Capilla Sixtina

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Datos principales


Fecha

1512

Autor

Michelangelo Buonarroti

Lugar

Roma

Localización

Roma, Italia

Localización


Desarrollo


La Capilla Sixtina fue levantada durante el pontificado de Sixto IV (1471-1484) de donde recibe su nombre. Tenía dos funciones: religiosa como Capilla Palatina y defensiva como puesto avanzado fortificado del conjunto de edificios colocados alrededor del patio del Papagayo que constituían el núcleo más antiguo de los palacios apostólicos. Fue erigida en el lugar que se levantaba la "Capilla Magna" del palacio construido por Nicolás III. El edificio actual comprende un sótano, un entresuelo y la capilla, encima de la cual se extiende una espaciosa buhardilla. La capilla tiene planta rectángular, sin ábside, midiendo 40´94 m. de largo por 13´41 m. de ancho siendo su altura de 20´70 m.; está cubierta por una bóveda de cañón truncada con bovedillas laterales que corresponden a las ventanas que iluminan la estancia. En un principio estuvo dedicado a la celebración de ceremonias solemnes y cónclaves que tuvieron relevancia, aunque su mayor importancia y fama viene dada por la magnitud de los frescos que posee. La mayoría de las pinturas son de Miguel Ángel aunque existe la participación de otros grandes artistas que se encuentran en escenas de los laterales de la nave. Si partimos del altar y nos dirigimos por el lado izquierdo, nos encontramos en primer término con el Bautizo de Jesús realizado por Pinturicchio o el Perugino; Las tentaciones de Jesucristo de Botticelli.

Posteriormente, con Las vocaciones de los Apóstoles, obra de Ghirlandaio; El discurso de la montaña, de Rosselli; La entrega de las llaves de San Pedro, del Perugino y, en el sexto y último recuadro, la Última Cena, realizada por Rosselli. En la pared contraria, en dirección al altar, podemos apreciar La muerte de Moisés, obra de Signorelli; El castigo de Cores, de Botticelli; Episodios de la vida de Moisés y El paso del Mar Rojo hechos por Rosselli; Moisés y las hijas de Jetro, que es obra de Botticelli y en último lugar en nuestra descripción, pero no realmente en la ubicación histórica de la capilla, El Viaje de Moisés a Egipto de Pinturicchio y el Perugino. En la parte frontal de la Capilla, en la pared del altar, se encuentra la representación del Juicio Final, obra que Miguel Ángel realizó una vez terminada la decoración de la bóveda entre 1536 y 1545. La escena está dominada por Cristo, que se encuentra en actitud de juzgar con su brazo levantado. Todos los personajes de la obra parecen estar envueltos por un ambiente apocalíptico, que es penetrado por el dramatismo de la muerte y la vida. Cuando Julio II accedió al trono papal en 1503 decidió enriquecer la decoración de la bóveda, encargando seis años más tarde los trabajos a Miguel Ángel quien empleó tres años en la realización. Buonarroti elaboró en tres periodos sus frescos; el primero entre enero y septiembre de 1509; el segundo entre septiembre de 1509 y septiembre de 1510; y el tercero y último entre enero y agosto de 1511.

Trabajaría sólo, sin ninguna colaboración de ayudantes, sin permitir ningún acceso a la capilla durante su labor. Parece ser que Julio II había pensado en una serie de doce Apóstoles como temática de la bóveda pero fue cambiada para representar diversos asuntos del Antiguo Testamento junto a una serie de sibilas y profetas que hablaron de la llegada de Cristo. En los lunetos sobre las ventanas y en los triángulos por encima de éstos se situarían los antepasados de Cristo mientras en las pechinas de la bóveda se narrarían cuatro historias de la salvación del pueblo de Israel. La bóveda fue dividida en nueve compartimentos que narrando una escena bíblica cada uno, alternando grandes espacios con otros más menudos que se acompañan de ignudis, jóvenes desnudos en sintonía con la estatuaria clásica. La Creación de la Luz, la Creación de las plantas y los astros, la Creación del mundo, la Creación de Adán, la Creación de Eva, el Pecado Original y la Expulsión del Paraíso, el Sacrificio de Noé, el Diluvio Universal y la Embriaguez de Noé son las diferentes escenas que van de pared a pared de la bóveda, distribuidos en una decoración arquitectónica de pilastras y entablamentos fingida. Miguel Ángel siguió de esta manera las bóvedas de los monumentos romanos, cubriendo con su pintura todo el espacio, tratando de engañar al espectador.

Los trabajos se iniciaron desde el muro situado frente al altar mayor que más tarde sería decorado con el Juicio, apreciándose en el sentido inverso al que aparecen en el Génesis. Esto ha sido interpretado por algunos especialistas como el retorno del alma hacia Dios, relacionándose con la filosofía neoplatónica que Buonarroti conoció en el palacio de los Medici. El programa iconográfico que observamos en la decoración no surgió del pintor ya que debió ser consensuado con el pontífice y asesorado por alguna autoridad teológica, sometiéndose de nuevo a la aprobación definitiva del papa. El resultado es una de las obras maestras de la pintura, recientemente restaurada y limpiada para ofrecer a los espectadores la maravilla y la fuerza del color en la obra de Miguel Ángel, sin olvidar su admiración por la anatomía humana desnuda presente en todo el proyecto.

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