Betsán
Localización
Desarrollo
Se trata de una de las ciudades israelíes más antiguas, pues presenta ocupación ya desde el 6.000 a.C. Se localiza en el cruce entre el valle del Jordán y el de Izreel contando, por lo tanto, con una salida al Mediterráneo. Entre 1921-1933 se llevaron a cabo importantes excavaciones arqueológicas donde quedaron al descubierto ruinas de 20 capas de asentamientos desde el Neolítico-Calcolítico (milenios V-IV a.C.) hasta el periodo Bizantino (siglo VII d.C.). Los primeros restos arqueológicos datan del siglo V a.C. Las excavaciones han puesto al descubierto una gran aldea de la Edad del Bronce que se extendía hacia la montaña, al Este del tell. Durante la primera mitad del segundo milenio declinó, convirtiéndose en un pueblo de poca importancia. Formó parte del Imperio egipcio en la Edad del Bronce, adquiriendo un gran peso administrativo, como han demostrado tres estelas. En la Edad de Hierro pasó a control filisteo primero e israelí después. Sin duda, su periodo de mayor importancia se va a dar bajo mandato romano-bizantino; rebautizada con el nombre de Escitópolis pasó a formar parte de la Decápolis, liga de diez ciudades helenizadas. Fundada en el 63 a.C. por el general Pompeyo pronto alcanzó una gran prosperidad, extendiéndose hacia el sureste. Con los bizantinos se fortificará gracias a un muro exterior. La conquista árabe supuso el inicio del declino de Escitópolis que, además, tuvo que hacer frente a un terremoto (749) que acabó con gran parte de los edificios de época romana.
Los Cruzados del s. XII construirán una pequeña fortaleza para controlar los caminos circundantes y proteger al reino contra la penetración musulmana, pero la ciudad nunca fue reconstruida y sólo una pequeña aldea árabe existió allí en periodos posteriores. La ocupación de Betsán, desde el Neolítico-Calcolítico hasta etapa árabe, hace imposible enumerar todos los restos arqueológicos encontrados. De la Edad del Bronce destaca la aparición de una aldea y de las casas que había en ella. Éstas se caracterizaban por contar con muchas habitaciones, estructura en ladrillo y techos con varas de estuco. De este periodo se han encontrado también vasijas de color negro y rojo. Por último, señalar el descubrimiento de un templo de ladrillo de tres secciones: entrada, salón principal y habitación interior. Con la llegada de los egipcios se construyó, dentro de la zona amurallada, una residencia para el gobernador, edificios gubernamentales, un granero real, un barrio residencial para las familias de los funcionarios egipcios y un complejo de templos construido bajo mandato de Tutmosis III , a comienzos del siglo XV a.C. También han aparecido numerosas estelas que nos hablan de la importancia de la ciudad y de las victorias de Egipto sobre las ciudades de Canaán. En etapa cananea (s. XII-X a. C.) se siguieron construyendo templos hasta que fue quemada completamente con la conquista israelita, quienes llevaron a cabo la construcción de un gran centro administrativo regional.
Durante los periodos helenístico , romano y bizantino fue conocida con el nombre de Escitópolis. El periodo romano supuso el de mayor expansión arquitectónica de la ciudad con la construcción de portones delimitadores, un nuevo centro cívico al suroeste del tell, templos, basílicas... Muchos de estos edificios fueron dañados por el terremoto del 363. El siglo VI, bajo control bizantino, supuso el de mayor densidad de población, fortificándose todavía más la ciudad. De etapa romana-bizantina llama la atención la acrópolis, situada en la cima del tell, y donde se colocó un altar en honor a Zeus Akrarios o de las alturas. También el teatro y el anfiteatro son dos de las construcciones más impresionantes de este periodo. Los musulmanes cambiaron el nombre de la ciudad por Beisán tras la conquista (635). El siglo VIII marcó el punto más bajo debido al deterioro de edificios, calles y estructuras públicas, hasta que un terremoto en el 749 la destruyó completamente.
Los Cruzados del s. XII construirán una pequeña fortaleza para controlar los caminos circundantes y proteger al reino contra la penetración musulmana, pero la ciudad nunca fue reconstruida y sólo una pequeña aldea árabe existió allí en periodos posteriores. La ocupación de Betsán, desde el Neolítico-Calcolítico hasta etapa árabe, hace imposible enumerar todos los restos arqueológicos encontrados. De la Edad del Bronce destaca la aparición de una aldea y de las casas que había en ella. Éstas se caracterizaban por contar con muchas habitaciones, estructura en ladrillo y techos con varas de estuco. De este periodo se han encontrado también vasijas de color negro y rojo. Por último, señalar el descubrimiento de un templo de ladrillo de tres secciones: entrada, salón principal y habitación interior. Con la llegada de los egipcios se construyó, dentro de la zona amurallada, una residencia para el gobernador, edificios gubernamentales, un granero real, un barrio residencial para las familias de los funcionarios egipcios y un complejo de templos construido bajo mandato de Tutmosis III , a comienzos del siglo XV a.C. También han aparecido numerosas estelas que nos hablan de la importancia de la ciudad y de las victorias de Egipto sobre las ciudades de Canaán. En etapa cananea (s. XII-X a. C.) se siguieron construyendo templos hasta que fue quemada completamente con la conquista israelita, quienes llevaron a cabo la construcción de un gran centro administrativo regional.
Durante los periodos helenístico , romano y bizantino fue conocida con el nombre de Escitópolis. El periodo romano supuso el de mayor expansión arquitectónica de la ciudad con la construcción de portones delimitadores, un nuevo centro cívico al suroeste del tell, templos, basílicas... Muchos de estos edificios fueron dañados por el terremoto del 363. El siglo VI, bajo control bizantino, supuso el de mayor densidad de población, fortificándose todavía más la ciudad. De etapa romana-bizantina llama la atención la acrópolis, situada en la cima del tell, y donde se colocó un altar en honor a Zeus Akrarios o de las alturas. También el teatro y el anfiteatro son dos de las construcciones más impresionantes de este periodo. Los musulmanes cambiaron el nombre de la ciudad por Beisán tras la conquista (635). El siglo VIII marcó el punto más bajo debido al deterioro de edificios, calles y estructuras públicas, hasta que un terremoto en el 749 la destruyó completamente.