Museo Sorolla
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Datos principales
Lugar
Ciudad
Madrid
Dirección
Paseo del General Martínez Campos, 37
Pais
España
Teléfono
+34 913 10 15 84
Página web
Localización
Desarrollo
Última vivienda del pintor Joaquín Sorolla y Bastida en Madrid, en ella vivió hasta su fallecimiento. Su viuda, Doña Clotilde García del Castillo, lo donó al Estado español para la creación de un museo en su memoria. El nuevo Museo abrió sus puertas al público el 11 de Junio de 1932. El Museo recoge el ambiente de la casa de un artista de principios del siglo XX, ya que en la donación se incluyeron todos los objetos que la habían adornado, conservando la decoración característica de la época. Además de las colecciones de pintura y dibujo, el Museo atesora otras muchas colecciones, como las de escultura, cerámica, joyería popular... El museo esta compuesto por cinco salas. La Sala I estaba dedicada en vida de Sorolla a almacén de lienzos y taller funcional donde se le preparaban al pintor las telas, los bastidores y los marcos, acoge una interesante colección de pinturas de tipos populares. La Sala II es la Antigua sala de exposición de sus obras en vida de Sorolla. Hoy día alberga una breve colección de los temas de playa que custodia el Museo. Podemos contemplar obras tan significativas como La bata rosa, que supone la culminación del pintor en esta temática. La Sala III fue el estudio del pintor y en ella podemos apreciar importantes paisajes y retratos, así como la cama turca que utilizaba para descansar, sus pinceles o el último cuadro en el que trabajaba cuando sufrió la enfermedad que le impidió continuar con la pintura. El salón o Hall es un ejemplo característico de un salón burgués de principios del siglo XX.
Su decoración, muy ecléctica, recoge muebles populares españoles con italianos, franceses, fernandinos y de la época, como divanes y butacones. El comedor es el único ambiente levantino que posee el Museo. Sus fríos muros de mármol acogen el monumental friso pintado por Sorolla, donde grandes orlas vegetales potencian el retrato de su mujer y de sus dos hijas. Entre las pinturas que cuelgan en el Museo caben destacar: Autorretrato: Realizado en el año 1904. Nos presenta su efigie de forma poco ortodoxa: en formato apaisado, y la figura en escorzo y nada académica, intentando romper moldes establecidos. Una investigación: Uno de los pocos retratos colectivos que Sorolla realizara. Ejecutado en 1897. El tratamiento no puede ser más expresivo al utilizar un solo punto de iluminación en toda la composición, muy relacionado con la pintura tenebrista. Noria, Javea: Es la primara gran manifestación de la pintura de paisaje, en la que rompe moldes al utilizar una paleta muy brillante, rozando la distorsión del color, que nada tiene que ver con lo que ha realizado antes. Instantánea, Biarritz: Realizado durante el verano de 1906. La primavera anterior Sorolla ha estado una larga temporada en París y debió impregnarse de pintura francesa. Se vuelve mucho más elegante y refinado y sus luces no son tan restallantes. Paseo a orillas del mar: Quizás sea el lienzo más emblemático del Museo Sorolla. Realizado durante el verano de 1909 en la playa de Valencia, recoge las figuras de su mujer y de su hija mayor a la orilla del mar. La brisa infla sus velos intentando proporcionar la idea de movimiento contenido La Siesta: Pintado en San Sebastián en el mes de agosto de 1911. Lienzo característico para comprender la ejecución de Sorolla, al conjugar grandes y muy sueltas pinceladas con gruesos empastes que hacen resaltar determinadas partes del cuadro. La Bata Rosa: Obra culminante del denominado tema de playa. Realizado durante el verano de 1916 en la playa de Valencia, Sorolla se enfrenta muy valientemente con el difícil tema de la luz, entremezclando cuatro focos diferentes, con los que obtiene una de sus mejores versiones del luminismo.
Su decoración, muy ecléctica, recoge muebles populares españoles con italianos, franceses, fernandinos y de la época, como divanes y butacones. El comedor es el único ambiente levantino que posee el Museo. Sus fríos muros de mármol acogen el monumental friso pintado por Sorolla, donde grandes orlas vegetales potencian el retrato de su mujer y de sus dos hijas. Entre las pinturas que cuelgan en el Museo caben destacar: Autorretrato: Realizado en el año 1904. Nos presenta su efigie de forma poco ortodoxa: en formato apaisado, y la figura en escorzo y nada académica, intentando romper moldes establecidos. Una investigación: Uno de los pocos retratos colectivos que Sorolla realizara. Ejecutado en 1897. El tratamiento no puede ser más expresivo al utilizar un solo punto de iluminación en toda la composición, muy relacionado con la pintura tenebrista. Noria, Javea: Es la primara gran manifestación de la pintura de paisaje, en la que rompe moldes al utilizar una paleta muy brillante, rozando la distorsión del color, que nada tiene que ver con lo que ha realizado antes. Instantánea, Biarritz: Realizado durante el verano de 1906. La primavera anterior Sorolla ha estado una larga temporada en París y debió impregnarse de pintura francesa. Se vuelve mucho más elegante y refinado y sus luces no son tan restallantes. Paseo a orillas del mar: Quizás sea el lienzo más emblemático del Museo Sorolla. Realizado durante el verano de 1909 en la playa de Valencia, recoge las figuras de su mujer y de su hija mayor a la orilla del mar. La brisa infla sus velos intentando proporcionar la idea de movimiento contenido La Siesta: Pintado en San Sebastián en el mes de agosto de 1911. Lienzo característico para comprender la ejecución de Sorolla, al conjugar grandes y muy sueltas pinceladas con gruesos empastes que hacen resaltar determinadas partes del cuadro. La Bata Rosa: Obra culminante del denominado tema de playa. Realizado durante el verano de 1916 en la playa de Valencia, Sorolla se enfrenta muy valientemente con el difícil tema de la luz, entremezclando cuatro focos diferentes, con los que obtiene una de sus mejores versiones del luminismo.