Tinta china
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Desarrollo
El empleo de la tinta en China se conoce desde el siglo III a.C., con la dinastía Han, cuando se delimitaron sus funciones y sus temas. Se ejecuta normalmente sobre papel o sobre seda, lo cual apenas varía el tiempo de secado o la forma de fijarla, puesto que ambos soportes tienen las cualidades requeridas.La tinta china suele parecer a la vista de los occidentales monocroma, negra o gradada en grises, pero no es así. Sin embargo, en determinados autores la sutileza de colores y matices es tal que pasa por monocroma para un profano. La policromía de la tinta china sólo puede ser disfrutada plenamente por un ojo realmente entrenado en la pintura china.La técnica con que se ejecuta la tinta china exige precisión, espontaneidad y cálculo, puesto que no es posible corregirla ni repintarla. Un buen pintor chino tarda toda su vida en formarse y adquirir la soltura necesaria para llevar a cabo una obra maestra. Por ello, los pintores chinos solían provenir de familias de clase muy alta, o de prestigiosos monasterios, en cuyos círculos se consideraba la pintura y la poesía como la más alta dignidad.Es por ello que los elementos necesarios para realizar un trabajo en tinta china se consideran como "Los Cuatro Tesoros de la Cámara del Letrado": el pincel, la tinta, el tintero y el soporte. Estos cuatro materiales se han de complementar necesariamente con seis aptitudes del pintor, como el impulso, el espíritu, etc.Los pinceles para tinta china tienen un vástago de bambú muy ligero, que permite el movimiento espontáneo de la mano sin coartar el impulso del artista.
Tienen un núcleo esponjoso que absorbe la tinta, rodeado por unas cerdas largas y sedosas que esparcen el pigmento.La tinta es de carbón vegetal, bien sea en barra o bien fundida en molde. Y como los buenos vinos, se aprecia enormemente su calidad de añeja, que es lo que permite mayor variedad en los matices.El tintero es el lugar donde la tinta se deslíe con agua, en la concentración deseada. Este tintero es una piedra rodada y lavada durante años en el fondo de un lago con mucho limo. Ha de ser piedra porosa para que atrape la mezcla de tinta y agua.Por último, el soporte como ya se ha mencionado, es de papel o de seda. Las cualidades que los destacan son su lustrosidad, su flexibilidad y su impermeabilidad.Los formatos más habituales son narrativos y decorativos. Los narrativos permiten una escena minuciosa en la cual la mirada avanza como durante un recorrido, y en el cual es muy importante el sentido del transcurso del tiempo. Los formatos narrativos por excelencia son dos: el rollo vertical, en papel o seda, que se pega sobre un soporte más rígido y pende de un vástago de madera. Se desenrolla y expone sólo en fechas muy especiales, en habitaciones especiales, y para invitados especiales. El rollo horizontal es mucho más narrativo todavía; se contempla en privado y se va desenrollando poco a poco, ante la mirada del espectador que avanza en su lectura.Los formatos decorativos se emplean para adornar estancias, son más pequeños y los asuntos que tratan son más ingenuos así como más coloridos. También se trata de dos formatos: el de abanico, el más vistoso, y el de sello u hoja de álbum, que es cuadrado con las esquinas redondeadas.
Tienen un núcleo esponjoso que absorbe la tinta, rodeado por unas cerdas largas y sedosas que esparcen el pigmento.La tinta es de carbón vegetal, bien sea en barra o bien fundida en molde. Y como los buenos vinos, se aprecia enormemente su calidad de añeja, que es lo que permite mayor variedad en los matices.El tintero es el lugar donde la tinta se deslíe con agua, en la concentración deseada. Este tintero es una piedra rodada y lavada durante años en el fondo de un lago con mucho limo. Ha de ser piedra porosa para que atrape la mezcla de tinta y agua.Por último, el soporte como ya se ha mencionado, es de papel o de seda. Las cualidades que los destacan son su lustrosidad, su flexibilidad y su impermeabilidad.Los formatos más habituales son narrativos y decorativos. Los narrativos permiten una escena minuciosa en la cual la mirada avanza como durante un recorrido, y en el cual es muy importante el sentido del transcurso del tiempo. Los formatos narrativos por excelencia son dos: el rollo vertical, en papel o seda, que se pega sobre un soporte más rígido y pende de un vástago de madera. Se desenrolla y expone sólo en fechas muy especiales, en habitaciones especiales, y para invitados especiales. El rollo horizontal es mucho más narrativo todavía; se contempla en privado y se va desenrollando poco a poco, ante la mirada del espectador que avanza en su lectura.Los formatos decorativos se emplean para adornar estancias, son más pequeños y los asuntos que tratan son más ingenuos así como más coloridos. También se trata de dos formatos: el de abanico, el más vistoso, y el de sello u hoja de álbum, que es cuadrado con las esquinas redondeadas.