Batería de Coll de Ladrones en Canfranc, Huesca
Localización
Desarrollo
Enclavada en el monte de "Cod de Ladrones", esta batería o fuerte surge por necesidades defensivas a mediados del siglo XVIII, ante el deterioro de los castillos de Candanchú y Canfranc y de la torre de la Espelunca. Los planos se deben a Juan Martínez Zemeño. En enero de 1751, este ingeniero militar presentaba la primera propuesta para construir el fuerte y las torres de fusilería de Ansó, Hecho y Santa Elena de Biescas. Tras ser aprobados los trabajos, en 1758 se concluían. Este edificio tenía planta de herradura y el cuerpo central presentaba siete bóvedas cubiertas. A pesar del fin para el que se había previsto, fue un fracaso absoluto. La construcción resultó pésima y la filtraciones eran continuas. El diseño hubiera sido perfecto para el clima mediterráneo, pero no para el valle de Canfranc . En 1777 su estado ya era de abandono. Llegado el siglo XIX y tras la invasión napoleónica, el Estado español de nuevo volvió a pensar en las necesidades defensivas de esta zona. Así, se procedió a la construcción de un nuevo fuerte en "Col de Ladrones". Se diseñaron dos torres, una de las cuales todavía continúa en pie. Otra modificación que se realizó en el edificio afectó a su nombre, que pasó a llamarse "Coll" en vez de "Cod". Para hacer realidad el nuevo fuerte hubo que sacrificar el anterior, y de éste tan sólo se aprovechó la muralla septentrional. En la actualidad constituye un interesante ejemplo de arquitectura militar moderna y adaptada a la montaña. Hoy, pertenece a manos privadas, tras ser subastado por Defensa en 1990, y se encuentra en estado de abandono.