Seu de Palma de Mallorca. Obras de restauración

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Datos principales


Fecha

1903-1914

Autor

Antoni Gaudí y Cornet

Lugar

Palma de Mallorca

Localización

Palma de Mallorca

Localización


Desarrollo


El obispo de Palma de Mallorca, Pere Campins i Barceló (1859-1915), un hombre muy preocupado por la liturgia, quiso introducir algunas reformas en la catedral, para adecuarla mejor a los nuevos requerimientos litúrgicos. Después de mantener una entrevista con Gaudí en la Sagrada Familia y de comprobar los profundos conocimientos que sobre liturgia poseía, el prelado encargó al arquitecto la reforma y rehabilitación de su sede catedralicia. Para Gaudí nunca fue una reforma sino una restauración, porque lo que se pretendía era devolver la primitiva situación de los elementos de la iglesia, que con el paso del tiempo y de los estilos habían ido variando la fisonomía del interior. Era preciso aplicar una profunda restauración para adecuarla a la verdadera función litúrgica. La propuesta de Gaudí contemplaba, como medida inicial, sacar el coro medieval de su emplazamiento en el centro de la nave, para trasladarlo al presbiterio -para tal efecto debía agrandar el espacio, tomando parte de la nave-; y hacer lo propio con el trascoro a una capilla lateral; desmontar los retablos gótico y barroco de los altares, porque impedían ver la cátedra episcopal del ábside y la Capilla de la Trinidad -espacio abierto a media altura de la pared absidal, donde se conservaban los sarcófagos de los reyes de Mallorca Jaume II y Jaume III-, para emplazarlos en otros puntos de la construcción. También, para devolver el natural verticalismo y luminosidad del gótico, procedió al desmantelamiento de una galería mudéjar, que cortaba horizontalmente las naves de la iglesia, y a abrir ventanales más grandes decorados con vitrales de colores.

Otras intervenciones fueron más de tipo ornamental, pero no por ello poco importantes: la colocación de un doble baldaquino sobre el altar mayor; el revestimiento cerámico de color azul de las paredes del coro; el nuevo equipamiento eléctrico y la policromía de la sillería del coro. El proyecto complació al obispo Campins, pero no así a los canónigos de la catedral, y la opinión pública, que lo encontraron excesivamente audaz. Concretamente, se horrorizaron de la policromía que estaba aplicando Josep M? Jujol i Gisbert, un colaborador de la máxima confianza de Gaudí, en la sillería del coro, basándose en manchas rojas como símbolo del sacrificio cruento de Cristo, que debía ir acompañada por una inscripción que decía "Caiga su sangre sobre nosotros". Por esto y por otros incidentes adversos, como el hundimiento -previsto por Gaudí- el 7 de diciembre de 1912, del baldaquino calculado por Joan Rubió i Bellver (1871-1952), y la incomprensión de sus diseños, Gaudí presentó la dimisión, dejando como continuador de la obra a Rubió. Quedaron sin concluir el proyecto de las tumbas reales para la Capilla de la Trinidad y los grupos de imágenes de la Santísima Trinidad y de la Asunción Coronada. Los magníficos lampadarios no se concretaron en el diseño definitivo, ni tampoco la policromía de Jujol.

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