Sueño del Patricio

Datos principales


Autor

Bartolomé Esteban Murillo

Fecha

1665

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

232 x 522 cm.

Museo

Museo del Prado

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Don Justino de Neve y Yébenes, canónigo de la catedral de Sevilla, encarga en 1665 a Murillo la decoración de la iglesia de Santa María la Blanca. La serie estaba formada por cuatro escenas de formato semicircular en las que se exaltaba la devoción mariana. Durante la Guerra de la Independencia, el Mariscal Soult hizo un verdadero expolio artístico en Sevilla, siendo Murillo su gran objetivo. Éste es el motivo por el que ninguna de las piezas de la serie está en su lugar original. Por fortuna, el Gobierno español pudo recuperar en 1816 los dos cuadros, que se encuentran en el Museo del Prado, pero los otros dos continúan fuera de España. El Sueño del Patricio y la Visita al Pontífice narran la legendaria historia de la fundación de la iglesia de Santa María la Mayor en Roma, por lo que ambas escenas recibieron en Francia los añadidos dorados en los que se representa la planta y el alzado de la iglesia romana. Hay que incidir, pues, en que su formato era semicircular. El Sueño del Patricio Juan recoge la primera parte de la leyenda, según la cual la Virgen y el Niño se aparecieron al patricio y a su esposa en sueños para solicitarles que, con el dinero que le habían legado con tan gran devoción, edificasen una iglesia sobre el monte Esquilino, en cuya cima había trazado María la planta del templo con una nevada milagrosa, pues era la noche del 5 de agosto. Murillo nos muestra al patricio y a su mujer durmiendo sentados, en posturas algo forzadas, mientras que la Virgen y el Niño se sitúan por encima de ellos, rompiendo la penumbra en la que se encuentra la estancia donde descansa la pareja, agotados tras la intensa jornada. A la izquierda se abre la habitación para dejarnos ver el monte nevado que señala María. Las figuras del patricio y su esposa están realizadas con el mayor naturalismo posible, como si estuviésemos fisgando por un agujero. Las telas, los pliegues, el perro, todo está pintado al detalle y transmite un sorprendente realismo. Contrastando con ambos personajes nos encontramos con la mayor idealización de María y Jesús, envueltos en un halo anaranjado que explica la aparición.

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