Iglesia de San Felipe Neri
Localización
Desarrollo
El 15 de noviembre de 1867 se otorgó escritura de fundación de este colegio en las casas que para ello había adquirido en la calle Ancha D? Clara Cortés Jurado, y que había de regentar la Congregación de Madres Escolapias Hijas de María. Aceptada la fundación por la M. General de la Orden, se tomó posesión del edificio el 22 de marzo de 1871. Algunos años más tarde, en 1885 se finalizó la obra de la iglesia que fue inaugurada solemnemente el 26 de diciembre de dicho año. A principios del siglo pasado la fundación escolapia lucentina se trasladó a Cabra , donde subiste, encomendándose el colegio a la Congregación de MM. Felipenses. En la actualidad es la sede de la Cofradía del Sagrado Encuentro. En lo externo, la fachada de este templo es de una gran sobriedad, recurriéndose a un gran paramento rectangular de ladrillo, coronado por un frontón recto y partido, sobre tacos en cuyo centro se alza la espadaña, de un solo cuerpo y con dos huecos para campañas. Adosada al muro exterior se encuentra la portada, de piedra y también de un solo cuerpo, con arco de medio punto, rematada por frontón partido que, en su centro, ostenta el emblema petro, timbrado con corona de la Congregación Escolapia. Sobre la portada un gran óculo permite la iluminación del coro. Interiormente es un templo de sentido longitudinal, cubierto con bóveda de medio cañón, presentando en sus paramentos algunas hornacinas sin retablos, excepto el muro de la cabecera, donde se sitúa el retablo mayor.
Éste es de madera dorada. Procedía originariamente de la desaparecida iglesia conventual de Santa Ana, siendo trasladado a la iglesia de San Martín, donde ocupó la capilla de los pies de aquel templo, en el lado del evangelio, siendo posteriormente cedido para el destino actual. Se organiza en dos cuerpos: el principal, sobre un estrecho banco en que se incluye el sagrario, dividido en tres calles marcadas por columnas salomónicas sobre ménsulas rematadas por capiteles corintios; la calle central se prolonga hasta el ático, mostrando sucesivamente un manifestador, una hornacina con arco de medio punto ocupada por una Dolorosa de influjo granadino, genuflexo y de vestir, tal vez procedente de un grupo escultórico más amplio, y el coronamiento propiamente dicho, con un lienzo representando un Calvario de afortunada factura, entre pilastras y rematado por un frontón curvo. Las calles laterales presentan dos magníficas tablas de pintura representando a Santo Tomás de Aquino y a San Buenaventura. Se prolongan estas calles por medio de dos pequeños tondos, enmarcados en dos raros marcos coronados por angelillos, con las cabezas de San Pedro y San Pablo. Completan el tránsito del principal el ático, dos imágenes de talla y pequeño tamaño que prolongan las salomónicas de la calle central. Fechable en torno a 1700, no parece ajena su traza al lucentino Leonardo Antonio de Castro , a quien se pueden atribuir las pinturas, muy semejantes a las que ocupan el coronamiento del retablo mayor de San Francisco de Asís.
Éste es de madera dorada. Procedía originariamente de la desaparecida iglesia conventual de Santa Ana, siendo trasladado a la iglesia de San Martín, donde ocupó la capilla de los pies de aquel templo, en el lado del evangelio, siendo posteriormente cedido para el destino actual. Se organiza en dos cuerpos: el principal, sobre un estrecho banco en que se incluye el sagrario, dividido en tres calles marcadas por columnas salomónicas sobre ménsulas rematadas por capiteles corintios; la calle central se prolonga hasta el ático, mostrando sucesivamente un manifestador, una hornacina con arco de medio punto ocupada por una Dolorosa de influjo granadino, genuflexo y de vestir, tal vez procedente de un grupo escultórico más amplio, y el coronamiento propiamente dicho, con un lienzo representando un Calvario de afortunada factura, entre pilastras y rematado por un frontón curvo. Las calles laterales presentan dos magníficas tablas de pintura representando a Santo Tomás de Aquino y a San Buenaventura. Se prolongan estas calles por medio de dos pequeños tondos, enmarcados en dos raros marcos coronados por angelillos, con las cabezas de San Pedro y San Pablo. Completan el tránsito del principal el ático, dos imágenes de talla y pequeño tamaño que prolongan las salomónicas de la calle central. Fechable en torno a 1700, no parece ajena su traza al lucentino Leonardo Antonio de Castro , a quien se pueden atribuir las pinturas, muy semejantes a las que ocupan el coronamiento del retablo mayor de San Francisco de Asís.