Burgos
Localización
Desarrollo
Ciudad poblada desde antes de la conquista romana y encuadrada en el área cultural céltica, no será hasta la temprana Edad Media cuando tengamos la primera referencia acerca de Burgos. Se trata de una crónica de origen musulmán en la que se cita una población, denominada Burchia y que generalmente se identifica con Burgos, que fue saqueada en el año 860. La conquista musulmana encuadra, pues, Burgos dentro de al-Andalus, el territorio ibérico bajo dominio del Islam. Esta situación permanece entre los años inmediatamente posteriores al 711 y la conquista de la ciudad por parte del rey Alfonso III de León. Encuadrada en una amplia zona de frontera, la población pasa a ser poblada por gentes de guerra y dotada de un castillo y una ciudadela, como corresponde a su posición estratégica en el área norte del río Duero.La creación del condado de Castilla por parte de Fernán González en el año 931 supuso para Burgos la obtención de la capitalidad. Desde Burgos continuó la doble labor de los castellanos, la instauración de un reino propio y la extensión de sus dominios a costa de los musulmanes. Con Fernando I , tras ser creado el reino de Castilla, Burgos fue elegida como capital, estatus que fue reforzado mediante el traslado de la sede episcopal desde Oca por mediación de Alfonso VI (1075). Consecuencia directa fue la erección de una primera catedral, de estilo románico .
La plena Edad Media y los acontecimientos que suceden en suelo peninsular favorecen a Burgos, no en vano ocupa una posición privilegiada. Punto central del Camino de Santiago, se beneficia también del comercio lanar castellano en su ruta hacia el puerto de Bilbao. El traslado de la capitalidad a Toledo no merma la progresión de la ciudad, que sigue creciendo económica y demográficamente. Así, aún se celebraron Cortes en 1113 y 1169 con motivo de las bodas de Alfonso VIII , y en 1221 Fernando III El Santo, constatando que la vieja catedral era insuficiente, ordenó la erección de un nuevo templo , esta vez de estilo gótico. Todavía en tres ocasiones más (1303, 1311 y 1355) habrían de ser convocadas Cortes en Burgos, con motivo de los enfrentamientos entre el monarca Pedro I y parte de la nobleza castellana. El reinado de los Reyes Católicos supuso para la ciudad el periodo de máximo esplendor económico, gracias a la expansión de su comercio lanero con el resto de Castilla. Este comercio, sin embargo, la enfrentó con Bilbao, cuyas pretensiones eran las de acaparar el transporte a precios más elevados, mientras Burgos deseaba controlar la flota al objeto de que los fletes fueran más baratos. Los Reyes Católicos fueron, inicialmente, favorables a la causa castellana, constituyéndola en Consulado en 1493 y dándole el monopolio del comercio exterior cantábrico.
Finalmente, ambas urbes llegaron a un acuerdo por el cual Burgos se reservaba el comercio lanero y Bilbao el monopolio de las exportaciones del hierro. El siglo XVI es para Burgos el siglo de plenitud, y no será hasta finales de dicho siglo que no inició su decadencia, concretamente, a partir de 1575, momento en que se produjo su derrumbe económico a raíz de la ruptura económica en el eje comercial Medina del Campo - Amberes, lo que motivó la ruina de las exportaciones laneras. A este motivo, puramente económico, se deben añadir las guerras con Flandes, el descubrimiento de América, el progresivo centralismo monárquico en Madrid y las pestes que asolaron la ciudad, diezmando la población. Esta tendencia se mantuvo durante la etapa borbónica (siglos XVII - XVIII), quedando relegada durante todo el siglo XIX a centro de comercio agrícola. Durante todo el siglo XVII Burgos permaneció prácticamente deshabitada, y no fue hasta la llegada del Despotismo Ilustrado, a finales del siglo XVIII, que la ciudad no comenzó a recuperar su antiguo esplendor. En la guerra Civil española (1936 - 39), Burgos se convirtió en la capital del recién creado Gobierno Nacional y durante todo el siglo XX ha ido recuperando su poder industrial, especialmente en la década de los 60.
La plena Edad Media y los acontecimientos que suceden en suelo peninsular favorecen a Burgos, no en vano ocupa una posición privilegiada. Punto central del Camino de Santiago, se beneficia también del comercio lanar castellano en su ruta hacia el puerto de Bilbao. El traslado de la capitalidad a Toledo no merma la progresión de la ciudad, que sigue creciendo económica y demográficamente. Así, aún se celebraron Cortes en 1113 y 1169 con motivo de las bodas de Alfonso VIII , y en 1221 Fernando III El Santo, constatando que la vieja catedral era insuficiente, ordenó la erección de un nuevo templo , esta vez de estilo gótico. Todavía en tres ocasiones más (1303, 1311 y 1355) habrían de ser convocadas Cortes en Burgos, con motivo de los enfrentamientos entre el monarca Pedro I y parte de la nobleza castellana. El reinado de los Reyes Católicos supuso para la ciudad el periodo de máximo esplendor económico, gracias a la expansión de su comercio lanero con el resto de Castilla. Este comercio, sin embargo, la enfrentó con Bilbao, cuyas pretensiones eran las de acaparar el transporte a precios más elevados, mientras Burgos deseaba controlar la flota al objeto de que los fletes fueran más baratos. Los Reyes Católicos fueron, inicialmente, favorables a la causa castellana, constituyéndola en Consulado en 1493 y dándole el monopolio del comercio exterior cantábrico.
Finalmente, ambas urbes llegaron a un acuerdo por el cual Burgos se reservaba el comercio lanero y Bilbao el monopolio de las exportaciones del hierro. El siglo XVI es para Burgos el siglo de plenitud, y no será hasta finales de dicho siglo que no inició su decadencia, concretamente, a partir de 1575, momento en que se produjo su derrumbe económico a raíz de la ruptura económica en el eje comercial Medina del Campo - Amberes, lo que motivó la ruina de las exportaciones laneras. A este motivo, puramente económico, se deben añadir las guerras con Flandes, el descubrimiento de América, el progresivo centralismo monárquico en Madrid y las pestes que asolaron la ciudad, diezmando la población. Esta tendencia se mantuvo durante la etapa borbónica (siglos XVII - XVIII), quedando relegada durante todo el siglo XIX a centro de comercio agrícola. Durante todo el siglo XVII Burgos permaneció prácticamente deshabitada, y no fue hasta la llegada del Despotismo Ilustrado, a finales del siglo XVIII, que la ciudad no comenzó a recuperar su antiguo esplendor. En la guerra Civil española (1936 - 39), Burgos se convirtió en la capital del recién creado Gobierno Nacional y durante todo el siglo XX ha ido recuperando su poder industrial, especialmente en la década de los 60.