Monasterio de los Santos Julián y Basilisa de Samos

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Datos principales


Fecha

Siglo VI

Autor

AUTOR ANONIMO,Anonymous artist

Lugar

Samos

Localización

Samos, Lugo

Localización


Desarrollo


El monasterio de los Santos Julián y Basilisa es uno de los lugares más visitados del Camino jacobeo. De hecho, en su cementerio se encuentran enterrados varios peregrinos. Por otra parte, este cenobio ha pasado a la historia como uno de los lugares más influyentes de la región gallega. Su historia se remonta al siglo VI, fecha de su fundación bajo la regla de San Fructuoso. Su primera restauración tuvo lugar en tiempos de Fruela I y fue realizada por unos monjes procedentes del Monasterio Agaliense (Toledo). Alfonso II el Castro, hijo de Fruela I, fue internado desde pequeño en este monasterio, por lo que siempre mostró un apoyo incondicional hacia este centro. Durante el siglo IX fue lugar de acogida para muchos monjes procedentes de Al-Andalus, que huían ante la invasión árabe. El siglo X implica un cambio radical en la vida de este monasterio, al adoptar la regla de San Benito por iniciativa de Ordoño II, quien invita a unos monjes de San Juan de la Peña. Dos siglos después vuelve a experimentar un cambio en su concepción religiosa, al adherirse a la reforma de Clunny. Desde su fundación hasta este momento, este monasterio ejercía su jurisdicción sobre más de doscientas villas y quinientos lugares, por lo que era considerado uno de los centros culturales más importantes de la época. Sin embargo, esta etapa de esplendor llegó a su fin y el cenobio cayó en un largo periodo de abandono, llegando incluso a la exclaustración. A finales del siglo XIX los benedictinos volvieron a Samos. Entre sus habitantes ilustres se encuentra el padre Feijóo. En 1558 el edificio sufrió un aparatoso incendio que obligó a su reconstrucción, por lo que el aspecto de su fachada se identifica con los estilos renacentista y barroco. A esta época corresponde su iglesia, cuya planta es de cruz latina y se organiza en tres naves. En 1951 volvió a ser pasto de las llamas y tuvo que ser de nuevo restaurado. En la actualidad sigue siendo uno de los lugares más visitados gracias a la hospitalidad de sus monjes, que ofrecen al caminante todo tipo de facilidades.

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