Escuela de Dresde
Desarrollo
Aunque habitualmente suela hablarse de la 'Escuela de Dresde', el término empleado por un buen número de especialistas, 'Círculo de Dresde', es quizá más adecuado, por cuanto el grupo de pintores caracterizados con esta denominación no llegó a formar un estilo propio, unido y homogéneo, del tipo del constituido por los nazarenos en Roma, por no abandonar el Romanticismo alemán , en el que se inscriben. De hecho, la discusión sobre los límites de una posible Escuela de Dresde afecta al concepto mismo de 'romántico', tal y como era entendido en los estados alemanes de comienzos del siglo XIX. En definitiva, el único elemento aglutinador cierto de estos artistas es la figura central de Caspar David Friedrich , cuya residencia en Dresde, así como las condiciones específicas de esta ciudad, justifican la atribución a un grupo determinado del nombre de la capital del estado de Sajonia. Cuando Friedrich se instala en Dresde en 1798, la ciudad, conocida como la 'Florencia alemana', era ya el centro del Romanticismo alemán. Allí encontró un círculo de individuos, intelectuales, profesores de universidad y artistas, que en parte desarrollaron y difundieron, y en parte encarnaron, los ideales románticos. Era un grupo de personas de las clases cultivadas que mantenían una relación estrecha con sus amigos de Jena, Berlín, Heidelberg, Hamburgo y Greifswald (localidad natal de Friedrich, en la que existía una pequeña pero activa universidad), con los que intercambiaban frecuentes visitas.
Esta fue la clase que sostuvo el Romanticismo en Alemania, que nunca fue un movimiento popular. Esto determinó que Friedrich fuera admirado por un pequeño círculo, y su fama sólo ocupara el segundo decenio de siglo, cuando sus obras eran adquiridas por el rey Federico Guillermo III de Prusia o el Zar Nicolás I. En el terreno puramente artístico, el corazón de Dresde era la Kunstakademie, la Academia de Bellas Artes, fundada en 1697. Dicha institución se hallaba dominada desde la segunda mitad del siglo XVIII por el academicismo y muy próxima a la pintura de historia idealizada. También era importante en la Academia el género del retrato burgués, cuyo representante destacado era Anton Graff. Poco antes del advenimiento de las nuevas teorías encarnadas por Friedrich, el exitoso miembro de la Academia Johann Christian Klengel fundó la tradición paisajística de Dresde, cuyos caracteres influirán en las primeras obras de Friedrich. Precisamente el paisajismo fue el elemento básico del movimiento romántico y el eje de la creación del círculo de Friedrich. Este impulso artístico en Dresde tuvo una primordial base literaria. La vinculación con los escritores se asentó ya en 1799 con la publicación de 'Die Gemälde' por Caroline y August Wilhelm Schlegel quienes, con sus escritos, ayudaron a elevar al cuadro más celebrado de la Gemäldegalerie de Dresde, la 'Madonna Sixtina' de Rafael a la categoría de objeto de culto estético.
Otros factores contribuyeron al desarrollo fructífero de la pintura en la capital sajona. Los más importantes eran la larga tradición de tolerancia y la cantidad de mecenas entendidos existentes; los estilos realistas de pintores como Bellotto, y, sobre todo, la presencia de la Gemäldegalerie, la cual, habiendo atraído artistas a la ciudad, les ofrecía modelos de la mayor calidad. ¿Cuáles eran las características de este círculo de artistas? La diversidad de estilos con que cada uno de ellos interpretaba la realidad, reduce al terreno de los conceptos la comunión de ideas que animaba y daba cohesión a este grupo, además de la poderosa figura de Friedrich. Sus características más destacadas son la veneración subjetiva de la naturaleza y un sentimiento irracional anti-clásico, desarrollado sobre una base de exacerbado patriotismo germánico principalmente fuera de la Academia, que cultivó asuntos mitológicos hasta bien entrado el siglo XIX. La pintura de paisaje recibió un particular énfasis, ya que la naturaleza fue el vehículo a través del que la filosofía natural romántica se podía expresar mejor. Sus más importantes representantes fueron, obviamente, Caspar David Friedrich, cuya presencia en la ciudad influyó a toda una generación, y el notable médico real y profesor de medicina, el pintor Carl Gustav Carus , quien desarrolló su labor en Dresde desde 1814. Otras eminentes figuras de este círculo fueron Ernst Ferdinand Oehme , Johan Christian Clausen Dahl y Georg Friedrich Kersting .
Fue Carl Gustav Carus, en sus 'Nueve cartas sobre la pintura de paisaje', quien con mayor precisión definió la concepción esencial de la naturaleza en su relación con el Arte, idea-eje de los autores antes citados. Según este artista, al contemplar el paisaje natural, el pintor no hace sólo un ejercicio estético, sino, de manera principal, una indagación mística. Dándose cuenta de sus limitaciones y su relativa insignificancia, el pintor debe experimentar un sentimiento similar a la intuición panteísta de que Dios está en todas las cosas, y que la complejidad del paisaje no es sino otro reflejo de su presencia. En consecuencia, la única gracia pictórica y espiritual puede venir de la disolución de la individualidad del artista en la infinitud de la naturaleza. Al suspender su individualidad, el pintor se pierde en el medio natural, pero el cuadro que crea lleva el testimonio claro de su perfección interna. La habrá capturado y llevado a la superficie de su consciencia. O sea, esta comunión con la naturaleza no es una pérdida real, sino un proceso de iniciación a través del cual el espíritu se torna accesible, por grados, a los sentidos corporales. El pintor podrá, finalmente, ver la unidad fundamental de la Creación en la obra que él ha creado. Por todo esto, los pintores de este movimiento consideraban tener la misión de desarrollar un nuevo tipo de paisaje, específicamente alemán, distinto de todas las otras escuelas europeas. En realidad, sólo Friedrich puede considerarse la encarnación plena de este ideario, pues la incidencia de otras influencias tendió a alterar o difuminar estas ideas en los demás pintores.
A partir de los años veinte, y hasta mediados de siglo, los nazarenos pasaron a desempeñar un importante papel en la Academia, y alcanzaron a gozar del favor de la Casa Real. Desde 1830 la moda de la pintura romántica fue desplazada por la de la Escuela de Düsseldorf con los nombramientos de Eduard Julius Friedrich Bendemann y Julius Hübner para la Academia. En lo que quedaba de siglo, la pintura de Dresde estuvo dominada por la pintura histórica de influencia nazarena. Tras la abortada revolución de 1849, el creciente provincialismo de la ciudad fue irreversible, con un dominio total de la cultura burguesa, ya apuntado durante la época de la Restauración por la corriente Biedermeier , con la que suele relacionarse a Kersting.
Esta fue la clase que sostuvo el Romanticismo en Alemania, que nunca fue un movimiento popular. Esto determinó que Friedrich fuera admirado por un pequeño círculo, y su fama sólo ocupara el segundo decenio de siglo, cuando sus obras eran adquiridas por el rey Federico Guillermo III de Prusia o el Zar Nicolás I. En el terreno puramente artístico, el corazón de Dresde era la Kunstakademie, la Academia de Bellas Artes, fundada en 1697. Dicha institución se hallaba dominada desde la segunda mitad del siglo XVIII por el academicismo y muy próxima a la pintura de historia idealizada. También era importante en la Academia el género del retrato burgués, cuyo representante destacado era Anton Graff. Poco antes del advenimiento de las nuevas teorías encarnadas por Friedrich, el exitoso miembro de la Academia Johann Christian Klengel fundó la tradición paisajística de Dresde, cuyos caracteres influirán en las primeras obras de Friedrich. Precisamente el paisajismo fue el elemento básico del movimiento romántico y el eje de la creación del círculo de Friedrich. Este impulso artístico en Dresde tuvo una primordial base literaria. La vinculación con los escritores se asentó ya en 1799 con la publicación de 'Die Gemälde' por Caroline y August Wilhelm Schlegel quienes, con sus escritos, ayudaron a elevar al cuadro más celebrado de la Gemäldegalerie de Dresde, la 'Madonna Sixtina' de Rafael a la categoría de objeto de culto estético.
Otros factores contribuyeron al desarrollo fructífero de la pintura en la capital sajona. Los más importantes eran la larga tradición de tolerancia y la cantidad de mecenas entendidos existentes; los estilos realistas de pintores como Bellotto, y, sobre todo, la presencia de la Gemäldegalerie, la cual, habiendo atraído artistas a la ciudad, les ofrecía modelos de la mayor calidad. ¿Cuáles eran las características de este círculo de artistas? La diversidad de estilos con que cada uno de ellos interpretaba la realidad, reduce al terreno de los conceptos la comunión de ideas que animaba y daba cohesión a este grupo, además de la poderosa figura de Friedrich. Sus características más destacadas son la veneración subjetiva de la naturaleza y un sentimiento irracional anti-clásico, desarrollado sobre una base de exacerbado patriotismo germánico principalmente fuera de la Academia, que cultivó asuntos mitológicos hasta bien entrado el siglo XIX. La pintura de paisaje recibió un particular énfasis, ya que la naturaleza fue el vehículo a través del que la filosofía natural romántica se podía expresar mejor. Sus más importantes representantes fueron, obviamente, Caspar David Friedrich, cuya presencia en la ciudad influyó a toda una generación, y el notable médico real y profesor de medicina, el pintor Carl Gustav Carus , quien desarrolló su labor en Dresde desde 1814. Otras eminentes figuras de este círculo fueron Ernst Ferdinand Oehme , Johan Christian Clausen Dahl y Georg Friedrich Kersting .
Fue Carl Gustav Carus, en sus 'Nueve cartas sobre la pintura de paisaje', quien con mayor precisión definió la concepción esencial de la naturaleza en su relación con el Arte, idea-eje de los autores antes citados. Según este artista, al contemplar el paisaje natural, el pintor no hace sólo un ejercicio estético, sino, de manera principal, una indagación mística. Dándose cuenta de sus limitaciones y su relativa insignificancia, el pintor debe experimentar un sentimiento similar a la intuición panteísta de que Dios está en todas las cosas, y que la complejidad del paisaje no es sino otro reflejo de su presencia. En consecuencia, la única gracia pictórica y espiritual puede venir de la disolución de la individualidad del artista en la infinitud de la naturaleza. Al suspender su individualidad, el pintor se pierde en el medio natural, pero el cuadro que crea lleva el testimonio claro de su perfección interna. La habrá capturado y llevado a la superficie de su consciencia. O sea, esta comunión con la naturaleza no es una pérdida real, sino un proceso de iniciación a través del cual el espíritu se torna accesible, por grados, a los sentidos corporales. El pintor podrá, finalmente, ver la unidad fundamental de la Creación en la obra que él ha creado. Por todo esto, los pintores de este movimiento consideraban tener la misión de desarrollar un nuevo tipo de paisaje, específicamente alemán, distinto de todas las otras escuelas europeas. En realidad, sólo Friedrich puede considerarse la encarnación plena de este ideario, pues la incidencia de otras influencias tendió a alterar o difuminar estas ideas en los demás pintores.
A partir de los años veinte, y hasta mediados de siglo, los nazarenos pasaron a desempeñar un importante papel en la Academia, y alcanzaron a gozar del favor de la Casa Real. Desde 1830 la moda de la pintura romántica fue desplazada por la de la Escuela de Düsseldorf con los nombramientos de Eduard Julius Friedrich Bendemann y Julius Hübner para la Academia. En lo que quedaba de siglo, la pintura de Dresde estuvo dominada por la pintura histórica de influencia nazarena. Tras la abortada revolución de 1849, el creciente provincialismo de la ciudad fue irreversible, con un dominio total de la cultura burguesa, ya apuntado durante la época de la Restauración por la corriente Biedermeier , con la que suele relacionarse a Kersting.