zurbarán se muestra como un genio único en la plasmación minuciosa de estos trocitos de realidad a los que dota de tal relevancia que su significado nos lleva a otra realidad distinta. El fraile mira de frente al espectador, con un gesto severo e inquisitivo. Su rostro es tan verista como el retrato más fiel, aunque Zurbarán no solía retratar a los monjes objetos de la serie. Su gesto solemne y autoritario se explica por una vida llena de honores: Gonzalo de Illescas llegó a obispo de Córdoba y Consejero del rey Juan II. En esta obra se aprecia cómo la paleta del pintor se ha iluminado un tanto más que en su época más tenebrista.

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