Beit Alfa

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Datos principales


Tipo

Pueblo o ciudad

Antecesor

Israel

Localización


Desarrollo


Se trata de un lugar en el que está enclavada una antigua sinagoga situada en el valle de Beit Sheán, en el noroeste del país. Cuenta con uno de los mosaicos más impresionantes de Israel. El piso de mosaico de la sinagoga fue descubierto en 1929, cuando los miembros del Kibutz Beith Alfa cavaban canales de regadío para sus campos. Las excavaciones arqueológicas sacaron a la luz un mosaico casi intacto de 1.500 años de antigüedad y ruinas de casas, lo que indicaba que la sinagoga se encontraba en una aldea judía (Bar' Am) del periodo bizantino (s. V-VI). La sinagoga está orientada hacia el sur, dirección Jerusalén, y mide 20 por 14 m. Cuenta con un patio con atrio, un vestíbulo porticado y una sala para oración. Las paredes son de piedra no decorada, con superficies interiores y exteriores estucadas. El acceso a la sinagoga se realiza a través de una puerta lateral pavimentada con mosaicos de diseños geométricos, que comunica la calle con el patio. Una vez atravesado el patio, se accede al vestíbulo de 2,5 metros de ancho; en su pared norte hay dos puertas que comunican con el patio y en su muro sur tres entradas que dan acceso a la sala de oración. Sólo podemos imaginar la forma que podían tener, ya que la fachada no se ha conservado. Su piso, hecho de mosaicos, es también de formas geométricas. La sala de oración mide 10 por 8 m y está dividida por dos hileras de pilares de piedra en una nave central y dos pasillos laterales.

Los pilares soportaban, probablemente, los arcos y el tejado a dos aguas de la sinagoga. Los arqueólogos han especulado con la posibilidad de que hubiera un segundo piso sobre los dos pasillos y el vestíbulo, que servía como galería para mujeres. Había bancos construidos a lo largo de las paredes y del muro sur de la sala y una puerta en la pared occidental conducía a una habitación lateral. En la pared sur de la sinagoga se erigió un ábside de 2,4 m de profundidad que servía de bimá, sobre la cual se encontraba el Arca de la Torá, con tres escalones que conducían a ella y, debajo de ésta, había una depresión de un metro de profundidad demarcada con piedras que servía, probablemente, como tesorería de la sinagoga, pues en las excavaciones se encontraron 36 monedas bizantinas de bronce. Toda la sala de oración está pavimentada con un mosaico; el pasillo occidental cuenta con decoración geométrica cuadrada y el oriental con un mosaico blanco no decorado. Escrito en el piso de la entrada principal hay dos dedicatorias en griego y arameo, flanqueadas por un león y un toro enfrentándose entre sí, que explican cómo el mosaico fue colocado bajo reinado del emperador Justino I, a comienzos del siglo VI y pagado mediante donaciones de los miembros de la comunidad; la griega agradece a Marianos y su hijo Hanina, los artesanos, el haber llevado a cabo la obra. El colorido mosaico de la nave central está dividido en tres paneles distintos, todos cercados por una banda decorativa, con variedad de motivos geométricos y naturales (frutas, pájaros y animales). Las representaciones más destacadas son el sacrificio de Isaac tal y como lo describe la Génesis; el Zodiaco, con los doce signos en círculo y el dios sol Helios en el centro, y en las esquinas la representación de las Estaciones en forma de bustos de mujeres aladas; por último, el Arca de la Torá, ilustrada en el panel trasero frente al ábside. El piso de mosaico de la antigua sinagoga de Beit Alfa es uno de los más bellos descubiertos en Israel y único en cuanto a su confección artística. La sinagoga se usó durante todo el periodo bizantino e islámico temprano (siglos VII-VIII).

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