La Coruña
Localización
Desarrollo
La ciudad de La Coruña o A Coruña se convierte durante la etapa final de la Edad Media y toda la Edad Moderna en una de las más activas y pujantes de España, gracias especialmente a su puerto. Desde La Coruña sale hacia otros puertos europeos buena parte de la producción castellana, configurándose -junto a otros como los de Santander, Laredo o Bilbao - como la principal puerta de salida española por mar hacia el norte de Europa. La fundación de la ciudad en tiempos remotos tiene componentes míticos, con las leyendas de Brigo, Hércules y Breogán. Más fehacientes son los datos que hablan del establecimiento en su solar de un puerto utilizado por el pueblo celta de los ártabros, denominado por autores romanos -Estrabón , Mela , Plinio - como Portus Magnus Artabrorum. En el siglo II Ptolomeo habla de una Flavium Brigantium y, una centuria más tarde, el historiador Dión Casio habla de la población como Brigantia, cuando cita la llegada de Julio César al puerto de los ártabros. Conocidos la población y su entorno como Condado de Faro en la Alta Edad Media, se sabe que en el año 991 el rey Vermudo II dona ambos a la Iglesia de Compostela. Poco después, hacia el 1140, ya se cita en el Codex Calixtinus con el nombre de Cruña. La producción castellana de materias primas, principalmente lana, tiene en Coruña uno de sus puntos de salida para la exportación.
Fruto de este tránsito, la ciudad va acrecentando su población durante toda la Baja Edad Media, así como el número y calidad de sus edificaciones. En la Edad Moderna, durante el reinado de Carlos V , se celebra en Coruña una importantísima sesión de Cortes, trasladadas desde la cercana Santiago, en las que el monarca solicita un servicio económico con el que conseguir su elección como Emperador. Conseguido esto, Carlos utiliza el puerto de la Coruña como punto de partida. La importancia de La Coruña en el siglo XVI viene refrendada, además, por dos hechos: ser lugar de acuñación de moneda , esto es, ceca -junto a ciudades como Valladolid, Burgos, Toledo, Segovia, Sevilla, Cuenca o Granada - y también de una Audiencia , tribunal superior de apelación. Además, cuando el comercio americano obligó a fundar una Casa de Contratación en Sevilla , puerto de enlace con las Indias occidentales, en 1503, comenzó a pensarse en la posibilidad de establecer en La Coruña una segunda Casa, esta vez dedicada al comercio con las Indias orientales, "segund e de la manera que está en la ciudad de Sevilla de las otras Indias antiguamente halladas". El proyecto recibió un gran impulso tras la vuelta, en 1522, de la expedición protagonizada por Magallanes y Elcano , que traen noticias acerca de la posibilidad comprobada de acceder directamente al lugar donde se producen las especias, las Molucas, sin pasar por territorio bajo control portugués.
Previendo la importancia de este comercio, el Concejo coruñés eleva un Memorial a Carlos V solicitando que su puerto centralice este nuevo tráfico mercantil, a lo que el monarca accede el 24 de diciembre de 1522 permitiendo la creación de una segunda Casa de Contratación. Puerto de salida "natural" hacia las Islas Británicas, no es de extrañar que la llamada Armada Invencible utilizara su puerto como escala hacia las Islas Británicas, en 1588. Y, en el mismo sentido, que fuera blanco de las represalias inglesas, cuando, al año siguiente, sufriera el ataque de Drake , repelido por los coruñeses con María Pita al frente. En los últimos años del siglo XVIII un grupo de empresarios catalanes se asienta en la ciudad, modernizando la industria naval y pesquera. La Coruña se convierte de nuevo en punto de referencia del comercio marítimo al abrirse nuevas líneas con América. Sin embargo, la actividad económica sufrió considerablemente debido a las guerras que asolaron el siglo XIX. A finales de la centuria se produce una importante recuperación económica, instalándose bancos e industrias en la ciudad. La creación de un importante tejido industrial contribuiría a la creación de sindicatos, convirtiéndose La Coruña en un importante foco de sindicalismo. Tras la Guerra Civil, la ciudad experimenta un fuerte crecimiento demográfico que se plasma en la creación de barrios periféricos. Durante el siglo XX, La Coruña ha sabido renovarse manteniendo sus encantos. Este gran trabajo realizado y el cariño de los coruñeses por su ciudad la han convertido en una referencia para otras muchas poblaciones marítimas Villa eminentemente marinera, uno de sus más antiguos monumentos -no podía ser menos- es su faro , llamado de Hércules. Su más antiguo templo es el de Santiago, del siglo XII, que se hace acompañar por la Colegiata de Santa María, del siglo XVI, el Castillo de San Antón, del XVI, o las iglesias de San Jorge y san Nicolás, de los siglos XVII y XVIII, respectivamente.
Fruto de este tránsito, la ciudad va acrecentando su población durante toda la Baja Edad Media, así como el número y calidad de sus edificaciones. En la Edad Moderna, durante el reinado de Carlos V , se celebra en Coruña una importantísima sesión de Cortes, trasladadas desde la cercana Santiago, en las que el monarca solicita un servicio económico con el que conseguir su elección como Emperador. Conseguido esto, Carlos utiliza el puerto de la Coruña como punto de partida. La importancia de La Coruña en el siglo XVI viene refrendada, además, por dos hechos: ser lugar de acuñación de moneda , esto es, ceca -junto a ciudades como Valladolid, Burgos, Toledo, Segovia, Sevilla, Cuenca o Granada - y también de una Audiencia , tribunal superior de apelación. Además, cuando el comercio americano obligó a fundar una Casa de Contratación en Sevilla , puerto de enlace con las Indias occidentales, en 1503, comenzó a pensarse en la posibilidad de establecer en La Coruña una segunda Casa, esta vez dedicada al comercio con las Indias orientales, "segund e de la manera que está en la ciudad de Sevilla de las otras Indias antiguamente halladas". El proyecto recibió un gran impulso tras la vuelta, en 1522, de la expedición protagonizada por Magallanes y Elcano , que traen noticias acerca de la posibilidad comprobada de acceder directamente al lugar donde se producen las especias, las Molucas, sin pasar por territorio bajo control portugués.
Previendo la importancia de este comercio, el Concejo coruñés eleva un Memorial a Carlos V solicitando que su puerto centralice este nuevo tráfico mercantil, a lo que el monarca accede el 24 de diciembre de 1522 permitiendo la creación de una segunda Casa de Contratación. Puerto de salida "natural" hacia las Islas Británicas, no es de extrañar que la llamada Armada Invencible utilizara su puerto como escala hacia las Islas Británicas, en 1588. Y, en el mismo sentido, que fuera blanco de las represalias inglesas, cuando, al año siguiente, sufriera el ataque de Drake , repelido por los coruñeses con María Pita al frente. En los últimos años del siglo XVIII un grupo de empresarios catalanes se asienta en la ciudad, modernizando la industria naval y pesquera. La Coruña se convierte de nuevo en punto de referencia del comercio marítimo al abrirse nuevas líneas con América. Sin embargo, la actividad económica sufrió considerablemente debido a las guerras que asolaron el siglo XIX. A finales de la centuria se produce una importante recuperación económica, instalándose bancos e industrias en la ciudad. La creación de un importante tejido industrial contribuiría a la creación de sindicatos, convirtiéndose La Coruña en un importante foco de sindicalismo. Tras la Guerra Civil, la ciudad experimenta un fuerte crecimiento demográfico que se plasma en la creación de barrios periféricos. Durante el siglo XX, La Coruña ha sabido renovarse manteniendo sus encantos. Este gran trabajo realizado y el cariño de los coruñeses por su ciudad la han convertido en una referencia para otras muchas poblaciones marítimas Villa eminentemente marinera, uno de sus más antiguos monumentos -no podía ser menos- es su faro , llamado de Hércules. Su más antiguo templo es el de Santiago, del siglo XII, que se hace acompañar por la Colegiata de Santa María, del siglo XVI, el Castillo de San Antón, del XVI, o las iglesias de San Jorge y san Nicolás, de los siglos XVII y XVIII, respectivamente.