Basílica del Pilar en Zaragoza
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Datos principales
Fecha
Siglos XVII-XVIII
Autor
Lugar
Localización
Zaragoza
Localización
Desarrollo
Cuenta la tradición que la Virgen María -antes de subir a los cielos, cuando todavía vivía en Jerusalén- se trasladó a Zaragoza para consolar al apóstol Santiago, que estaba predicando en compañía de unos fieles a orillas del Ebro. La Virgen se le apareció sobre una columna que trajo la propia madre de Dios para construir sobre ella la primera capilla que se convertiría el primer templo mariano de la Cristiandad. La tradición sitúa estos hechos en la noche del 2 de enero del año 40. Y a orillas del Ebro sigue ubicándose el edificio emblema de la ciudad de Zaragoza: la Basílica del Pilar. En este lugar existía un templo construido en estilo gótico que reemplazó a una iglesia románica anterior destruida en un incendio. Las trazas del nuevo templo las dio en 1681 Felipe Sánchez, revisadas por Herrera, el Mozo, arquitecto de Carlos II , terminándose a principios del siglo XVIII la construcción de las naves, colocándose el retablo mayor y el coro procedentes de la iglesia anterior. En 1750 Ventura Rodríguez interviene en las obras y realiza importante modificaciones, renovando la decoración interior y diseñando la Santa Capilla y el Coreto, al tiempo que cambia el trazado exterior añadiendo ocho cúpulas a la central -que se había pensado como única- y cuatro torres en las esquinas -concluidas a mediados del siglo XX-, configurando un edificio reconocible desde todos los puntos de la ciudad; edificio de singulares características por el empleo de ladrillo en su construcción -en sintonía con las obras mudéjares y renacentistas de Zaragoza-, la policromía de las tejas de sus cúpulas y el aspecto bizantino de la estructura que recubre el templo. El espacio interior de la Basílica gira alrededor de la sagrada columna de la Virgen, creándose una insuperable sensación de serena belleza y grandiosidad. Presenta planta de salón con tres naves de igual altura, animados sus muros por los motivos clasicistas diseñados por Ventura Rodríguez. La decoración de las cúpulas corrió a cargo de los mejores pintores de la época como Antonio González Velázquez , Francisco y Ramón Bayeu y un joven Francisco de Goya .