Parroquia de Santiago
Localización
Desarrollo
Por encima de la errónea tradición que considera este templo como antigua sinagoga judía, idea a la que no responde ni su estilo ni su ubicación fuera del recinto amurallado que fue de la Lucena judaica, lo fehaciente es que entorno a 1503 el Comendador de la Orden de Santiago, Garci Méndez de Sotomayor, tío del entonces señor de Lucena D. Diego Fernández de Córdova, I Marqués de Comares, fundaba la iglesia de Santiago; así lo certifica en su testamento, otorgado en Córdoba el 2 de Septiembre de 1506: "fundé, edifiqué a mis propias expensas e gastos la dicha iglesia de Santiago, dentro de la dicha villa de Lucena". Ya en julio de 1505 Alonso Garci, jurado, ante el Escribano público Pedro de Alcántara, mandaba a esta iglesia cinco maravedíes, en tanto que el 1 de Octubre de 1504, el Papa Julio II en bula "Ex injuncto Nobis" se hace eco de los seis beneficios perpetuos con que el Comendador pretendía dotarla. Templo exento en la antigüedad, como lo testimonia una puerta adintelada, hoy tapiada en la nave del Evangelio, fue hasta su constitución en parroquia en 1891, iglesia auxiliar de la parroquia de San Mateo . El mudejarismo de su estilo quedó completamente enmascarado con las grandes reformas que sufrió su estructura, bastante resentido a causa del gran terremoto de 1755. De este modo, se eliminó a finales del siglo XVIII el campanario, probablemente una espadaña, que se alzaba en el vértice de la fachada, para levantar la airosa espadaña angular que hoy ostenta, adosada al muro de la nave de la epístola, a la altura de la cabecera del templo.
Igualmente, se realizaron obras en esta nave, probablemente hundida por el seísmo, de lo que da fe una fecha inscripta en uno de sus sillares: 1758. Al mismo tiempo que se elevaron las naves laterales, los arcos apuntados que en tandas de cinco las separan fueron rebajados para convertirlos en medios puntos, al tiempo que se ocultaba el artesonado con una bóveda de cañón con lunetos cuyo peso modificó, como puede verse en la actualidad, la verticalidad de algunas de las columnas. La iglesia de Santiago es de planta rectangular, dividida en tres naves por serie y pilares octogonales que soportan arcos de ladrillo, apuntados con alfiz. Las tres naves se cubren con artesonado reconstruido siguiendo el antiguo. La capilla se halla cubierta por una sencilla cúpula semiesférica sobre pechinas, carente de cualquier motivo decorativo. La cabecera de la capilla está ocupada por un retablo, adscribible al último barroco lucentino, cuya hornacina-camarín, ocupada por el titular del templo, genera exteriormente un pequeño ábside construido posiblemente a finales del siglo XVIII. Añadido semejante presenta la capilla mayor de la nave central del Evangelio, con media naranja que cubre la capilla de Nuestra Señora de la Soledad. Hoy, decorada en armonía con el estilo mudéjar del resto del templo, se venera en ella el Cristo de la Columna y Nuestra Señora de la Esperanza. Estas dos capillas laterales se cierran con artísticas verjas de forja encargadas por la cofradía de la Soledad a Juan de Gálvez en 1744.
Su fachada principal queda condicionada por las dos aguas del tejado y por los contrafuertes que retienen los empujes de las tandas de arcos interiores. Centrada en esta fachada y entre los mencionados contrafuertes se ubica la portada principal, cuyo ingreso, con arco muy rebajado, decorado con veneras, presenta jambas constituidas por pilares compuestos y adosados. Flanqueando las jambas, sendos pináculos cuyo primer tramo está formado por una a modo de pilastra estriada, ascienden adosados al paramento. Existe constancia de que la imagen de Santiago de esta portada tiene en su pedestal la fecha 1652, en coincidencia con el blasón de los duque de Medinaceli, patronos de los templos lucentinos. En el lado de la Epístola se abre una entrada a la que recientemente se ha colocado una hermosa portada procedente de la desaparecida ermita de Nuestra Señora de la O. Elaborada en piedra blanca consta de dos cuerpos, en el primera la puerta, de medio punto. Sobre un estrecho arquitrabe, un friso ostenta triglifos alternados con cartelas circulares o romboidales con motivos marianos. El segundo cuerpo se centra en una hornacina que cobija una hermosa imagen piedra de Nuestra Señora de la Expectación, sobre un pedestal con la fecha 1653. Se remata el conjunto con un frontón curvo, con volutas y cruz en el centro sobre un pedestal con una maría. Muy interesante es la espadaña angular de tres cuerpos adosada a la cabecera de esta iglesia. Construida de ladrillo, se levanta sobre un zócalo elevado de grandes sillares, presentado en su primer cuerpo pares de pilastras de orden toscano, sustentado arquitrabe, friso decorado con triglifos y cornisa.
El segundo cuerpo ostenta un vano rematado en medio punto para cada cara de la espadaña, en cada uno de cuyos lados aparecen capiteles jónicos. El tercer cuerpo, achaflanado en el ángulo y sensiblemente más estrecho que los inferiores, muestra un único hueco para campanas en el chaflán. Con toda seguridad se construyó en la última década del siglo XVIII, en la que la influencia del Neoclasicismo se hacía patente en las construcciones lucentinas. El Retablo Mayor está pintado y dorado. Constituido por dos cuerpos, el segundo es de medio punto, dividido en tres calles por columnas de fustes lisos con capitel corintio. En el principal, la calle medial presenta sobre el Sagrario, de estilo neogótico, una amplia hornacina cuya boca se corona con un medio punto y se flanquea por estípetes, alberga al titular del templo, Santiago peregrino, de factura moderna; las calles laterales, ante fingidas hornacinas y sobre repisas ostentan respectivamente, las imágenes de talla de un santo obispo y un santo franciscano, probablemente San Pedro de Alcántara. Una cornisa es recta, excepto en la calle central en que se riza en complicadas curvas, dando paso al ático, en cuyo centro se halla el tradicional crucificado enmarcado por columnas similares, aunque de menores dimensiones a las del cuerpo principal. Su estilo barroco ya decadente señala la fecha probable de su ejecución hacia 1785, aunque no fue dorado hasta 1843.
Igualmente, se realizaron obras en esta nave, probablemente hundida por el seísmo, de lo que da fe una fecha inscripta en uno de sus sillares: 1758. Al mismo tiempo que se elevaron las naves laterales, los arcos apuntados que en tandas de cinco las separan fueron rebajados para convertirlos en medios puntos, al tiempo que se ocultaba el artesonado con una bóveda de cañón con lunetos cuyo peso modificó, como puede verse en la actualidad, la verticalidad de algunas de las columnas. La iglesia de Santiago es de planta rectangular, dividida en tres naves por serie y pilares octogonales que soportan arcos de ladrillo, apuntados con alfiz. Las tres naves se cubren con artesonado reconstruido siguiendo el antiguo. La capilla se halla cubierta por una sencilla cúpula semiesférica sobre pechinas, carente de cualquier motivo decorativo. La cabecera de la capilla está ocupada por un retablo, adscribible al último barroco lucentino, cuya hornacina-camarín, ocupada por el titular del templo, genera exteriormente un pequeño ábside construido posiblemente a finales del siglo XVIII. Añadido semejante presenta la capilla mayor de la nave central del Evangelio, con media naranja que cubre la capilla de Nuestra Señora de la Soledad. Hoy, decorada en armonía con el estilo mudéjar del resto del templo, se venera en ella el Cristo de la Columna y Nuestra Señora de la Esperanza. Estas dos capillas laterales se cierran con artísticas verjas de forja encargadas por la cofradía de la Soledad a Juan de Gálvez en 1744.
Su fachada principal queda condicionada por las dos aguas del tejado y por los contrafuertes que retienen los empujes de las tandas de arcos interiores. Centrada en esta fachada y entre los mencionados contrafuertes se ubica la portada principal, cuyo ingreso, con arco muy rebajado, decorado con veneras, presenta jambas constituidas por pilares compuestos y adosados. Flanqueando las jambas, sendos pináculos cuyo primer tramo está formado por una a modo de pilastra estriada, ascienden adosados al paramento. Existe constancia de que la imagen de Santiago de esta portada tiene en su pedestal la fecha 1652, en coincidencia con el blasón de los duque de Medinaceli, patronos de los templos lucentinos. En el lado de la Epístola se abre una entrada a la que recientemente se ha colocado una hermosa portada procedente de la desaparecida ermita de Nuestra Señora de la O. Elaborada en piedra blanca consta de dos cuerpos, en el primera la puerta, de medio punto. Sobre un estrecho arquitrabe, un friso ostenta triglifos alternados con cartelas circulares o romboidales con motivos marianos. El segundo cuerpo se centra en una hornacina que cobija una hermosa imagen piedra de Nuestra Señora de la Expectación, sobre un pedestal con la fecha 1653. Se remata el conjunto con un frontón curvo, con volutas y cruz en el centro sobre un pedestal con una maría. Muy interesante es la espadaña angular de tres cuerpos adosada a la cabecera de esta iglesia. Construida de ladrillo, se levanta sobre un zócalo elevado de grandes sillares, presentado en su primer cuerpo pares de pilastras de orden toscano, sustentado arquitrabe, friso decorado con triglifos y cornisa.
El segundo cuerpo ostenta un vano rematado en medio punto para cada cara de la espadaña, en cada uno de cuyos lados aparecen capiteles jónicos. El tercer cuerpo, achaflanado en el ángulo y sensiblemente más estrecho que los inferiores, muestra un único hueco para campanas en el chaflán. Con toda seguridad se construyó en la última década del siglo XVIII, en la que la influencia del Neoclasicismo se hacía patente en las construcciones lucentinas. El Retablo Mayor está pintado y dorado. Constituido por dos cuerpos, el segundo es de medio punto, dividido en tres calles por columnas de fustes lisos con capitel corintio. En el principal, la calle medial presenta sobre el Sagrario, de estilo neogótico, una amplia hornacina cuya boca se corona con un medio punto y se flanquea por estípetes, alberga al titular del templo, Santiago peregrino, de factura moderna; las calles laterales, ante fingidas hornacinas y sobre repisas ostentan respectivamente, las imágenes de talla de un santo obispo y un santo franciscano, probablemente San Pedro de Alcántara. Una cornisa es recta, excepto en la calle central en que se riza en complicadas curvas, dando paso al ático, en cuyo centro se halla el tradicional crucificado enmarcado por columnas similares, aunque de menores dimensiones a las del cuerpo principal. Su estilo barroco ya decadente señala la fecha probable de su ejecución hacia 1785, aunque no fue dorado hasta 1843.